Adolorido por haberse lastimado la cadera hace casi un mes, don José se sienta con dificultad apoyándose con su bastón en un sillón de la sala de su casa. Su esposa, Timotea, permanece en el sofá y enfrente, un cuadro hecho a relieve de la Virgen de Guadalupe y otro con la imagen de Jesucristo, atestiguan la escena. Ambos emprenden un viaje al pasado…
En un poblado llamado La Esmeralda, vecino a Sierra Mojada en Coahuila, José, un muchacho de 19 años, conoció a Timotea, una adolescente de 18, en un baile. Esa noche el flechazo de cupido fue fulminante. Se hicieron novios de inmediato.
“Sus ojos eran los más hermosos de toda Esmeralda”, recuerda don José, a 77 años de distancia. Desde que vio a Timotea no tuvo dudas, era la mujer con la que compartiría el resto de su existencia.
“Cuando lo vi llegar, también se me hizo muy guapo porque era muy alto y delgado”, agrega doña Timo, recuperando aquel momento con una sonrisa. Ella tampoco se hizo mucho del rogar, aceptó ser novia de José y al cabo de un año decidieron casarse.
El 17 de agosto de 1935 en la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, la señorita Timotea Martínez Huerta contrajo matrimonio con el joven José Martínez Coronado. Luego de la misa, los invitados se dieron cita en el teatro Alcazar , donde se llevó a cabo la recepción.
Fue una gran fiesta . Comida y bebida a voluntad, además de mucha felicidad . “Fueron todos los de La Esmeralda. Así como se acostumbra en los pueblos”, añade don José, quien ahora tiene 96 años de edad.
José trabajaba en la oficina de ensayo de los metales del municipio de Sierra Mojada, su sueldo era digno y le alcanzaba para mantener a su esposa y su numerosa descendencia.
En sus primeros años de matrimonio procrearon 12 hijos a los que le sobrevivieron ocho, pero actualmente quedan seis.
“Murieron tres recién nacidos y uno de 5 años; y ya de grandes fallecieron otros dos”, aclara Gloria, la hija que vive con sus padres; esta pareja excepcional es admirada por vecinos, compadres, amigos, conocidos y los mismos familiares.
“Yo tengo muchos nietos y tataranietos”, presume el jefe de la dinastía Martínez Martínez, pues cuando se le cuestiona cuántos son, repasa en su mente tratando de calcular la cifra.
“ Éramos 38 nietos, 60 bisnietos y 21 tataranietos ”, precisó solícito Jesús Manuel, el nieto más cercano a don José y doña Timo, pues desde que era pequeño vive con ellos y se siente muy feliz de que sus abuelos sean un ejemplo de vida.
“De entrada les presumo que tengo abuelos ,porque muchos de mis amigos lamentablemente no tienen y que además llevan 76 años de casados. Me siento muy orgulloso de tener todavía a mis abuelos”, expresó.
76 AÑOS JUNTOS …
Y LOS QUE FALTAN
Sin duda los Martínez son un matrimonio fuera de serie: de los “de antes”, de los de a prueba “de fuego y hasta de balas ” podría decirse, ya que desde hace varias décadas viven en San Pedro Garza García y aunque es un municipio “blindado”, cabe la expresión por aquello de que en 76 años de haberse dado el “Sí”, han superado de todo.
“Sí hemos pasado por muchas cosas, pero ahí va uno cayéndose y levantándose”, afirma el señor Martínez Coronado.
¿Cuál ha sido la fórmula para permanecer tanto tiempo juntos y felices?
“Pues no dando lugar a pelearnos”, responde la señora Timotea, quien a sus 95 años tiene problemas auditivos y de la vista.“Yo lo sobrellevaba porque él era muy tomador”, continúa, pero su esposo la interrumpe de inmediato,“ya me está echando de cabeza” y ríe.
Los dos admitieron que tuvieron diferencias a lo largo de más de tres cuartos de siglo juntos, pero que siempre tuvieron la capacidad de enfrentarlas y resolverlas.
“Nosotros hemos sido como cualquier otro matrimonio, a veces estábamos muy contentos y otras nos molestábamos, pero luego ya nos arreglábamos”, comentó don José.
“Yo por ejemplo nunca presencié una pelea. Nosotros nunca nos dimos cuenta si ellos estaban disgustados”, aseguró Gloria.
Ambos cumplieron con sus respectivas responsabilidades. Doña Timo se levantaba a las cinco de la mañana para prepararle a su marido tortillas de harina que se llevaba a su trabajo, y él por su parte tuvo bien claro su rol de proveedor y lo cumplió cabalmente.
En la actualidad, los divorcios están a la orden del día. Los matrimonios duran cada vez menos y aunque existen varias razones que ocasionan la ruptura, a decir de don José es que hay una falta de madurez y compromiso.
“Ahora muchos chavos no saben ni de qué se trata el matrimonio. Ahí se agarran y se agarran y luego se va cada quien por su lado”, consideró.
En cuanto a la crianza de sus hijos, ambos comentaron que se sienten satisfechos de haberlos sacado adelante, pues recuerdan que nada más con uno batallaron por su rebeldía, porque los demás sí fueron muy obedientes.
“Cuando tenía que corregir su conducta a veces tenía que pegarles con el cinto y con eso entendían”, dijo don José aludiendo al tipo de educación correctiva que se aplicaba en épocas pasadas.
RÉCORD DE ANIVERSARIOS
Don José y doña Timo ya celebraron sus aniversarios de plata a los 25 años de casados; de oro a los 50, de diamante a los 60 y de brillante a los 75 y según Wikipedia, el ónix es el material para celebrar el 95 y último de la lista.
El 19 de agosto de este año celebraron la misa de los 76 años, en la capilla de Nuestra Señora de la Encarnación que se ubica en el municipio de San Pedro, a unas cuantas cuadras de donde se encuentra su domicilio.
Su hija Gloria comenta que el aniversario se celebra cada año con una misa y una cena familiar, pero cada cinco años organizan un festejo más formal, pero cuando cumplieron los 70 años de casados, se los llevaron a La Esmeralda a renovar sus votos en la misma capilla donde unieron sus vidas para siempre.
En esa ocasión, los eternos novios revivieron esa misma emoción que los embargó en 1935, pero ahora teniendo como testigos a sus hijos, los hijos de sus hijos y los hijos de éstos y fueron noticia ese día en el diario local.
“Mi mamá es la que siempre quiere fiesta. Ya cuando falta como un mes, nos dice: `ya mero vamos a cumplir otra vez años de casados y quiero mi fiesta ´ , y ahora nos pidió que fuera en salón y con un grupo. Por ella es la que se hace todo, porque es ella la que nos lo pide”, señaló Gloria.
Pero aunque Timotea y José no han hecho más que permanecer juntos en las buenas y en las malas; en la salud y en la enfermedad; se han amado y respetado en todos estos 76 años, es un logro que merece ser reconocido, y sólo la gente cercana a esta familia sabe de la trayectoria del sólido matrimonio, cuyo amor sobrevive a toda prueba. v