Los daños colaterales de la guerra contra el crimen ha tocado tres veces a la Universidad Autónoma de Nuevo León en un lapso de apenas siete meses.
La primera víctima fue Lucila Quintanilla Ocañas, de la Facultad de Artes Visuales, quien murió de manera instantánea en plena Plaza Comercial Morelos en el centro de la ciudad, cuando sujetos armados perseguían a un celador del Penal del Topo Chico el 6 de octubre de 2010.
A cinco meses de distancia, el 10 de marzo de 2011, Raúl Javier Villarreal Martínez, matriculado en la Facultad de Arquitectura, se convirtió en el segundo estudiante de la Máxima Casa de Estudios en perder la vida al ser alcanzado por una bala perdida.
La tercera víctima es Gabriela Pineda Aguilar, de 22 años de edad, alumna de noveno semestre de la Facultad de Psicología, murió atropellada por la patrulla 383 de la Policía Regia que era manejada por Nicolás Álvarez Romero, elemento que minutos antes fue rafagueado y ejecutado a bordo de la misma en la colonia Mitras Centro, en Monterrey.
El 19 de marzo de año pasado, dos alumnos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) fallecieron durante un tiroteo entre soldados y hombres armados, presuntamente los tiros que cortaron la vida de los jóvenes en la parte frontal del campus fueron accionados por militares. Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo tenían excelencia académica.
Otro caso fue el de Luis Emmanuel Ruiz Carrillo, de 20 años de edad, estudiante de Comunicación de la Universidad Metropolitana de Monclova, Coahuila, quien fue secuestrado el pasado 24 de marzo junto con el animador de televisión José Luis Cerda Meléndez y al día siguiente fueron encontrados sin vida, en distintas partes de la ciudad.
Ruiz Carrillo iba a hacer un documental a “La Gata” que utilizaría para su tesis de titulación; sin embargo, no pudo lograrlo.
La lista de víctimas inocentes en un año y tres meses asciende a 38, desafortunadamente, sigue en incremento.
En tanto, hasta el primer trimestre de este año se tiene un registro de 315 ejecuciones ligadas a la delincuencia organizada en Nuevo León.
ASESINATO EN MORELOS
El asesinato de Lucila Quintanilla Ocañas paralizó la ciudad, la comunidad entera no daba crédito a la muerte de Lucy.
Los hechos se dieron alrededor de las 19: 00 horas aquel 6 de octubre del año pasado. La alumna caminada por la calle Morelos, en el centro de la ciudad, iba hablando por celular con su novio cuando una bala perdida la hirió mortalmente en la cabeza quitándole la vida de tajo.
Sujetos armados perseguían a Enésimo González Cepeda, celador del Penal del Topo Chico; en su intento, asesinaron a la estudiante de 21 años de edad e hirieron cuatro personas más.
Para poder expresar la indignación por el recrudecimiento de la violencia, ciudadanos y estudiantes emprendieron una marchas por la paz, tanto en la Máxima Casa de Estudios como en la Explanada de los Héroes.
En la calle Morelos y Juárez, y hasta la Catedral fue colocado un camino de veladoras, además de pancartas con textos alusivos a la joven. En el lugar donde quedó tendido el cuerpo fue colocado un altar que duró más de una semana y cada día crecía más.
Lo mismo pasó en la que era su escuela, un pequeño espacio fue llenado con fotografías, flores, veladoras y cartas a manera de despedida.
Del mismo modo se transmitió un video de los momentos felices de la alumna. La página oficial de la Facultad de Artes Visuales realizó un homenaje en la cual se mostró una fotografía en blanco y negro, y Lucy sujetaba una flor en la mano.
Un mes después de la muerte de Quintanilla Ocañas, se sumó la segunda víctima de la balacera en Morelos, Viviana Chávez Silva, de 54 años de edad, perdió la batalla contra la muerte debido a que presentaba severos daños en el estómago causados por los impactos de bala que recibió.
En el último trimestre del 2010, los regiomontanos reclamaban un ¡ya basta! a la violencia, pero no fue escuchado, desafortunadamente la muerte de civiles continuaron, pues se sumo a la lista de víctimas inocentes otro alumno de la Máxima Casa de Estudios.
