Laura López Estrada podría considerarse afortunada entre los desafortunados. Su historia con la empresa Autofin se resume a la pérdida de su enganche de 2 mil pesos en sólo 15 días, una cantidad pequeña si se compara con la de otros afectados.
En mayo del 2010, esta vecina de la colona Loma Linda de Monterrey pasaba por momentos críticos en su hogar, pues había deudas que pagar y no se contaba con los recursos para hacerlo. Fue en ese momento cuando un volante de la compañía financiera llegó a sus manos y no tardó en solicitar sus servicios.
Laura necesitaba desesperadamente el dinero por lo que los primeros días de mayo de 2010 decidió pedir un préstamo a Autofin Auto de Monterrey con el fin pagar los pendientes.
La respuesta a su petición fue positiva, rápida y sencilla. El vendedor que la atendió le aseguró que en cerca de 15 días un cheque con los 12 mil pesos solicitados se le estaría entregando, sin ningún inconveniente.
“Le pregunté al que me atendió que cómo era el sistema y él me dice que están a punto de entregar cheques, el día 15 o 19 de mayo de 2010 y me dice que es seguro que me van a dar ese préstamo. Me dijo que no habría ningún problema”, comentó. Pero siendo Laura una vendedora, no se dejó convencer tan fácilmente, su olfato le decía que era necesario aclarar algunas dudas, por lo que inmediatamente cuestionó otros aspectos con el fin de disipar confusiones; sin embargo, la respuesta fue la misma: era seguro que ella obtendría el préstamo.
“No me explicaron nada. Nada más me dijeron que para tal fecha se iban a entregar cheques y que era seguro que yo iba a salir, muy seguro. Pedí que me dijeran si era por sorteo para yo tener una idea y decidir mejor, pero me dijeron que no, que nada más los carros y las casas se sorteaban, pero no el dinero”, mencionó.
La necesidad y la confianza en el vendedor influyeron para que López Estrada firmara el contrato, acción de la que se arrepentiría días más tarde.
La fecha esperada llegó, pero no así el anhelado cheque, lo que obligó a que esta cliente se comunicara a Autofin para preguntar qué había pasado con su préstamo; sin embargo, no logró encontrar respuesta de lo sucedido debido a que el vendedor se ocultó y no quiso dar la cara, indicó Laura.
“El vendedor me dijo: háblame para tal fecha porque ya debe de estar listo tu cheque. Le hablo por teléfono y él me dice que no salí sorteada y fue cuando yo le dije que así no me habían explicado las cosas”.
Fue en ese momento cuando le explicaron la realidad de su situación: López Estrada, al igual que José, debía de entrar a un sorteo y ser seleccionada para hacerse acreedora del préstamo.
Dichas palabras la indignaron, sobre todo porque ella había pedido al vendedor que le asegurara que su préstamo iba a ser deliberado a mediados de mayo, siendo su respuesta el principal motivo que la llevó a firmar el contrato sin leerlo, mencionó la afectada al gerente de la sucursal.
“Pero el empleado me engañó, el empleado me dijo que para tal fecha tenía el dinero. Inclusive me dijo que le hablara, pero ya ni me contestaba las llamadas y lo peor es que lo hacen con mucha gente. Si me hubieran explicado todo, que tenía que entrar a un sorteo, que si me quisiera retirar se me va a quitar todo, pues bueno uno ya lo piensa y yo sobre mi riesgo firmo, pero no te mienten diciendo que si desistes te van a entregar todo y que no entras a sorteo”, comentó.
La falta de honestidad y el uso de métodos engañosos por parte de los empleados de la financiera la orillaron a pedir que su dinero fuera devuelto íntegramente, tal y como se lo prometieron en un inicio, pero su sorpresa fue mayor cuando el personal de Autofin le explicó que eso no era posible, ya que las cláusulas del contrato no lo permiten.
“El gerente le explicó que era una penalización porque ella estaba desistiendo, que tenía que seguir pagando mensualidades hasta que te tocara. Le dije que entonces no tenía caso que yo les estuviera solicitando un préstamo si va a ser mi propio dinero, es como si yo lo hubiera ahorrado, no tenía sentido”, indicó la afectada.
Llena de impotencia, Laura López se dirigió a Profeco con la esperanza de recuperar por lo menos el 50 por ciento de la cantidad dada.
La queja fue interpuesta ante la dependencia, quien dio el fallo a favor de la empresa financiera argumentando que Autofin actúa legalmente, pues la firma de los clientes los faculta para realizar los cobros necesarios indicados en las cláusulas del contrato.
“Ellos no son buenos vendiendo, son buenos engañando porque esa es una manera de engañar a la gente y aprovecharse de sus necesidades económicas”, es la forma en la que Laura López Estrada describe la actitud de los trabajadores de Autofin.
Esta experiencia le deja a Laura una lección: leer antes de firmar cualquier documento. v