Sentado bajo un árbol, haciendo guardia junto a las vías, el originario de Lempira, Honduras, platica su historia.
“Gracias a Dios no me ha pasado nada. Estoy esperando el tren que me lleve a Ixtepec”, comenta el joven de 18 años.
“He escuchado rumores que más arriba (entre Oaxaca y Veracruz) asaltan y secuestran, pero yo voy comenzando mi viaje y espero en Dios que no me pase nada, porque a muchos les han pasado cosas muy feas y que uno pues se va enterando conforme va uno avanzando pero tengo que viajar”.