Ángel juega futbol con su hermano menor. Se le puede ver sonreír, gritar, abrazar el balón, pero no patearlo; su discapacidad física le impide hacerlo ya que no cuenta con sus piernas debido a un medicamento que le administraron a su madre cuando él sólo tenía un mes de gestación.
Con el paso de los años, el vecino del municipio de Pesquería se ha enfrentado a diferentes circunstancias y hace tres primaveras recibió las prótesis con las cuales ha logrado desarrollar algunas de sus actividades.
Sus padres, Bertha Ramos y Víctor Reyes Guillen, han sido de gran apoyo para el pequeño de 9 años de edad, quienes con amor lo cuidan en su vivienda ubicada en la colonia Dulces Nombres.
El camino no ha sido nada fácil. Consciente de su enfermedad llamada Focomelia, Ángel ha tenido que enfrentar la burla de otras personas, la desesperación de no poder correr y la interrogante de saber si algún día podrá casarse y tener una familia.
Uno de sus sueños es formar parte del Ejército Mexicano, y aunque sabe que por su condición física no podrá andar en las calles luchando contra la inseguridad, tiene la posibilidad de lograrlo al estar en alguna oficina coordinando a los uniformados.
“Me gusta cómo se ven los militares y lo que hacen. Me gustaría estudiar para militar aunque sea poder ayudar estando en una oficina”, platicó el menor con un gesto noble.
Él fue beneficiado con las prótesis durante la campaña del actual gobernador del Estado, Rodrigo Medina de la Cruz, las cuales fueron diseñadas en el Departamento de Somatoprotesis, ubicado en el Hospital Universitario.
Y aunque se siente incómodo al usarlas, las aceptó por darle gusto a sus padres, especialmente a su mamá quien le comentaba que lo quería ver de pie y además para evitar que siguiera enfermando, ya que al apoyarse con las manos contrae bacterias que posteriormente le han derivado enfermedades.
“Cuando le dijeron que ya tendría prótesis, él pensaba que serían de carne y hueso, al darse cuenta que no era así, se decepcionó de no poder tener unas piernas como los demás; años atrás se deprimía, me preguntaba que por qué había permitido que naciera si sabía que no tendría sus piernas, lo que yo le decía era que Dios le dio sus piernas a alguna persona que quizá no iba a tener el mismo amor y cariño de una familia, como el que él tiene”, comentó Bertha.
“Durante un tiempo estuvimos acudiendo a la terapia al Departamento de Somatoprotesis, pero por cuestiones económicas dejamos de ir. Mi hijo necesita otras prótesis porque como va creciendo la que tiene le lastima en la parte de su estómago, pero por lo mismo que no tenemos dinero no hemos podido acudir para cambiarla”, comentó la madre de familia quien labora de intendente en la escuela de Ángel.
Mientras veía a su hijo, platicó que se las tiene que quitar para ir a la escuela primaria Serafín Peña y prefiere irse sin ellas o en la silla de ruedas.
“Queremos ir al departamento para ver si nos pueden hacer otras porque ya las necesita. En el salón la maestra hace que se las ponga y que ande con el andador, pero le lastima la prótesis, prefiere estar sentado en la prótesis, tiene un cojín en el pupitre para que no se lastime”, platicó.
LA NEGLIGENCIA
La madre de familia recordó cómo se dieron los hechos cuando su hijo fue afectado por el medicamento apenas a cuatro semanas de la gestación.
“Acudí a la clínica Alfa, porque pensé que estaba embarazada. Ahí una radióloga me dijo que lo que pasaba es que me estaba creciendo la matriz, pero que no era normal, que yo no estaba embaraza, acudí entonces a la clínica 19 del IMSS, y ahí me administraron un medicamento, me dijeron que en una semana me lo iban a quitar, durante dos semanas estuve así.
“Yo creía que sí estaba embarazada porque tenía los síntomas, al mes regresé a la clínica y fue cuando me confirmaron que efectivamente iba a tener un niño.
“A los cuatro meses mi estomago no crecía y pensé que algo estaba mal, fue donde la radióloga me dijo que no me asustara, pero que no se le veían las piernitas al niño. Me dijeron que mi niño no se iba a lograr, incluso tuve un embarazo de alto riesgo, a los ocho meses se me quiso venir, cuando iba a dar a luz, me sobaba mi panza para que el niño bajara, porque como no tenía sus piernas no tenía fuerza para salir.
“Cuando me alivie lo dejaron cuatro días internado, supuestamente para hacerle estudios y ver por qué había nacido así, después me lo entregaron y me dijeron que la clínica no tenían los recursos para hacerlo y mejor me lo llevé a casa”, comentó triste.
“Mi hijo es un niño muy noble, todos en Dulces Nombres lo conocen, y siempre quiere lo mejor para sus compañeros y yo quiero lo mejor para él”, agregó solloza.
Durante los primeros años de Ángel, su madre lo consentía mucho, pues cada vez que lloraba u ocupaba algo ella se lo daba, algo con lo que no estaba de acuerdo Víctor, su esposo, ya que el niño tenía que irse adaptando a la vida.
“Mi niño tenía que ir aprendiendo a valerse, eso pasó en los primeros años, se enseñó a subir a la silla, a la cama, cuando se caía lo volvía a intentar. Tiene mucha fuerza en los brazos a raíz de que hacía mucho ejercicio, pero por lo mismo le empezaron a salir una hernias, ya lo han operado en dos ocasiones”, dijo el hombre quien labora como operador de montacargas.
“La cuestión con él es motivarlo y que siga intentándolo y que lleve su vida lo más normal que se pueda. Angelito no para en todo el día, es un niño muy activo, siempre le gusta jugar, especialmente el futbol y basquetbol”, dijo el hombre de tez morena.
