Bien dice el dicho que las palabras se las lleva el viento y esto lo pudieron constatar los vecinos del municipio de Guadalupe, quienes residen junto al predio en donde se pretende construir el nuevo estadio de los Rayados de Monterrey. Muchos dimes y diretes escucharon todas las ocasiones que llegó hasta ellos una autoridad, y aunque la mayoría les habló sobre de los beneficios del proyecto, también hubo quienes respetaban y apoyaban su negativa.
Sin embargo, cuando la hora cero llegó, solamente la palabra de uno permaneció firme a lo largo de las pláticas; el diputado Arturo Benavides fue el único que tal y como lo prometió en campaña, respaldó la postura de los colonos que se verán afectados por el inmueble.
Para los vecinos el cumplir con este compromiso que tuvo ante ellos, representa un agradecimiento por lo que ahora está en sus manos seguir con los procedimientos que estén a su alcance para detener el progreso del proyecto.
EMPEÑA PALABRA
El reclamo más frecuente que llegaba hasta oídos del entonces candidato Arturo Benavides era que no se construyera un estadio en los terrenos aledaños al Parque La Pastora, es por eso que desde que estuvo en sus manos no quitó el dedo del renglón respecto a este tema.
“Lo primero que me decían era ‘quiero que nos siga apoyando, quiero que nos apoye en el no al estadio’, era el voto condicionado que ellos me hicieron. Yo desconocía el proyecto, ya cuando entro el 1 de septiembre como diputado, lo analizo, empiezo a ver, a conocerlo y pues me doy cuenta que Guadalupe no está preparado para recibir un estadio de 51 mil almas, cuando las vialidades en este momento no están preparadas; sin estadio ahorita nos tardamos para salir de Guadalupe, 50 minutos a una hora”, dijo.
Para Benavides, las vialidades propuestas como complemento dentro del proyecto, actualmente son necesarias para atender el problema de vialidad con el que cuenta este municipio.
En plena Semana Santa los legisladores le dieron salida al polémico expediente que provocó discusiones entre los diputados de dos legislaturas. Finalmente, la aplastante mayoría dejó huérfano el voto en contra del albiazul representante del distrito XII.
Sin embargo, a pesar de su negativa el congresista admite que el proyecto del estadio rayado es una excelente inversión, aunque el lugar en donde la mira fue puesta no era el idóneo.
Los terrenos de Ferrocarriles, punto ofrecido en principio por el munícipe regio, Fernando Larrazábal Bretón; los terrenos aledaños a la autopista a Reynosa, al oriente de Guadalupe; Santa Catarina en sus límites con García, que son terrenos pertenecientes al Gobierno del Estado y en la carretera Nacional, dentro del municipio de Santiago, fueron las opciones exhibidas por el legislador sin éxito.
“Yo lo que proponía es que hubiera un estadio armónico, en armonía con los vecinos y con el club de futbol Monterrey; además, finalmente no me quedó claro el impacto ambiental ni las vialidades”, consideró.
A pesar de que la fracción panista llegaría a la votación dando su aprobación, Benavides siempre hizo saber a sus compañeros, y a su dirigencia sus razones para no estar de acuerdo. Incluso, admite que tuvo algunas reuniones con la ex legisladora priista Carlota Vargas, quien en su momento también le hizo ver a sus compañeros sus razones para dar un no.
La competencia en el recinto legislativo local ha terminado, ahora sólo queda que la Semarnat otorgue su permiso, organismo que recurrirá a los resultados de una encuesta para conocer las inquietudes de los habitantes directamente afectados con el proyecto.
AL PIE DEL CAÑóN
Para los vecinos es de respetar que el diputado Arturo Benavides haya cumplido su palabra, y es que de los políticos que se acercaron con ellos para manifestarles su apoyo, él fue el único que cumplió su palabra.
“Los priistas siempre mantuvieron su postura de que estaban a favor del proyecto, de hecho fueron los que les estuvieron haciendo la propaganda al proyecto. La tristeza aquí es que el diputado Alfonso Robledo que expone que está con nosotros en una junta masiva y vota a favor, es una traición.
“Juan Carlos Holguín del Partido Verde nos dijo que aunque fuera el único voto él iba en contra, ese día fue tan cobarde, hasta lo juró por sus hijos”, recuerda indignada la vecina Arely Varela, habitante de la colonia Tolteca.
Al saber que en Congreso el tema del estadio ya es caso cerrado, los colonos no quitan el dedo del renglón con el fin de evitar que el coloso albiazul se instale como vecino incómodo. Para ellos la siguiente acción es esperar los tiempos para recurrir a amparos federales, mientras que por el lado ambientalista ya tocaron las puertas de Greenpeace México, quienes están dispuestos a apoyar en cuanto el proyecto sea algo de facto.
La intranquilidad de estos habitantes no puede ocultarse, unos temen por la vialidad, otros por la seguridad pero sin duda, lo que doña Arely más extrañará es el aire fresco que se siente con sólo pararse a las afueras de su hogar.