El obispo Antonio Gónzalez Sánchez deseó bajo el nombre de Jesucristo, que la sangre de Rodolfo Torre Cantú venga a sembrar en la tierra tamaulipeca y en especial en Ciudad Victoria, la paz que haga crecer la felicidad y desaparezcan el odio y la división.
Eras las 15:15 horas cuando el ataúd con los restos del extinto candidato a la gubernatura fue introducido a la Catedral, y dio inicio la misa de cuerpo presente en honor a quien era considerado un hombre bondadoso y de compromiso.
“Yo creo que quienes tuvimos la oportunidad de conocer a Rodolfo encontramos su bondad excepcional, entonces por eso espero, deseo, anhelo, sueño, que la sangre de Rodolfo vendrá a sembrar para que crezca la paz, para que crezca la felicidad, para que el oidio y la division desaparezcan y dé frutos de tranquilidad”, dijo en la homilía.
En esta ceremonia, concelebrada con el obispo de Matamoros, Faustino Armendáriz Jiménez, Antonio González habló de tomar fortaleza ante el misterio de la muerte y precisó que ante la muerte de un gran ser humano que fue hijo, hermano, esposo, padre, ciudadano, tal vez se culpe a Dios, pero quiso dejar en claro que la muerte de Rodolfo fue un asesinato por la maldad que exsie en el ser humano.
A la familia de Torre Cantú deseó que esa misa les sirva para que reciban de Cristo el consuelo, la fortaleza y la fuerza para seguir canminando.
Y es que dijo, tristemente hay una verdad dolorosa, Rodolfo fue privado de la vida física por la maldad que existe en algunos seres humanos, pero no obstante subrayó la presencia de cientos de personas que con fé acompañaron a Torre Cantú.
“Hoy Jesucristo dice a Rodolfo yo soy la resureccion y la vida, quien cree en mí no morirá jamás”, mencionó el obispo recordando la promesa máxima de los creyentes católicos.
La ceremonia culminó minutos después de las 16:00 horas y fue entonces que los dolientes comenzaron a entonar melancólicos cánticos de fé y esperanza para despedir a un hombre que con su vida se convirtió en defensor de la honestidad.