
Millones de personas en México sobreviven con un miserable sueldo de 528 pesos semanales, considerando que deben tener un día de descanso, lo que lo convierte en una actividad extrema para salir adelante en el día a día.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay más de siete millones de personas ganando 88.36 pesos diarios. Con ese dinero tienen que comer, vestirse, calzarse, pagar servicios y una vivienda, si a eso se le suma el tener que mantener a alguien más, resulta casi imposible sobrevivir con ese sueldo.
Refugio Aquino trabaja como empleado en una construcción al sur de Monterrey, forma parte de los siete millones 355 mil 639 de personas que subsisten con el salario mínimo, mismo que hasta antes del 1 de diciembre del presente año estaba estipulado en 80 pesos con cuatro centavos al día.
Quienes ganan el sueldo mínimo -530 pesos por semana- representan el 14 por ciento de los 52 millones 438 mil 646 trabajadores que componen la población ocupada en el territorio nacional.
Si de género se habla, ligeramente las mujeres son las más mal pagadas en la mayoría de los sectores laborales, pues tres millones 860 mil 937 féminas reciben un salario mínimo, mientras que tres millones 494 mil 702 son hombres mal pagados.
Los rubros que se miden en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, son el agropecuario, servicios, industria manufacturera, comercios y construcción, sector del que forma parte José, al desempeñarse como cocinero.
El rubro de servicios es donde menos ganan las personas por sus horas de trabajo, pues de los más de siete millones de mexicanos mal pagados, dos millones 560 mil 142 pertenecen a ese sector, un millón 868 mil 132 al agropecuario y un millón 729 mil 450 se dedican al comercio.
El pasado 1 de diciembre el salario mínimo aumentó de 80.04 a 88.36 pesos diarios, anunció el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, pero, ¿qué se puede comprar con ese dinero?
Aún que no paga servicios, pues vive en las faldas del cerro de La Silla en un terreno irregular, Refugio no sobreviviría con su raquítico sueldo, pues lo costoso de los productos alimenticios supera su poder adquisitivo.
Refugio no conoce lo que es una dieta balanceada y mucho menos lo que es comer en tres tiempos; si bien le va, en la hora de la comida ingiere un plato con frijoles recién salidos de la olla, con cebolla, sal y chile jalapeño en trozos.
Hasta donde recuerda, jamás ha comido alguna crema de verduras o fruta antes de ingerir un plato fuerte con dos guarniciones, sólo en ocasiones se da el lujo de comprar un kilo de pollo para compartir con su esposa.
El único postre que conoce es una concha de pan o un ‘marranito’ que compra todos los días a la entrada donde labora, mismos que acompaña con un vaso de chapurrado caliente o café por 17 pesos.
“Por semana compro 250 pesos de mandado, casi siempre es arroz, frijol, pastas, chorizo y huevo; en ocasiones compro ‘pollito’, y lo demás que no puede faltar es la sal, chile, tomate y cebolla”, platica Refugio.
Esos productos los adquiere en el mercado Estrella, ubicado en el Centro de Monterrey y una tienda de nombre Merco, en donde asegura que es más barato comparado con las grandes cadenas como Soriana, Walmart o HEB.
Y es que el relato de Refugio se pudo constatar cuando al acudir a un Walmart con 88 pesos, tan sólo pudimos adquirir una bolsa de arroz, una de frijoles, un litro de aceite y unas cuantas pastas para hacer sopas, pues los precios no bajaban de los 20 pesos en el caso del arroz, aceite y frijol.
Es necesario comprar bolsas de menores cantidades a un kilo para hacer que los 88 pesos rindan y así adquirir más productos; no obstante, no se trata de alimentos que den los nutrientes necesarios para una dieta balanceada.
En un pequeño tejabán enclavado en lo más alto de la colonia Los Remates -en el cerro de La Silla- es donde Refugio pasa sus días, entre un piso de tierra y unas calurosas o muy frías láminas galvanizadas.
Para poder llegar hasta su humilde morada, él tiene que caminar casi un kilómetro cuesta arriba y acceder por un terreno accidentado, en donde las arañas y las víboras salen a plena luz del día.
Vive como posesionario en un pequeño terreno de alrededor de seis por 15 metros, entre la pobreza y la delincuencia que impera en la zona, pues además de tener que soportar el hambre, reza por no ser víctima de los maleantes que a diario se meten a los tejabanes de sus vecinos a robarles lo poco que tienen.
