
A sus 25 años de edad, Mayra Liliana González Zamarripa, tuvo que dejar este mundo Aa consecuencia del ataque en el Casino Royale, del cual era cliente y dejó sola a su niña de tres meses de nacida, a su hijo de tres años y a su esposo.
Aunque no visitaba constantemente la casa de apuestas, la vecina de la colonia La Fama II, en Santa Catarina, acudió al establecimiento la tarde del fatal hecho.
Hace cuatro meses había corrido peligro de muerte por la complicación de su embarazo. En esa ocasión libró la batalla contra la muerte, pero desafortunadamente no fue así el día en que los delincuentes ingresaron al negocio de la avenida San Jerónimo.
La última comunicación que sus familiares tuvieron con ella fue a través de una llamada telefónica que la joven alcanzó a realizar.
“Lili le habló a mi mamá gritando y diciéndole que había mucho fuego, se cortó la llamada y a los cinco minutos me marcó, porque yo trabajo en un hospital cercano al casino, me salí corriendo, pero ya no tuve comunicación con ella y quería meterme al casino, pero no me dejaron pasar, ella estaba muy, muy asustada… y de repente se cortó la llamada”, dijo Adán González, hermano de Liliana.
“Después de estar un rato en el casino, fuimos al Hospital Universitario mi hermano y yo, y mediante una fotografía la identificamos, ella no presentaba quemaduras, era algo leve, pero se veía como humeada, el certificado médico indica que la causa de su muerte fue por asfixia.
“Había mucha gente, mis tíos también vieron la foto y a mi mamá no se la mostramos, para que tenga la imagen de mi hermana tal y como era ella”, contó.
La hora en que identificaron a Liliana fue a las 2:00 horas de la madrugada del viernes 26 de agosto, es decir, 10 horas después del ataque, mientras que el cuerpo llegó a la funeraria ubicada en el municipio de Santa Catarina hasta las 19:00 horas.
LA BONDAD DE LILI
Adán aseguró que su hermana siempre fue una persona alegre y nunca se enojaba con nadie, prueba de ella fue el desfile de personas que acudieron a las capillas Protecto Decto, en busca de su cuerpo.
Y es que eran decenas de amigos, compañeros y familiares los que llegaron a las capillas para acompañar los restos de la siempre sonriente Lili.
“Mi hermana era muy alegre, le gustaba ayudar a todos, ellas se quitaba el taco de la boca para dárselo a alguien más sin recibir nada a cambio, siempre estaba alegre, nunca se enojaba y cuidaba a mis papás.
“Ella acostumbraba a ir cada 15 días, porque se dedicaba al hogar y acudía para hacer algo diferente, los niños los cuidaba mamá”, dijo afligido el joven de 22 años de edad.
Aunque Liliana no le comentó tener algún presentimiento el día de los hechos, Adán contó que meses atrás cuando estaba embarazada, tuvo riesgo de perder la vida por una hemorragia.
“Estaba embarazada y se puso muy mal, tuvo una hemorragia, estuvo hospitalizada y estuvo en peligro de perder la vida, creo que ya era destino que mi hermana fuera a morir, pero es injusto”, dijo.
En el interior de la funeraria se apreciaba la fotografía de la joven, así como arreglos florales y el dolor prevalecía en cada uno de los presentes, como en su esposo, quien se dedica al área de comercio y estaba destrozado.
Lili se ha marchado y con su ausencia sólo queda su hermano mayor y Adán, para darles aliento a sus padres en este duro golpe que la vida les dio.
“Mis papás están muy mal, mi hermana era la única mujer, ahora sólo estamos mi hermano mayor y yo, nos dejó Lili, ella no se metía con nadie, no le hacía daño a nadie.
“Las autoridades verdaderamente han fallado, ¡52 muertos que se suman a la lista de gente inocente!, qué se puede decir… vamos de mal en peor”, comentó entre lágrimas.
El último día en que vio a su hermana fue el lunes 22 de agosto, la acompañó a recoger a su sobrino, nunca imaginó que jamás la volvería a ver con vida.
Los servicios funerarios fueron cubiertos en gran parte por el DIF estatal y el resto por la familia González Zamarripa; ahora sólo esperan la pronta resignación y que su ser querido ya goce del amor de Dios. vww