
Buscando proteger, defender y crear una cultura de respeto a los Derechos Humanos, en 1993 nació Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (Cadhac), organización guiada por la hermana Consuelo Morales Elizondo.
Motivada por la apatía de parte de las propias autoridades Morales Elizondo, quien además pertenece a la Congregación de Notre Dame, Canónigas de San Agustín, decidió fundar una organización con la que los neoloneses se sintieran protegidos.
El equipo de trabajo, en ese entonces, se conformaba por cinco personas (un agente jurídico, uno en el área de educación, de administración, comunicación y dirección), pero hoy se compone de 18, a los que se le suman los voluntarios.
“La organización comienza un trabajo de comunidades en la zona marginal donde estábamos que era Ciudad Guadalupe y con apoyo de mucha gente, cristianos que de alguna manera se habían alejado de la Iglesia y habían estado en comunidades de base, entonces tiene un fuerte eje o esencia cristiana”, mencionó.
La hermana explicó que aún existe un prejuicio en contra de quien defiende los derechos humanos, lo que es ir en contra de la legalidad.
Entre las acciones que favorecen es reforzar el estado de derecho y la legalidad, a pesar de que se debe luchar en contra de la ignorancia o los intereses particulares que buscan destruir el respeto hacia los derechos humanos.
“Lo que buscamos es que el privilegio no sea para uno, sino para todos. Lo que tenemos que ver es que todos tenemos derecho a ser respetados, en nuestra integridad física, en nuestro trabajo, en nuestra familia”, aseguró.
Y es que además de defender los derechos humanos, Cadhac también brinda atención a los familiares de personas desaparecidas, aunque por el momento no pueden brindar más atención a quienes se encuentran en una situación similar.
“Son muchos desaparecidos, nos han llegado los casos paulatinamente; en un momento dado, pensamos que no podíamos más y que ya no podíamos aceptar más casos, en este momento hay más de 800 personas que no hemos encontrado, pero también más de 200 casos que se han encontrado”, comentó.
Aunque el equipo se encuentra con una estructura similar a la inicial, decidieron agregar el área de psicología para atender a quienes cuyos padres o hermanos han sido desaparecidos.
El trabajo se realiza de forma integral con acompañamiento en el aspecto legal y jurídico, pero también en el aspecto emocional, brindando un espacio a las familias donde puedan compartir con otras personas que enfrentan la misma situación.
Desafortunadamente para los familiares el panorama no es del todo bueno, ya que la sociedad criminaliza a sus desaparecidos.
“Decimos que seguramente el desaparecido andaba en malos pasos o no lo educaron bien, entonces hay un discriminar a los familiares que andan buscando a sus seres amados y yo creo que eso les duele mucho, entonces se abre este espacio donde todos se sienten que no tienen por qué sentir culpa de nada”, aseveró.
Añadió que las desapariciones son causadas por la realidad que se vive en el país, lo que provoca enojo y reclamo por parte de los seres cercanos, pero que esos reclamos se hacen pidiendo justicia.
“Nosotros también reclamamos, pero tratamos siempre de ir más allá, de decir ‘el enojo hasta a dónde nos va a llevar’ y ese enojo nos debe de llevar a abrir un compromiso con la autoridad a que verdaderamente investiguen y ese es el papel que nosotros estamos haciendo”, refirió.
Ya que el sentimiento tan profundo y tan desorientado que pueda sentir un familiar no puede ser reprimido, por lo que su labor es transformarlo en mayor energía para seguir buscando.
Miedo a la autoridad
A pesar de las veces que se ha sentido atemorizada o amenazada, nunca ha desistido de continuar la lucha por el respeto a los derechos humanos.
Recordó que en 1996 las propias autoridades eran quienes los perseguían.
“Sí he sentido temor y miedo, como en 1996, no nos dejaban en paz”.
Al nacer Cadhac, brindaban talleres a policías en San Nicolás de los Garza, pero al salir, terminaban por ser perseguidos por ministeriales o judiciales.
Explicó la tarea de defensoría de derechos humanos, es obtenida poco a poco por la ciudadanía, por la constitución y por la sociedad.
“Yo ubico los derechos humanos así como que el sol sale para todos, para buenos y para malos, para enfermos y sanos, para ricos y pobres”, enfatizó.
Y es que a pesar de las persecuciones, la hermana relató que nunca pensó en rendirse, pero tuvo que enfrentar el miedo y recibir apoyo, en ese tiempo, de Amnistía Internacional y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, los cuales, dijo, les salvaron la vida.
“Sí he sentido miedo, no sólo miedo, sino pánico, pero no en estos años por el tema de desaparecidos, porque en ese tema veo como una bendición que se pudo abrir un canal de comunicación real, concreto y positivo con la Procuraduría de Justicia en Nuevo León, del 2011-2015”, recordó.
Actualmente están tratando de retomar la relación con las autoridades, debido al avance que se tuvo en ese entonces y que consolidó un trabajo por parte de las familias, autoridades y organizaciones.
Pues además de trabajar con los neoloneses, se logró una relación con el gobierno de Tamaulipas, brindando atención a familiares que residen en Monterrey, pero que tienen algún ser desaparecido en el estado vecino.