“Es una vida muy difícil que no creo que los políticos se imaginen, me gustaría que un día alguno venga a quedarse a mi casa para que vea cómo es que sufrimos”, expresó.
Proveniente de Tamazunchale, San Luis Potosí, Refugio llegó a Monterrey para probar mejor suerte y tratar de superarse, más nunca se imaginó que la vida fuera del campo es muy difícil y más para quien no cuenta con estudios, como él.
“Aquí llegamos mi hermana y un servidor para ver si nos iba mejor económicamente, pues en el rancho casi no hay oportunidad y el poco trabajo que hay no nos da para mucho”, dijo.
El potosino no sabe qué suerte le espera ahora que se acaba de juntar con su novia, pues a pesar de que trabaja arduamente, con lo que gana muy apenas si le alcanza para comer y vestir.
“Ella dice que no me preocupe, que entre los dos vamos a salir adelante, pero me da mucho coraje porque por más que uno se esfuerza resulta casi imposible tener una mejor vida”, señaló.
Aun así, viven con la ilusión de lograr un patrimonio y heredárselo a los hijos que planean traer al mundo para que alegre su morada.
Aunque no conozcan de dietas balanceadas, de comer pollo, carne, pescado, frutas y verduras, aunque sus desayunos no sean fruta con yogurth y granola o un pan tostado con mantequilla y jugo de naranja.
Pese a que las comidas no vayan en tres tiempos con una crema, un plato fuerte, postre, y en cambio sólo puedan ingerir frijoles con sopa aguada, así seguirán hasta lograr su sueño de formar una familia y vivir bajo un techo de concreto.
“Ahorita el refrigerador está vacío porque tengo dos semanas sin trabajar, es lo malo de andar en la construcción, aquí no hay trabajo seguro y mucho menos atención médica para nosotros”, aseguró.
Recuerda que hace unos meses un compañero de edad avanzada murió aplastado por un camión revolvedor de concreto, y aunque el hecho fue muy lamentable y aterrador al pensar que eso le pudo haber pasado, no le queda más opción que seguir en ese camino laboral.
“Vivimos y comemos como podemos, pero nuestra necesidad no es tan fuerte como para irnos a delinquir y robar a otras personas que también con mucho esfuerzo logran construir una casa.
“Eso lo tenemos bien claro, cuando no tenemos dinero preferimos salir a juntar botes de aluminio y venderlos, al menos eso es algo honrado y estamos seguros que nuestro Dios nos bendecirá”, precisó.
Mientras tanto, con sus 250 pesos de mandado a la semana sobrevive en sus humildes cuartos con piso de tierra y unas enormes piedras de concreto como cimientos que sostienen las láminas que rompen el frío y la lluvia, o dan sombra cada vez que hay un intenso sol.
CÓMO DEBERÍA
DE COMER REFUGIO
Yaretzi López Silva, especialista en nutrición, explicó que una persona debe de consumir alimentos de manera balanceada para evitar enfermedades como diabetes, hipertensión o problemas gástricos.
Por lo que se recomienda consumir productos del ‘Plato del Buen Comer’ -según la Guía Alimentaria de México- como granos, vegetales, cereales, frutas, verduras, legumbres, carne, pollo, pescado, huevo, entre otros.
Lamentablemente con los 88 pesos que ofrecen algunos patrones como salario a más de siete millones de mexicanos, es difícil que éstos puedan hacer una despensa equilibrada que aporte los nutrimentos necesarios para el buen desarrollo del cuerpo.
“La dieta equilibrada nos ayuda a prevenir diferentes enfermedades, si alguien no la lleva a cabo de manera correcta, es posible que adquiera enfermedades que pongan en riesgo su vida”, explicó la especialista.
Detalló que la importancia de comer tres veces al día es fundamental, pues en largos periodos de ayuno, el cuerpo consume las proteínas reservadas y eso ocasiona un deterioro a la salud.
“Para obtener la energía necesaria y realizar las labores del día con efectividad, es necesario que las personas tengan un buen desayuno, si esto no sucede, durante el día puede haber fatiga, cansancio y otras repercusiones que afecten nuestro desempeño”, indicó.
Señaló que la dieta balanceada hace que los componentes de los alimentos le den la energía necesaria al cuerpo para que cada parte cumpla con sus funciones y los procesos internos se lleven a cabo debidamente.