Y es que su hijo participa en juegos de basquetbol que organiza el municipio de Apodaca, donde le prestan una silla especial y le gustaría que la comunidad le regalara una, puesto que quiere participar en competencia de sillas de ruedas a nivel nacional.
“Quiero una silla de ruedas especial, porque así en la escuela voy a poder practicar”, expresó Ángel quien cursa el cuarto año de primaria.
Las calificaciones del menor eran buenas hasta hace unos meses, sin embargo, producto de la inasistencia a clases por problemas de salud su promedio de 9.4 disminuyó a 7.2.
“Se enferma muy seguido de infección en el riñón, amibas y diarrea, estuvo internado 15 días, se me hacía que mi hijo se desaparecía y no la lograba, porque no quería comer. Las enfermedades se dan porque aparte de que está bajo en defensas, la mayor parte del día se apoya con las manos y se le ensucia, se le olvida lavarlas, se las lleva a la boca y le provocan enfermedades . Faltó un mes completo a la primaria”, explicó Bertha.
Además de usar prótesis, muletas, andador, silla de ruedas, Ángel tiene que usar de por vida pañales. Si enferma de diarrea gasta por semana 200 de ellos.
“Usa pañal y le da pena porque en ocasiones huele mal. Si se mancha poco tiene que cambiarse, si no se rosa; además tarda hasta una semana en hacer del baño. Tiene que usar pañal porque no sabe a qué hora va a hacer de baño, pero él hace lo posible por valerse por sí mismo. Para poder hacer del baño tiene que llevar una dieta y no comer alimentos que contengan mucha azúcar”, detalló la madre de familia.
LA VIVIENDA
A diferencia de otras familias, Ángel no cuenta con una vivienda firme. Por ejemplo, no tiene regadera, su casa está totalmente construida de lámina y para separar los dos cuartos, la sala y la cocina, hay trozos de cartón grapados entre sí. Por si fuera poco, el terreno donde está su hogar no es de su propiedad y es que lo habitan otras 14 familias.
El menor se da la habilidad para poder bañarse y aunque no tiene sus piernas y cuenta con sólo cuatro dedos en su mano derecha, llena un bote para poder asear su cuerpo; además no cuentan con drenaje sanitario y tienen piso firme.
La recámara en la que duerme es caliente, las altas temperaturas que han alcanzado hasta los 42 grados centígrados, se han dejado sentir en las láminas y para mitigar el calor, lo hace con un abanico prestado y deteriorado.
“Está muy caliente, pero qué más hacemos, el terreno es irregular, lo que queremos es que nos ayuden a regularizar o que nos regalen uno donde podamos construir. Con sacrificio adquirimos los muebles”, dijo la madre de familia.
Incluso para poder construir la vivienda, el juez de barrio les donó las láminas; anteriormente rentaban una casa en el mismo municipio, pero los recursos ya no les alcanzaron para continuar haciéndolo.
Ángel tiene una hermana de 15 años y un hermano de 7. Su peso es de 13 kilos, cuando para un niño de su edad debería de ser de 28.
Aunque sus padres obtuvieron un crédito para una casa, están retrasados en los pagos y no tienen dinero con qué pagar.
EL APOYO
El apoyo que en años anteriores la comunidad le dio a Ángel había sido mucho. Prueba de ello están las prótesis, balones de futbol, visitas a ver la lucha libre, ya que el menor es un apasionado de ellas, en especial del luchador L. A. Park.
Le han obsequiado también balones y camisas de futbol americano; el equipo de los Rayados de Monterrey le regaló juguetes, los guantes del jugador Jonathan Orozco, y Humberto “Chupete” Suazo le dio un balón y playeras.
“Ángel fue a un entrenamiento de Los Rayados a El Barrial; además en un concurso de televisión ganó el primer lugar en baile y lo llevaron a ver el partido de Rayados contra América, a la ciudad de México, viajó por primera vez en avión, conoció el Estadio Azteca y la Basílica de Guadalupe”, contó su padre.
“Mi papá iba bien asustado en el avión, yo no, luego me llevaron a conocer la cabina del piloto, está muy bonita”, dijo el niño quien aseguró que fue todo un día de aventura.
Su papá es americanista y Ángel es rayado, le apostó la cabellera, pero no hubo ganador, ya que ambos equipos empataron. A su regreso a Monterrey, los jugadores del equipo rayado viajaron en el mismo vuelo.
“Este año no he salido a ninguna parte, pero estoy emocionado con ir a competencia de silla de ruedas a México, sólo que me falta la silla”, dijo el menor quien cumple años el 13 de mayo.
Además ha recibido apoyo moral de personas de Estados Unidos, Canadá, Perú y de Monterrey , también útiles escolares por parte de algunos funcionarios.
“Estamos muy complacidos con toda la gente que nos ha apoyado, ha sido mucha; hemos recibido mucho apoyo del municipio de Apodaca. También nos han brindado ayuda de Pesquería. Nosotros entendemos que los políticos no pueden ayudarnos al 100 por ciento porque hay más gente que también tiene necesidades”, agregó Bertha.
La madre de familia comentó que el Gobierno del Estado los apoya con el bono que se entrega a personas con discapacidad. Por lo pronto se encuentra agradecida con la ayuda que le han dado y espera que alguien los pueda apoyar con las nuevas prótesis.
“Sí nos han ayudado, pero conforme va creciendo mi hijo veo que los gastos son mayores, y no queda más que seguir echándole ganas, hasta donde se pueda por el bien de él y ver qué es lo que pasa más adelante”, concluyó Bertha. v