Daniela tiene 15 años y por mucho tiempo estuvo inmersa en el mundo de las drogas y el pandillerismo. Ahora, además de haber podido “salir del hoyo” colabora para rescatar a otros jóvenes.
Ella ha descubierto que se puede “ver la luz” de nuevo y en ese sentido es un ejemplo para cientos de chicos que como ella se han refugiado en las “clicas” ante los problemas y carencias que los atrapan desde el seno familiar y social.
Desde hace cinco meses, Daniela ya no es pandillera. A partir de entonces, las drogas ya no son una constante en su vida, igual que la pandilla, que trae en la sangre porque su familia completa ha formado parte de una, incluso su madre.
“Yo no tenía a mi papá y mi mamá nunca estaba en casa, me sentía tan sola que para llenar ese vacío me uní a ´Las Guarrilocas´ con quienes me la pasaba de fiesta y empecé a probar el alcohol y las drogas; me hice adicta a la marihuana y el tolueno”, expresó la menor.
Todo eso, recordó “Dany”, se dio cuando tenía 10 años y se juntó con sus “amigas” de la colonia 10 de Marzo; ese sentido de pertenencia, asegura, la llevó a enfrentar las “hondas locas” que traía en su mente y corazón.
“A ellas las consideraba mis carnalas porque estaban conmigo en las buenas y en las malas; en ellas, mis hermanas y yo encontramos el cariño que nuestros papás nos negaron de niñas: sufrimos mucho y con ellas olvidamos todo”, reveló.
La adolescente comentó que las drogas la ayudaron a “tranquilizarse”, a no sentir tanto coraje o dolor por la ausencia de sus padres, pero desde noviembre, tiempo en que la sorprendió en su colonia la llegada de Nacidos para Triunfar, su perspectiva de vida se modificó.
“Llegaron a la esquina donde nos juntamos, nos invitaron al programa, nos hicieron ver que podríamos tener una mejor vida y entendimos que puede ser posible, si ponemos de nuestra parte”, dijo Daniela.
Desde que la joven decidió ser “otra”, trabaja arduamente para recuperar su autoestima, no recaer en las drogas y mantenerse al margen de las cosas que le hacen daño en el aspecto emocional y físico.
“Estoy echándole ganas porque quiero ser alguien, porque hay gente que se preocupa por uno y poco a poco me han ayudado a ver la luz y hacerme sentir que valgo. Este empujonsito que me han dado, me impulsa a salir adelante”, manifestó.
La muchacha se ha dado cuenta que existen diversas formas de sobreponerse a los problemas aunque tiene claro que los cambios no se dan de la noche a la mañana.
“Tengo cinco meses sin hacerle a las drogas y fumo poco, ha sido complicado, pero tengo la seguridad y porque así lo deseo, de que voy a dejar esto que me perjudica y me puede traer serios problemas a la larga”, señaló.
Daniela quiere dejar atrás el pasado y por eso es que ha decidido iniciar un nuevo sendero al retomar sus estudios de secundaria para continuar su formación académica, ya que aspira a ser una profesionista.
“Me he puesto el propósito de cambiar y lo voy a lograr, quiero mi certificado de secundaria para seguir la prepa, estudiar una carrera de educadora, además tengo la ilusión de tener una familia y atenderla para que mis hijos no sufran como yo”, adelantó.
Se ha fijado el reto de apoyar a niños y adolescentes que están inmersos en las pandillas, drogas o delincuencia para demostrarles que hay salida.
“Ahorita soy la primera ‘Guarriloca’ que ando en esto y no me arrepiento, pero quiero decirle a los chavos que apenas empiezan en esto de las ´clicas´ que no se metan drogas ni en broncas”, explicó.
Por otro lado y aunque ha recibido burlas por parte de sus amigas, Daniela aclaró que no se dejará vencer por las críticas y seguirá en pie con su objetivo de “salvar” a su familia y a otros pandilleros.