“Una dieta mal balanceada puede causar problemas en los tejidos corporales, el crecimiento y el desarrollo, en el funcionamiento del sistema nervioso, muscular, óseo y el cerebro”, enfatizó.
En todas las anotaciones anteriores, Refugio tiene desventaja, debido a que difícilmente da dos comidas al día y en ninguna de ellas hay una ingesta balanceada que le ayude con el correcto funcionamiento de su cuerpo.
La especialista comentó que para comer sanamente es necesario invertir unos dos mil pesos por semana, agregando pollo, pescado, res y cerdo, o si la dieta se convierte en vegetariana, el costo se reduce unos mil pesos, que igual siguen siendo excesivos para los 250 que invierte Refugio.
LA COMPARACIÓN Y LA BURLA
Cuando los internautas se enteraron del generoso aumento al salario mínimo del 10.4 por ciento, los memes no se hicieron esperar.
Los creativos de las redes sociales pusieron como el mejor ejemplo que un trabajador de Estados Unidos -con el salario mínimo- tiene un poder adquisitivo 12 veces mayor que un mexicano, pues si se toma en cuenta el tipo de cambio, un obrero de Estados Unidos gana 7.25 dólares por hora, lo que serían 133 pesos, contra 11 que gana un trabajador de la tierra azteca.
Lo anterior quiere decir que trabajando ocho horas al día, cinco días a la semana, un obrero estadounidense ganaría cinco mil 350 pesos, mientras que un mexicano sólo 440 pesos.
Considerando que algunos expertos aseguran que el aumento real al salario mínimo es del 4 por ciento y no del 10, el salario del mexicano se reduciría a 420 pesos por semana, lo que tiene que ser suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia.
El artículo 123 fracción VI de la Constitución Mexicana, estipula que los salarios mínimos generales deben ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, así como para promover la educación de los hijos.
Lo anterior es suficiente motivo de burla, pues con 88 pesos no alcanza ni para cubrir las necesidades materiales, mucho menos para salir a pasear o dar educación a los hijos que, aunque debe de ser gratuita, en muchos planteles se cobran cuotas de ayuda para el mantenimiento de las escuelas y otras cuestiones.
Otra de las imágenes ilustrativas tiene a un señor preguntando a un enanito: ¿por qué no crece como sus amigos?, el enanito tiene la playera con la leyenda salario, mientras que los amigos son el pasaje del transporte, luz y agua.
En otra gráfica se muestra el rostro de un excursionista que tiene como fondo una gran montaña de nieve y se dice a sí mismo que su próxima aventura es sobrevivir en México con el salario mínimo.
La fotografía de una cartera con un billete de 200 pesos dibujado no podía faltar en la burla de los internautas, pues con el salario de 440 pesos semanales el sueldo se va como agua entre los dedos y no queda más que dibujar el efectivo para reírse de la tragedia.
El reclamo a los personajes de la clase política tampoco podía faltar en el mosaico de ilustraciones, pues en uno de esos está la famosa rana pensando en que a veces le gustaría darse un aumento de sueldo, pero luego recuerda que no es político y se le pasa.
Jorge Flores, un vendedor de dulces en el primer cuadro de la ciudad de Monterrey, aseguró que los memes son una escapatoria a los problemas sociales y económicos que se viven en la actualidad.
“Necesitamos reírnos de la tragedia, es algo que siempre se ha visto en nosotros los mexicanos porque de otra manera terminaríamos hundidos en la depresión por el mal trabajo que hacen nuestros gobernantes”, expresó Jorge.
Para el vendedor es importante poder descargar las emociones con una carcajada, pues si se deja agobiar por los problemas -en este caso los sueldos miserables-, puede ser que la depresión lo haga cometer tonterías.
“Imagínate toda esa gente que se queja de no completar y se pone a idear cosas, es cuando vienen los delitos, como dicen: la ocasión hace al ladrón, en este caso la desesperación puede hacer que una persona se dedique a delinquir”, comentó.
Aunque Jorge no depende de una empresa que le pague el salario mínimo, su suerte depende de cómo estén los días en cuestión del clima, pues si está lloviendo o haciendo mucho frio, apenas si saca unos 50 pesos al día.
“Es como si tuviera el sueldo mínimo, porque cuando me va bien guardo poquito dinero, pero si me va mal, de ahí tengo que sacar para la ‘papa’ y eso ya no cuenta como dinero extra; casi siempre andamos al día”, platicó.