Y es que en el 2014, el procurador de Tamaulipas invitó a la hermana Consuelo Morales a trabajar con él, de la misma forma en la que trabajaba en Nuevo León, pero la hermana decidió que no podía dejar el trabajo que se había logrado en el Estado.
Por ello, decidieron brindar atención a regiomontanos que tenían un desaparecido en Tamaulipas.
“Llevamos seis reuniones donde las autoridades de Tamaulipas trae los expedientes, los revisamos y vamos avanzando un poquito en el proceso, bastante difícil por la situación y el riesgo en el que están todavía nuestros hermanos en Tamaulipas”, resaltó.
Aunque es una lucha constante, el trabajo es en conjunto con personal de Cadhac y voluntarios que diariamente claman justicia y defienden sus derechos.
Pero para continuar avanzando refirió que se requiere mayor avance en la parte del ADN, en lo genético, ya que una de las preocupaciones es ver la posibilidad de que se pueda hacer una reunión para ver si se puede avanzar en eso, dentro de Nuevo León.
Además esperan profundizar en el tema de seguridad pública y seguridad ciudadana.
Explicó que del 2011 al 2015, aunque fueron años difíciles, se logró disminuir los prejuicios de las autoridades, de las organizaciones y de los familiares, logrando poner al centro a los familiares y sobre todo a las personas desaparecidas.
“Se lograron tener instrumentos legales como el delito de desaparición forzada, la Ley de Víctimas, como la declaración de ausencia, se logró contar con instrumentos como el georradar para ubicar restos, se logró establecer el grupo especial de búsqueda inmediata.
“Nuestro anhelos es que pueda seguir eso, no sólo como estaba, sino mejorando”, enfatizó.
Reconocimientos
La hermana Consuelo Morales ha recibido múltiples reconocimientos, gracias a su labor, sin embargo para ella, el más importante es la confianza de la gente.
“El reconocimiento más importante es la confianza que nos brinda la gente a la que acompañamos. Nos da gusto que las autoridades o algunas organizaciones tengan una mirada buena a favor de nuestro trabajo, pero yo creo que lo más importante es que contemos con la confianza para seguir acompañando a las familias, abriendo caminitos de justicia de verdad y de esperanza”, remarcó.
En diciembre pasado recibió de manos del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, el Premio Nacional de Derechos Humanos que otorga la Comisión Nacional de Derechos Humanos por la promoción efectiva y la defensa de los derechos humanos, especialmente de las personas desaparecidas.
En esa ocasión, en su discurso la religiosa explicó que cuando las autoridades se dejaron tocar por la realidad de las familias, fue cuando empezó a cambiar la relación, se humanizó.
Por lo que solicitó al Presidente que se dejara tocar, no por lo que decían las organizaciones, sino por lo que decía la propia gente, para que le ayudara a tener otra visión de la realidad.
Por otro lado, comentó que el proceso de impunidad hacia los militares era muy fuerte y dijo, “eso nos topaba con pared, necesitábamos contar con la posibilidad de que si había algún responsable ya sea militar, marino, policía de seguridad pública o cualquier funcionario, sea cual fuera su probable responsabilidad, pudiera ser procesado y bueno esperemos que eso pueda suceder”, precisó.
Entre los premios a nivel nacional recibió en 2010 el Premio Nacional por la Igualdad y Contra la Discriminación que otorga el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred); en 2013 el Estado de Nuevo León le otorga la máxima distinción al mérito cívico, la Medalla al Mérito Cívico y en 2014 a nombre de Cadhac recibe el reconocimiento del Movimiento por la Paz del Estado de Chihuahua.
Mientras que de manera internacional en 2011 fue galardonada con el Premio Alison Des Forges, al Activismo Extraordinario que otorga la organización internacional Human Rights Watch a defensores de todo el mundo; en febrero de 2015 las Embajadas de Alemania y Francia en México le otorgan el premio Franco-Alemán de Derechos Humanos “Gilberto Bosques” y en diciembre de 2015 el embajador de Canadá en México reconoce su labor de Derechos Humanos y se compromete a seguir trabajando en dichas causas sociales.
¿Quién es Consuelo Morales?
:: La hermana Consuelo Morales nació en Monterrey Nuevo León, en marzo de 1948. Es una activista, fundadora y directora de la organización Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C. (Cadhac).
Estudió la Licenciatura de en Trabajo Social en la Escuela de Trabajo Social Vasco de Quiroga en la Ciudad de México y la Maestría en Derechos Humanos y Democracia en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede México.
Fue presidenta de la Conferencia de Religiosas Mexicanas, sede Arquidiócesis de Monterrey, miembro de diversos consejos ciudadanos, entre ellos el Consejo Permanente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, el Consejo del Grupo Humanitas, A.C., el equipo coordinador de la Red de Organizaciones Civiles del Norte de México, y el consejo de OXFAM-México.
Ha sido miembro de consejos ciudadanos como el de la organización Vertebra, el Consejo Ciudadano de la Comisión de Acceso a la Información Pública del Estado de Nuevo León y del Comité de Ética de la Clínica 33 del Instituto Mexicano del Seguro Social.