EL SEGUNDO ESTUDIANTE
DE LA UANL
Eran las 17:00 horas del pasado 10 de marzo, cuando se dio un “topetón” entre sujetos armados, policías estatales y militares luego de que estos últimos regresaban de un operativo en la colonia Independencia, en Monterrey.
En la avenida Calzada Madero y la calle Julián Villarreal inició la persecución hasta llegar a las calles Arteaga y Álvaro Obregón, lugar por el que se desplazaba un automóvil, en su interior viajaban el conductor Cristian Martínez y de copiloto el joven Raúl Javier Villarreal Martínez, quien en cuestión de segundos fue impactado por una bala que lo hirió en la cabeza.
Los jóvenes se dirigían a una parada de transporte público, pues el estudiante de primer semestre de Arquitectura iría a su casa en Hacienda los Morales en San Nicolás de los Garza, tras haber visto un partido de futbol americano de los Auténticos Tigres.
Lamentablemente Raúl nunca llegó. Al ser herido fue trasladado inmediatamente por su amigo al Hospital de Zona donde minutos más tarde perdió la batalla contra la muerte.
CONSTERNó MUERTE
DE ESTUDIANTE
La Facultad de Arquitectura de la UANL se vistió de luto. La trágica noticia cambió el rostro de la Máxima Casa de Estudios, la alegría de los jóvenes fue opacada por el dolor que enmudeció los pasillos de la institución, especialmente aquellos en los que en vida caminó Villarreal Martínez.
Para honrar al estudiante fue colocado un gigantesco moño negro en la entrada principal; además de un altar con fotografías, un rosario, veladoras que formaron una cruz y varios mensajes diciendo: “Te vamos a extrañar mucho amigo, gracias por tu amistad. Diosito te tenga en su santa gloria. No es un adiós… es un hasta luego”.
El director de la Facultad, Francisco Favela Bernal, expresó las condolencias a la familia y dijo que la comunidad estudiantil se encontraba consternada por los hechos y la violencia que no cesa en la entidad.
Los amigos y compañeros mostraron rostros llenos de tristeza, coraje e incredulidad ante los hechos de quien dijeron fue una persona alegre, amable, con ganas de seguir estudiando y amante del deporte.
Además en la explanada de Ciudad Universitaria, cientos de rosas blancas formaron una paloma de la paz, como un llamado a la esperanza y homenaje al universitario.
El 11 de marzo, profesores, estudiantes y autoridades de la Universidad atendieron la convocatoria del movimiento Unión Universitaria, a las 11:11 horas actividad simultánea en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Universidad Regiomontana y Universidad de Monterrey.
LA DESPEDIDA
En medio del dolor y la indignación de familiares y amigos, los restos del estudiante fueron trasladados al panteón Jardín de los Ángeles en el municipio de Apodaca, Nuevo León.
Luego de una misa de cuerpo presente realizada en capillas Protecto Deco en el municipio de Guadalupe, partió el cortejo fúnebre a donde sería la última morada del joven.
“Raulito”, como muchos de sus seres queridos lo llamaban, no murió, dijo el sacerdote que impartió la misa, sino que seguirá vivo en el pensamiento de quienes lo aman.
En el féretro color caoba se encontraba colocada una fotografía del estudiante con sus amigos, así como dos camisas del equipo de futbol americano de la UANL.
Por la mañana algunos de los integrantes de Auténticos Tigres acudieron a dar el adiós a Villarreal Martínez.
Sus compañeros portaban camisas, brazaletes y globos en color blanco en señal de paz.
La carrosa partió alrededor de las 14:00 horas del sábado 12 de marzo de las capillas, resguardada por una patrulla de Tránsito del municipio guadalupense.
Un ambiente de tristeza es lo que se respiraba, el llanto se apoderaba de sus padres, hermano, familiares y amigos, quienes no daban crédito al terrible escenario.
Villarreal Martínez se sumó a la lista de víctimas inocentes en Nuevo León, al ser el segundo estudiante asesinado a causa de la inseguridad.
Lo que la ciudadanía sigue reclamando es un ¡ya basta!, esta guerra sigue arrebatando la vida de personas que nada tienen que ver con la lucha entre delincuentes.