Daniela fue una de las tantas integrantes de pandillas de la 10 de Marzo, que ahora toma las riendas de su vida con el apoyo de Nacidos para Triunfar A.C., programa de reintegración social que respaldan dos empresas regiomontanas.
MOTIVADA
Atestiguar el cambio de comportamiento en Daniela fue una situación que hizo despertar a María Magdalena Simona Martínez Mora -su madre del “mal sueño” que tenía al ver que su familia se perdía entre el pandillerismo y las drogas.
“Me sorprendió mucho ver que era otra y empezó a demostrar una actitud de madurez, no sabía qué estaba sucediendo con mi hija y fue entonces cuando me di cuenta que tenía que responderle a mis niñas y ponerles atención”, expresó Mary.
La mamá de Daniela analizó las cosas y aunque fue difícil, dijo, reconoció que algo había hecho mal. Comentó que le costó trabajo entender que su propia hija estuviera intentado “salir del pozo” y ella ni siquiera tuviera el interés.
“Yo estaba enfocada en el trabajo, me absorbía tanto que nunca tenía tiempo para atenderla a ella y a sus dos hermanas; no había confianza para hablar y nos la pasábamos entre pleitos y golpes lo que nos trajo la desintegración familiar”, explicó.
Desde que conocieron a Juan Pablo, líder de Nacidos para Triunfar, recalcó Martínez Mora, la vida de su familia y ella comenzó a cambiar. Daniela invitó a su progenitora a unas pláticas sobre valores y resultó positivo el encuentro.
“Me gustó que alguien que no nos conoce esté interesado en nuestro problemas, pero sobre todo nos quieran ayudar, nos han hecho ver que aunque se hayan cometido errores tenemos oportunidad de corregirlos con tal de ser mejores personas”, manifestó.
Recordó que nunca supo cómo acercarse a sus retoños porque ella traía sus “propias broncas”, no veía más allá y se cerró a lo suyo por lo que desde diciembre que se unió a la Escuela para Padres que promueve el programa de reintegración social, la comunicación fluye.
“Nos vemos y platicamos tranquilamente para arreglar nuestras diferencias o llegar a acuerdos y como nos vamos integrando como familia, les digo que no es bueno estar en las drogas y en pandillas porque ahora hay mucho riesgo”, reiteró.
En lo referente a pertenecer a una “cicla”, María recordó que ella también fue pandillera y drogadicta cuando fue adolescente, por lo que tiene conocimiento que es casi imposible salirse de eso cuando hay influencias negativas.
“Ahora acepto que mis hijas se meten droga, pero también sé que no sólo la voluntad las ayudará a que las dejen, el apoyo de los padres o de una como madre es fundamental para que se alejen de la mala vida”, dijo Mary.
Las va a apoyar en lo que quieran, mientras sea algo de bien, ahora más que nunca ha comprendido que no puede seguir “perdida en su mundo” y que tiene una familia que la espera en casa para abrazarla.
“No ha sido fácil, pero ahí la llevamos. Daniela, la más chica y la que decidió reivindicarse, es el motor de la casa, pone orden y reglas que antes yo no dejé en claro: todos juntos vamos a pláticas y tomamos el apoyo que nos brindan”, declaró.
Martínez Mora enfatizó que como madres hay que estar alerta a las manifestaciones que los hijos emiten en su forma de ser y comportarse, de lo contrario, será fácil para ellos “descarrilarse” y refugiarse en pandillas, el alcohol y drogas.
“No podemos permitir que eso suceda y esa tarea nos toca a nosotros para tomar a tiempo el buen camino y permanecer unidos como madre e hijos porque todo se puede resolver y no al agarrar salidas falsas”, finalizó.
A TIEMPO…
En el caso de Marco Antonio Escobedo Solís, de 16 años, la calidad de vida ha sido diferente a la de Daniela. Sus padres han estado con él y sus hermanos en cada paso que da, a través de una atención permanente.
