
En 25 años de servicio que tiene el comandante Mario Alberto Ascacio Aguilar en la Cruz Roja Mexicana delegación Monterrey, no tiene un caso que lo haya marcado en su carrera, más bien son miles, y es que la historia de cada día le renueva fuerzas para seguir adelante.
“Todos los días cada caso es diferente, ayer me pudo haber marcado como cada día me marca algo, el pedir que regresemos te marca cuando te miran a los ojos y casi verles las lágrimas de agradecimiento y felicidad cuando te dicen: ‘no nos abandonen, por favor regresen’.
“A veces hay gente que ves necesitada y te dice: ‘No me deje despensa, déjeme agua, yo sabré cortar nopales, pero agua no tenemos’, eso te marca en ese día para seguir trabajando todos los días de tu vida por las personas que piden ayuda”, expresó.
Tan sólo en los últimos días han acudido a las rancherías que están en los municipios rurales, en cada vuelta ayudan a al menos 200 familias y aunque a veces les pareciera que ya no hay nada más allá del horizonte, los habitantes les confirman que 10 o 15 kilómetros más adelante hay otra comunidad.
El coordinador de Socorros Estatal mencionó que entre sus primeros servicios estuvieron el terremoto de México en 1985, de ahí se fue a apoyar a Ciudad Guzmán y a Colima, aunque en otras emergencias también ha ido a prestar sus servicios a otros estados del país, incluso, fuera de México.
“Para nosotros lo más importante es ayudar a la población más vulnerable, en la manera que a cada uno nos gusta ayudar, aquí hay muchas coordinaciones por que hay unos que no les gusta la sangre, hay unos que no les gustan los desastres, los rescates, las evacuaciones, o andar de enfermeros, pero la Cruz Roja es tan grande que tú puedes encontrar tu perfil”, precisó.
Sin embargo, a pesar de los años de experiencia y los miles de casos que han pasado frente a sus ojos, el ver a los niños y personas de la tercera edad en estado vulnerable, siguen siendo las situaciones más difíciles para él.
EL ANTES, EL DURANTE
Y EL DESPUÉS
Aunque las acciones de la Cruz Roja saltan a la vista cuando las emergencias ocurren, también hay una labor previa dentro de la delegación que permite prevenir y estar atentos a cualquier contingencia.
Ascacio Aguilar puso de ejemplo que nadie imaginó volver a ver el río Santa Catarina a su máxima capacidad, aunque, para quienes estudian los desastres es una situación que quizá se repita debido a los cambios en el sistema invernadero.
Es por ello que en este rubro tratan de trabajar en lo preventivo, como lo es el trabajo de los jóvenes en la capacitación de programas ecológicos y servicio comunitario, mismo que podría estar catalogado como el trabajo previo.
“Les enseñamos por que es cultura, pero nuestra experiencia son las emergencias mayores y desastres por lo que tenemos que estar listos con despensas, paquetes de higiene para cuando haya un siniestros, además de la gente capacitada para hacer las evacuaciones durante el efecto”, mencionó el comandante.
Luego de los rescates sigue la contingencia, periodo que lo catalogan como durante, estala en la que aún 30 días después del fenómeno continúan, ya que siguen repartiendo la ayuda humanitaria a la gente que lo necesita.
“Esta etapa durará mientras siga la gente apoyando la Cruz Roja, tenemos unas toneladas todavía para seguir dando ayuda, ahorita andamos en las rancherías de Terán en donde no hay agua, por que hay agua aquí, pero después de 5 o 20 kilómetros de las cabeceras municipales hay gente que todavía necesita ayuda”, comentó.
Y es que para estas personas, en su mayoría niños, mujeres y adultos mayores, viven del campo y luego de que el agua se llevó sus cultivos necesitarán ayuda para poder subsistir al menos hasta el año siguiente.
Aunque admite que la situación económica ha dejado a todas las instituciones en crisis, la experiencia que han adquirido les exige seguir trabajando, ya que lo primordial es pensar en la necesidad de las personas más que de la institución.
El ajetreo en la delegación Monterrey de la Cruz Roja es aún constante, y es que las 50 personas que continúan apoyando a los afectados del Álex tienen que trabajar permanentemente para que los cuatro camiones que tienen salgan diariamente cargados de ayuda.