
Asaltos, bloqueos, secuestros, tiroteos y muerte son las palabras con las que los regiomontanos conviven diariamente. La inseguridad se ha vuelto parte de la rutina en la urbe y sus efectos ya no sólo se sienten en las calles, también al interior de cada hogar.
Los hechos violentos que se han registrado en la entidad además de aisalar a sus habitantes, los han vuelto más infelices, así quedó demostrado en la más reciente investigación realizada por el Centro de Estudios sobre Bienestar de la UDEM, que descubrió que de 2003 a 2011 el indicador de felicidad de los regiomontanos cayó cinco punto porcentuales.
En 2003, año en el que se midió por primera vez este índice, se encontró que los regiomontanos eran “extremadamente felices” al autocalificarse con un promedio de 9.1 en una escala del uno al 10.
Cuatro años más tarde, National Geographic reforzó el resultado de la investigación, al catalogar a Monterrey como una de las cuatro ciudades en el mundo en donde la gente era más feliz.
Sin embargo, a tan sólo cinco años de aquella honrosa distinción, la situación en la urbe cambió completamente. Los hechos violentos destruyeron el ambiente de tranquilidad y de la noche a la mañana los habitantes del área metropolitana se percibieron inseguros, afectando su índice de felicidad.
Sin embargo, a tan sólo cinco años de aquella honrosa distinción, la situación en la urbe cambió completamente. Los hechos violentos destruyeron el ambiente de tranquilidad y de la noche a la mañana los habitantes del área metropolitana se percibieron inseguros, afectando su índice de felicidad.
“Las cosas nos cambiaron aquí, en las noticias locales empezamos a escuchar palabras como balaceras, ejecuciones, bloqueos, mantas, asaltos y de pronto nuestros hijos estaban haciendo simulacros contra balaceras. Nuestros amigos, principalmente los extranjeros, se fueron de la ciudad, empezamos a vivir con miedo, empezamos a sentirnos poco seguros y la verdad es que la vida como la conocíamos en Monterrey cambió”, indicó Nicole Fuentes, autora de la investigación.
El más reciente estudio realizado en noviembre a 600 personas, mayores de 18 años y de todos los municipios del área metropolitana arrojó que el índice de felicidad se encuentra actualmente en 8.6 por ciento a consecuencia del temor.
La investigación descubrió que existe una situación de miedo generalizada, pues más de la midad de los encuestados considera que su posibilidad de ser víctima de algún crimen es igual o mayor al 50 por ciento, estas personas perciben que la inseguridad afecta su felicidad, calidad de vida y ansiedad.
Sin embargo, el estudio también comprobó que la percepción de los regiomontanos sobre algunos crímenes está sobrevalorado, como el de ser asesinado, delito que de acuerdo al estudio está sobrestimado mil veces, lo que significa que su incidencia no es tan alta como la gente lo considera.
“Comprobamos la probabilidad real de ser asesiandos en base a los datos de la Procuraduría y lo comprobamos contra la probabilidad que estiman las personas de ser asesinadas y el resultado es sorprendente porque la gente estima una probabilidad mil veces más grande que la probabilidad real”, indicó Nicole Fuentes.
Y es que esta percepción de miedo e inseguridad es el resultado de las señales de desorden público que existen en el entorno urbano como vidrios rotos, grafitis, falta de alumbrado, basura y jóvenes en las calles.
“La gente que más señales observan tienen más miedo, creen que es más probable que algo les pase, sienten más ansiedad por el tema de inseguridad y además se sienten menos inseguros caminando por las calles”, comentó la también profesora de la UDEM.
Los cambios de conducta fue otro resultado que arrojó la investigación, “los regiomontanos han dejado de viajar en carretera a Estados Unidos, han dejado de salir en la noche, han limitado permisos de salir de sus hijos, han adquirido medidas de seguridad en casa y avisan frecuente su ubicación”, indica el estudio, que agrega que la familia, el trabajo y Dios han ganado importancia entre los valores de los regios.
Pero a pesar de las adversidades, los habitantes de Monterrey parecen estar ingresando a un proceso de adaptación del nuevo modelo de vida, por lo que no es de sorprenderse que aún con la crisis de inseguridad y la caída en el índice de felicidad, el 45 por ciento de los regiomontanos aún se consideran “muy felices”.
“Los regiomontanos han encontrado la forma de mantenerse felices y satisfechos con su vida, a pesar del ambiente de inseguridad, en parte por ser mexicanos, porque los mexicanos son personas muy felices”, señaló la autora del estudio.
Nuevo León atraviesa por un profundo bache de inseguridad, pero aún con todo en contra, la unidos entre gobierno, medios de comunicación, empresas y ciudadanos podrían levantar victoriosos a la entidad y algún día regresarle la felicidad a aquellos ciudadanos cuyo rostro ya no muestra una sonrisa.