El remo no suele ser un deporte muy popular dentro del gusto del público.
Pero desde hace un par de semanas, el nombre de una joven regiomontana estudiante de la UANL ha hecho que esta actividad reciba más atención, sobre todo desde que consiguió su boleto para los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Se trata de Kenia Lechuga, una joven de 21 años originaria de Santiago, Nuevo León, quien desde que cambió el remar en la presa de La Boca a algo más profesional, su carrera ha ido en constante ascenso.
El esfuerzo y dedicación que le ha dado al deporte que se convirtió en su estilo de vida la puso dentro de la máxima competencia olímpica el pasado 24 de marzo, cuando quedó en tercer lugar en la Regata de Clasificación Latinoamericana, celebrada en Valparaíso, Chile.
Lejos de sentirse nerviosa porque el calendario marque 5 de agosto, la deportista está llena de felicidad por sus logros, misma que demuestra con sus constantes risas al relatar su camino dentro del deporte.
“Estoy súper contenta porque es un logro que no pensé que llegara tan rápido, la verdad”, admitió, “pero es algo muy gratificante… todo el esfuerzo tuvo su recompensa final”.
Para Kenia apenas viene lo difícil, pues el trabajo duro y la concentración serán parte de su rutina diaria para así tener un desempeño óptimo dentro de la máxima competencia olímpica.
“Haré lo que esté en mis manos para hacer el mejor papel”.
Y mientras se llega la cita en los Juegos, la deportista competirá en la Copa del Mundo de Lucerna, Suiza, el próximo 7 de mayo.
SU HISTORIA DENTRO DEL DEPORTE
Kenia Vanessa Lechuga Alanís tiene 21 años y es originaria del municipio de Santiago, Nuevo León. Ahí vivió por años con sus papás y sus dos hermanas, una mayor y otra menor.
Su vida solía ser tranquila y pasaba el tiempo con su familia. El remo no formaba parte de su vida en la infancia, pero al vivir tan cerca de la presa de La Boca conocía el canotaje.
Hasta que un día, a la edad de 13 años, la presidenta del Club Deportivo de Santiago la invitó a practicar remo.
“En ese tiempo estudiaba la secundaria y me pareció algo divertido, y como otras compañeras se animaron a entrar, pues dije, ‘va’”, recordó.
Su rendimiento fue tal que fue reclutada por el INDE para formar parte del equipo de remo y representar a Nuevo León. Lejos estaba la idea de que representaría a México en unos Juegos Olímpicos.
“Al principio yo lo que sabía que existía era la Olimpiada Nacional, competíamos cada año. Cuando empecé creo que quedé en tercer lugar, entonces empecé a meterme de lleno y me dije ‘quiero ganar una medalla de oro en la Olimpiada Nacional, y pude lograrlo”, mencionó.
Tras alcanzar su meta, Kenia pensó que ahí terminaría todo y que no llegaría más lejos con los remos, hasta que le informaron sobre la Selección Nacional de Remo.
“Me trajeron a las evaluaciones nacionales, me fue yendo un poquito bien y ya me llamaron a entrenar a la Selección Nacional y a quedarme en la Ciudad de México”.
Su camino hacia los Juegos Olímpicos no fue sencillo, pero sí muy gratificante.
En resumen, su primer paso “fueron las evaluaciones nacionales, donde me posicioné en primer lugar, ya después fue el Preolímpico, donde son más o menos tres días de competencia: el eliminatorio, semifinal y final.
“En la eliminatoria quedé en primer lugar, en semis igual y en la final en tercero”, comentó.
Desde noviembre de 2015, Kenia dejó el INDE para integrarse al equipo de la Secretaría de Marina, del cual no es miembro activo.
LA RECOMPENSA DEL ESFUERZO
Un día normal en la vida de Kenia comienza desde las 6:30 de la mañana. Sus horarios están bien establecidos.
“Desayuno a las 7 de la mañana; entreno de 8 a 11 más o menos; como a la 1 de la tarde y regresamos a entrenar a las 3:30 hasta las 6:30 o 7 de la noche. Regreso a Conade, hago poquita tarea y a dormir”, resumió.
El deporte le demanda disciplina y entrega, por lo que debe llevar un estilo de vida lo más saludable posible.
Reveló que cuando sale “debo cuidar mi alimentación”, aunque reconoce que de repente se da sus “gustillos”. “Como el sushi, como ahorita”, confesó antes de soltar una sonora carcajada.
¿Fiestas y develadas? Están fuera.
“No estoy acostumbrada a desvelarme ni a tomar ni esas cosas, disfruto mi vida de otra forma, viajando o con la adrenalina que me dejan las competencias”.
Además de la gran oportunidad de participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, entre las satisfacciones que más le ha dejado a Kenia su carrera, son los constantes viajes que realiza para competir.
“He conocido países que jamás pensé que llegaría a estar, como Holanda, Bulgaria, Austria, España, Italia, Francia; he conocido a muchos amigos de otras partes del país, personas muy padres”, señaló.
Y a quien no puede evitar sacar a relucir en la conversación es a su novio, el también remero Juan Carlos Cabrera, a quien conoció dentro de la Selección Nacional y quien también participará en la máxima competencia olímpica, por lo que su participación en Río 2016 le da felicidad al doble.
“Entrenamos juntos y nos motivamos. Cuando alguna vez quiere hacer algo que no debe, le digo que no. Hay apoyo mutuo y enojos mutuos, es muy padre”, confesó entre risas.
SU FUTURO EN EL REMO
Además de su vida como atleta, Kenia es una dedicada estudiante; actualmente está estudiando una licenciatura en la Facultad de Organización Deportiva, en la UANL y le falta un año para terminar, y ya tiene los ojos en una Maestría en Alto Rendimiento.
Gran parte de su carrera ha tenido que estudiar en línea para poder dedicarse por completo a sus entrenamientos con la Selección Nacional.
Estar en la Ciudad de México, lejos de su familia, le ha resultado difícil, “sobre todo por el tráfico”, bromeó. Pero son estos retos lo que la motivan a continuar para ser cada vez mejor atleta.
El deporte la apasiona de tal manera que ya no se imagina sin los entrenamientos, aunque su vida estuvo a punto de tomar otro rumbo.
“Me llamaba un poquito la atención estudiar medicina, pero presenté como dos o tres veces y no pasé y dije: ‘no, pues mejor me dedico al deporte’”, dijo antes de que su risa interrumpiera su historia.
Aunque apenas inicia su carrera dentro del remo, Kenia ya tiene planeado qué va a hacer cuando deje de competir: quiere ser entrenadora.
Entre tanto, la atleta está concentrada en hacer un buen papel en los JO, y así convertirse en un referente y “embajadora” del remo en el país.
“Me gustaría dar más a conocer lo que es el remo, que muchísimos no tienen idea de lo que significa, y pues para que más gente se anime a practicar este deporte y crezca más en México porque falta mucha gente”, indicó.