
Ana llegó a Monterrey con la intención de vivir mejor y poco a poco lo ha logrado: en un “buen día de trabajo” puede ganar hasta mil 500 pesos, mucho más de los 58.10 pesos que es el salario mínimo en la región.
Lo malo es que para obtenerlos, debe tener relaciones sexuales con 10 personas diferentes durante 10 horas, pues se dedica a la prostitución en el primer cuadro de la ciudad y su tarifa es de 150 pesos la hora.
Además, de los mil 500 pesos que podría ganar si tiene mucha suerte, deberá darle 500 a un hombre a cambio de protección.
Normalmente la mujer de estatura media y complexión gruesa, quien usa un nombre falso, atiende a cinco clientes diarios y poco a poco se acostumbra a su forma de ganarse la vida.
El entrar al negocio no es complicado. Basta una entrevista con el “jefe” y es seguro el ingreso.
“Sí hay trabajo, puedes venir en la noche y `el jefe´ está del otro lado de la cuadra, te traes una credencial de elector o lo que tengas, hablas con él y ya”, platicó la dama de acento sureño.
A pleno mediodía, en la puerta de una pequeña casa, Ana está acompañada por cuatro mujeres, todas luciendo un maquillaje exagerado, piel aperlada, labios marcados en tono rojo chillante.
El servicio por relación -que oscila en una hora-, tiene un precio de 150 pesos, de dicha cantidad una tercera parte es entregada a su protector; y dependiendo del trabajo que se le haga al cliente, se pueden cobrar otros 100 pesos.
“Por relación de una hora cobramos 150 pesos y nos quedamos con 100 pesos, el resto se lo damos al jefe para que sean los gastos del hotel. Al día más o menos atendemos a cinco, seis clientes, pero si tienes suerte puede que te lleguen hasta 10 y te va mejor y claro que depende de lo que les hagas o cómo te arregles, te pueden pagar más, también es recomendable usar condón. Puedes venir a la hora que quieres, nadie te pone un horario”, dijo Ana quien tiene 25 años, pero aparenta más edad.
La sexoservidora originaria de Chiapas, quien vestía un pantalón de mezclilla, blusa negra y huaraches contó que muchas de sus compañeras de trabajo acuden porque tienen problemas familiares y buscan una mejor calidad de vida, y otras simplemente son explotadas sexualmente, pero también muchas están por gusto, porque así lo decidieron.
Hasta hace poco el 2 de junio era el día de San Marcelino y de San Pedro, mártires del año 304, sin embargo, ahora deberán compartir este día con las prostitutas debido a que se celebra “el Día de las Trabajadoras Sexuales”.
Día y noche circulan hombres en busca de satisfacer sus deseos carnales y las calles de la ciudad les ofrece múltiples opciones: los centros de masajes, hoteles, bares, table dances y sitios dedicados exclusivamente al ejercicio de la prostitución.
Además, ellas ya tienen otras vías para darse a conocer como el Internet, anuncios en los periódicos, servicio telefónico.
El caso de Ana es uno de los miles que se dan en todo el país y que por la falta de oportunidades o por gusto deciden tomar la vía fácil, sin medir los graves problemas de salud que a la larga pueden ocasionar.