Padre de familia oriundo de El Salvador, Gabriel cuenta su perilo personal:
“El tren se detuvo porque había atravesado palos a las vías, era de noche y se escucharon disparos. Nosortos nos bajamos y corrimos, era de noche. Luego de un rato regresamos y supimos que a unos los asaltaron y a otros golpearon
“Nos quedamos arriba del tren hasta el amanecer y como a las diez de la mañana llegó una patrulla federal y también comenzaron a corretearnos, me quitaron 800 pesos y ya sin dinero nos subimos nuevamente al tren y llegamos aquí al albergue en Ixtepec con el padre Solalinde.
“Ya pusimos la denuncia porque esto sigue pasando y esperamos que al ver que denunciamos las autoridades tomen cartas en el asunto”, comenta.
Sentado en el patio del albergue Hermanos en el Camino.
“Estas historias pasan a diario porque hay mucha corrupción. Yo ya tengo desde julio aquí en Ixtepec y me doy cuenta de que las mismas autoridades asaltan al migrante.
“No es justo que la misma policía nos robe. Uno confía en la policía que lo va a cuidar, uno sabe que el único delito que tiene aquí es ser indocumentado y ya.
“Piensan que traes dinero pero a veces no es así, por eso usamos el tren. Si anduviéramos condinero no estuviéramos sufriendo, buscaríamos otros métodos para llegar a Estados Unidos”, dice.
Gabriel está esperando a que su situación legal se arregle y pueda trabajar en México.
Su afán por llegar a Estados Unidos se esfumó, pues con lo que le ha pasado ya no desea tomar más riesgos y desea aprovechar la residencia temporal que le da el haber sido víctima de un delito.
“Estamos arreglando mis papeles, con la ayuda del sacerdote (Solalinde), para quedarme a trabajar en México y desde aquí sostener a mi familia”, concluye.