Para la familia Pérez Pérez, creyentes del bahaísmo, el 25 de diciembre no representa nada especial, y es que para ellos el festejo de la Navidad significa el nacimiento de una de las manifestaciones de Dios, que no es precisamente la que veneran.
Eduardo Jesús Pérez de León, cabeza de este hogar que también dirige su esposa María Elena Pérez Bravo, explica que aunque respetan a Jesucristo, es uno más de los conocidos como profetas que también han sido Krishna, Moisés, Zoroastro, Buda, Mahoma, El Bab y Bahá’u’lláh, siendo este último el profeta y fundador de su creencia.
“El 24 de diciembre es un día como cualquier otro para nosotros, ni ponemos árboles de Navidad, consideramos que es la celebración del nacimiento de una de las manifestaciones de Dios y lo respetamos como tal pero no celebramos nada, es un día como cualquier otro”, dijo.
Sin embargo, el también vicecoordinador de la Asamblea Espiritual Bahá’í de Monterrey, asegura que a veces por costumbre les toca acudir como invitados a una vivienda católica y acompañarlos durante su celebración, aunque a veces simplemente aprovechan para reunirse en dinastía para compartir los alimentos.
“Ahorita mi esposa está de viaje, fue a ver a sus padres a Cuba, entonces seguramente para estas fechas me reúno con mi hermana que es bahá’í, con mi hijo y su esposa, que todos somos bahá’ís y pues el 24 es un día como cualquiera, aunque bueno sí nos vamos a un restaurant o algo”, expresó.
En cambio, explica, los días de fiesta para la comunidad Bahá’í comienzan desde la víspera del día 21 de marzo, que es cuando ellos además de celebrar el año nuevo, conmemoran el día que Bahá’u’lláh reunió a cientos de personas de diferentes religiones en un jardín entre el río Tigris y el Éufrates para anunciarles que él era la manifestación de Dios para esa época.
“El calendario Bahá’í empieza a la puesta del sol y es el momento en el que cambia el día, generalmente los festejos del 21 de marzo, que pueden haber empezado desde el día 20 en la noche, se hacen a mediodía del día 21.
“Para nosotros son momentos de oración, meditaciones y pasarla bien, es un tiempo de alegría, regocijo, de estar contentos, pero no tenemos ritos como lo son las posadas”, mencionó.
Cabe mencionar que el calendario bahá’í establecido por el Bab consta de 19 meses de 19 días, además de cinco días intercalados para completar el calendario solar, además de que cada mes tiene un atributo a Dios.
Esta festividad se lleva a cabo en agrupación o en familia trayendo cada uno diferentes viandas, los alimentos que ellos tradicionalmente incluyen en esta celebración es la comida iraní, ya que comúnmente en cada lugar hay gente originaría de este país, aunque de no ser así, se incluye el platillo acostumbrado en cada región.
Durante esta fiesta se leen pasajes y oraciones de los libros sagrados, se deja una luz prendida que significa el advenimiento de una nueva manifestación de Dios, y se dan regalos antes del 21 de marzo que tradicionalmente se procura que sean educativos o tengan algún significado acorde a sus creencias.
Actualmente la comunidad Bahá’í en Nuevo León tiene registrados alrededor de 150 personas, aunque los practicantes activos apenas alcanzan los 35 o 50. Otra de las fiestas importantes de los bahá’ís es el nacimiento de Bahá’u’lláh, su fundador, el 12 de noviembre, así como de El Báb el 20 de octubre, quien instituyó la nueva religión y dio el título a Bahá’u’lláh.
Mientras que los hogares alrededor del suyo ya lucen adornos decembrinos, en la casa de los Pérez Pérez es como si nada pasara, tan sólo un par de veladoras adornan la sala de su hogar esperando representar la luz el 21 de marzo. En tanto, Eduardo Pérez subraya que ellos respetan las creencias católicas y consideran que toda la humanidad debe de sentirse muy afortunada de unirse a los cristianos, a los católicos para celebrar la venida de Jesús.