“Estoy en la banda del ´Reino Loco´, pero no hago tantas maldades; mis papás siempre me dicen que no haga tanto desmadre, que no ande en riñas ni me meta droga y les hago caso, pero me sigo juntando con mis carnales”, dijo Marco.
Al joven le ha resultado complicado ignorar que en su pueblo- Villa de García- existan pandillas por todos lados, casi en cada esquina, cuando en la colonia Valle Verde -en Guadalupe- donde habitaba hace dos años, no era tan notoria la presencia de pandillas.
“Hay muchas bandas, pero yo me junto con mis compas para pasarla tranquilo, nos vemos porque queremos ser amigos, aunque no podemos hacernos menos si nos buscan problemas o bronca de otro lado”, manifestó.
“Bebé” -como se le conoce- el más pequeño de los que conforman la “clica”, es diferente a los demás, pero no por ello es ególatra o algo por el estilo. Trabaja en el rubro de la electricidad en una empresa cercana a su casa y no anda tanta tiempo de vago.
“Salí de secundaria, me metí a un curso de electricidad y empecé a trabajar, me la paso casi todo el día ahí, pero cuando salgo a eso de las seis, llego un rato a casa y luego me voy a cotorrear con la raza”, explicó el chico.
No todo es trabajo, comentó, también hay diversión, pero reconoció que ser productivo laboralmente le ha permitido ser un poco más centrado y obtener sus propios recursos para no depender tanto de sus padres.
“La escuela ya no me gustó y sé, porque me enseñaron mis padres, que para salir adelante hay que trabajar. Lo hago y me siento chido porque puedo comprarme mi ropa, voy al cine, salgo y ayudo en la casa”, manifestó Marco.
Y se ve, el puberto porta orgulloso su nuevo corte de pelo- casi rapo-, su camisa y pantalón holgado, tenis y hasta un arete que trae en la oreja izquierda. Su forma de vestir demuestra ser uno más de la pandilla, pero su comportamiento hace la diferencia.
Su manera de ser y de ver la vida de una manera más “centrada” se debe a que Margarita y Mario Alberto, sus padres, han permanecido tras de él para tratar, en la medida de lo posible, que no caiga en drogas.
ANDAMOS DETRÁS DE ÉL
“No podemos evitar o prohibirle que se junte con los muchachos, lo apoyamos pero le hacemos ver lo que está bien o mal al andar en pandillas para que sepa a lo que se puede enfrentar y que se dé cuenta que no es tan fácil como se ve”, expresó Margarita Solís.
“Apoyo”, recalcó Mario Alberto Escobedo Espinoza, no significa dejarlo solo y no estar al pendiente de lo que hace, pero tampoco lo hostigan. Como padres y familia unida, procuran orientarle sobre cómo llevar su vida.
“Andamos detrás de él y sus hermanos, los mantenemos involucrados con las labores de la casa, además de que no los dejamos que falten a la escuela o al trabajo, les decimos que deben organizarse y responsabilizarse para cumplir con todo”, señaló la madre.
El señor tiene un negocio de soladura en casa y pide ayuda a Marco o a sus otros hijos cuando están libres aunque también respeta el espacio que tienen para sus actividades personales o de esparcimiento.
“No los podemos tener todo el tiempo encerrados pero hay maneras de alejarlos un poco del vandalismo que por eso invito a mis hijos y sus amigos a jugar futbol; les digo que no se desvelen porque jugaremos temprano y creo que con eso ayudo en algo”, mencionó el padre.
La atención, unión familiar ha sido esencial para que Marco no se “descarrile”, pero los papás reconocen que no por ello el joven está exento de consumir drogas o verse involucrado en situaciones difíciles.
“Hubo un tiempo en que se nos desvío mucho, traía un novia y ella lo hacía que se drogara, actuaba raro con nosotros y nos dimos cuenta que algo no andaba bien, por fortuna nos percatamos de ello y nos pusimos un poco duros con él”, recordó Mague.
