
Desde 2008, el cambio de identidad sexogenérica jurídica está vigente sólo en el Distrito Federal, pero en Nuevo León se mantiene como una asignatura pendiente o ajena a las propuestas legislativas del Congreso del Estado.
“El problema es que tenemos un gobierno muy conservador y mientras sigamos gobernados así habrá muchas piedras en el camino. Nosotros hemos ido al Congreso para impulsar y exigir una ley que nos avale como mujeres u hombres transexuales, según el caso, pero se han negado a ampliar este tipo de legislaciones en este Estado y otras partes de México”, dijo Sylvia López, mujer transexual.
Aunque se han registrado avances en la capital del país, la psicóloga de carrera argumenta que en la tierra neoleonesa no se ha trabajado por parte de los legisladores en el tema, debido a que los servidores públicos no están informados y, por ende, no conocen o se interesan en las necesidades de las personas vulnerables, manifestó.
“Nosotros tenemos necesidades diferentes a los gay y lesbianas. Necesitamos una identidad plena para poder escalar más conforme a nuestra identidad. Requerimos algo nos avale como mujeres así como una ley donde la discriminación sea delito, al igual como ya se dio en Coahuila y el Distrito Federal”, apuntó la mujer transexual que está por iniciar el cambio de identidad sexogenérica.
Dio a conocer que aunque el trámite es sencillo, tendrá que radicar en la capital del país para obtener con mayor certeza el acta o papelería legal que la acredite como quien es: Silvia López y no “Juanito López”- seudónimo-.
REQUISITOS
“Entre los requisitos destaca el radicar seis meses en el Distrito Federal, llevar tu acta de nacimiento original, contar con un peritaje de un sexólogo y endocrinólogo que constatará que eres una transexual y que tu identidad sea congruente con lo que eres para que, seguido de ello, se proceda a la diligencia con los abogados y, al paso del tiempo, cerca de 4 ó 5 meses, aprueben el acta con tu nueva identidad”, explicó.
Desde luego, recalcó Sylvia, el procedimiento será riguroso, ya que las autoridades cuidan que a futuro la persona transexual o transgénero no tenga problemas legales, o bien, la situación se preste a duplicación de identidades de otros individuos.
El aspecto económico será otros de los requerimientos para poder iniciar el proceso, ya que radicar en el DF, papeleo, peritajes y demás, conllevan un monto de casi 20 mil pesos o más, cifra que dependerá de la tarifa que tengan a ofertar los representantes legales, médicos, por mencionar algunos índices clave.
Sylvia, la mujer que asegura nació en un cuerpo equivocado, recalcó que desde 1999, tiempo en que entró al activismo y lucha por los derechos de las personas trans, se han generado pocos avances, pero señala que falta mucho por hacer.
“Servirá para acabar con la transfobia y homofobia, para educar a la sociedad pero se requiere mano dura porque mientras tanto, las y los transexuales somos ilegales en nuestro Estado y país. Somos indocumentados porque no contamos con Seguro Social, pasaporte, pero sobre todo con una acta y credencial del IFE con identidad plena”, resaltó.
ESTADÍSTICAS
En la actualidad no existe un padrón real de las personas transexuales que existen en la República Mexicana y/o en Nuevo León, debido a la identidad confundida al respecto que pudieran tener las personas, pero más por la discriminación y el rechazo, dijo López.
“Cuando el Inegi llega a casa, no pregunta cuántas o cuántos trans hay porque a una la cuentan como mujer y al hombre como tal. Por lo tanto no se obtiene una estadística real. Nosotros no existimos porque nuestras identidades ni concuerdan; es algo bien complejo”, ejemplificó.
Sin embargo la lucha es grande, declaró, porque la comunidad transexual de Monterrey no cesará hasta que el Código Civil avale a los representantes de su género, tengan una ley que los respalde y otorgue goce pleno de sus garantías como individuos.
Recalcó que el grupo vulnerable al que pertenece seguirá en pie con la propuesta legislativa de que el cambio de identidad sexogenérica se establezca en todo el país y no sólo en unos Estados de la República Mexicana.
“En cada región, estoy casi segura, existen mujeres y hombres trans que lejos de hacerse la reasignación sexual, tienen la necesidad de ser reconocidos legalmente como lo que verdaderamente son”, finalizó.
‘YA TENGO MI IDENTIDAD:
SOY YO’
Contar con su identidad sexogenérica legal es un logro que la mayoría de los y las transexuales desean. Andrés Alanís, de tan sólo 24 años de edad, ya realizó el procedimiento jurídico desde el mes de enero, por lo que se siente seguro de sí mismo.
“Me siento seguro, soy yo y puedo decir que me satisface más tener mi identidad legal que tener o no pene o vagina, aunque la perspectiva depende mucho de la persona, a mí como a muchos, no nos importa el sexo”, afirmó el hombre transexual.
Ante el panorama legal que le avala ser hombre, Andrés manifiesta que el apoyo de su familia, así como haber cumplido con los requisitos que solicita la Corte en el Distrito Federal, han sido los elementos clave para reafirmar su identidad.
“Mis padres fueron los dos testigos que te piden, además de haber presentado acta de nacimiento original, credencial del IFE, comprobantes de que resido en la capital del país, constancia de no matrimonio y los peritajes del sexólogo y endocrinólogo”, detalló el joven transexual.
Argumentó que el trámite fue sencillo aunque el proceso haya tomado un tiempo de casi 5 meses, puesto que los jueces y abogados tuvieron que valorar la documentación presentada para aprobar el cambio de identidad a las personas.
“Cumplí con todo y ahora ya tengo mi identidad, sólo me falta hacer las modificaciones de los certificados de primaria, secundaria y universidad para obtener mi título con mis datos actualizados”, explicó el individuo que se atrevió a desafiar su propio yo.
La documentación de identificación personal no es la única cuestión que habrá de cubrirse ante los juzgados en el Distrito Federal, para poder dar partida al cambio de identidad. El aspecto económico pudiera representar un obstáculo para quienes no cuentan con los recursos, pero no fue el caso de Andrés.
“Junté dinero porque es caro. Yo invertí cerca de 20 mil pesos porque traté de buscar una residencia económica en el DF, contraté el servicio de un abogado profesional que me cobró 15 mil pesos, aunado a los peritos, que cada uno se cotizó en 2 mil pesos y el resto del dinero lo gasté en papeleo”, especificó.
Hoy a su corta edad y a meses de haber conseguido su identidad sexogenérica, Alanís es feliz. Descarta la posibilidad de someterse a la resignación sexual al fundamentar que tener un pene o vagina no define la identidad.
“Soy un niño, soy hombre”, fue la revelación que Andrés le hizo saber a sus padres por medio de una carta de manera frontal para mostrar quien realmente era desde que tenía 19 años. Sus padres se sorprendieron un poco pero le reiteraron su apoyo y aceptación.