Los tutores reconocieron que educar y formar a los hijos no es una labor sencilla, sin embargo es parte del proceso y de la etapa de desarrollo de los muchachos que durante la adolescencia todo quieren experimentar.
“Son hombres, son jóvenes y están en etapa de aprender y vivir, claro, con moderación y con nuestro consentimiento porque estamos para ayudarlos, para crecer juntos”, coincidieron Margarita y su esposo.
El matrimonio ha batallado para “encarrilar” a sus hijos por el camino del bien, pero no se dejarán caer porque con la experiencia que tienen como adultos, saben que hay cosas como las drogas, que dejan secuelas.
Solos -papá y mamá- no pueden guiar con certeza a sus hijos, la fe en la Virgen y otro santos, así como el apoyo de “Nacidos para Triunfar” son opciones que tienen a disposición para instruir a sus retoños por el sendero correcto.
NACIDOS PARA TRIUNFAR
La constante presencia de pandillas en Monterrey y García, entre otros municipios, ha llevado a que Nacidos para Triunfar A.C. y autoridades municipales, trabajen con el fin de brindar a los jóvenes la oportunidad de reintegrase a la comunidad.
Observar en las esquinas a “cliqueros”, tatuados, con vestimenta holgada e incluso que se drogan y se involucran en riñas con otras pandillas se ha vuelto una problemática social que requiere atención para disminuir los efectos en la comunidad.
“Queremos decirles que hay otras formas de vivir y traemos un método con el que podemos rescatarlos para que no se sumen en la delincuencia organizada y mejor retomen sus estudios, el deporte o se incorporen al ámbito laboral”, explicó Juan Pablo García Aguiñaga, director general de Nacidos para Triunfar (NPT).
Bajo esa línea de trabajo, los tres organismos trabajan desde hace 3 meses con más de 600 jóvenes que conforman 35 pandillas en García y 12 pandillas en Monterrey, específicamente en el Polígono Edison.
“En García estamos por firmar el convenio ‘Clicas Unidas por la Paz’, donde los chavos se comprometen a convivir en un ambiente de tranquilidad y si alguno de los muchachos rompe el trato, automáticamente queda fuera de los beneficios del programa”, dijo.
Entre los beneficios, detalló, son las oportunidades de terminar sus estudios u obtener trabajo para contribuir a reconstruir el tejido social en que se encuentra inmersos.
El líder de NPT destacó que para llegar a la firma de la tregua por la paz, previo a ese nivel, se convocó a las pandillas, se les hizo ver, a través de conferencias, que pueden salir adelante y se les invitó a la pinta de murales en paredes que los mismos muchachos pidieron a los vecinos.
En Polígono Edison, que abarca la colonia 10 de Marzo, entre otras, se trabaja en la segunda etapa del programa con la impartición de talleres de liderazgo.
“Se les habla sobre vida responsable, liderazgo, espiritualidad, autoestima y cuando concluyen, muestran un cambio real, se hace una graduación para celebrar la transformación, la cual deben mantener porque se les da seguimiento”, apuntó Juan Pablo García.
Posterioremente se canaliza a los muchachos con el personal de Recursos Humanos de las empresas y ayuntamientos para que se logre la reintegración de los jóvenes a las aulas, talleres de trabajo y corporativos.
La orientación y apoyo para los padres de familia de los pandilleros, ya sean hombres o mujeres, ha resultado primordial en el proceso de cambio de los muchachos, por lo que NTP abrió también una Escuela para Padres.
Nacidos para Triunfar nació hace un año en Monterrey con el enfoque de hacer algo diferente por los jóvenes pandilleros y se ha logrado el cometido desde que la iniciativa privada así como las autoridades municipales han sumado esfuerzos.
Juan Pablo también fue pandillero cuando era chico y como logró salir de esa “mala vida” ahora actúa por quienes se han introducido a grupos, bandas o “clicas” para hacerse daño a ellos mismo o a la sociedad.