
Son las 17:30 horas del viernes 23 de octubre y en cada rincón del Palacio de Gobierno una pareja de novios o quinceañera lucen sus mejores poses para la lente profesional.
Junto a ellos, cientos de ciudadanos entran y salen de la sede del poder ejecutivo estatal para tratar de conocer al “Bronco”, dejar una petición o simplemente visitar el inmueble. Grupos estudiantiles visitan el museo en su interior.
El bullicio en los pasillos del Palacio de Cantera comienza desde temprano, pero se acentúa pasando las 4 de la tarde, especialmente los días previos al fin de semana.
Y es que con la llegada de Jaime Rodríguez Calderón, la “casa de todos los nuevoleoneses” fue reabierta a sus verdaderos propietarios: la ciudadanía, que contribuyó con sus impuestos a la construcción del inmueble en el año 1895 por órdenes del ex gobernador Bernardo Reyes.
Atrás quedaron los años en los que permaneció “privada” por el temor a la inseguridad: cuando vallas custodiaban el litoral del inmueble junto a decenas de elementos de seguridad y un marco detector de metal y minuciosas revisiones daban la “bienvenida” a los visitantes y a los propios trabajadores.
“Cuando la situación de seguridad se tornó complicada, se mandó poner los arcos (detectores de metal) y Palacio (de Gobierno) se mandó resguardar de todo a todo. Toda persona que ingresaba era verificada porlos policías: se le hacía un chequeo en sus pertenencias, era obligada a pasar un arco y si este sonaba, entonces lo checaban para ver si traía algún arma. El exceso de seguridad intimidaba a los visitantes”.
“Muchas personas no sabían que aquí en la planta baja del Palacio hay un museo, y cuando lo vivitaban por primera vez, al percatarse del exagerado operativo de seguridad que tenían que filtrar para pasar, preferían no hacerlo y se retiraban. El número de visitantes se redujo de madera considerable en los útimos cinco años”, mencionó Gustavo Vázquez Castillo, promotor cultural de Palacio.
Para muestra, tan sólo del 4 al 23 de octubre -fecha en la que llegó “El Bronco” al Gobierno y al cierre de la edición- el número de visitantes al Museo del Palacio fue de 6 mil 223, mientras que en todo octubre de 2014 asistieron 4 mil 114, una diferencia de 2 mil 109 personas, sin contar que el mes aún no finaliza.
Durante la administración de Rodrigo Medina, la tendencia de los visitantes al Palacio de Gobierno, específicamente al Museo, fueron a la baja. En un inicio por la crisis de inseguridad y después por el excesivo despliegue de vigilancia en el lugar.
En 2009, las visitas al Museo del Palacio alcanzaron los 153 mil 933, en 2010 disminuyó a 119 mil 148, un año más tarde se ubicó en 99 mil 625 y en 2012 tuvo su peor año al contabilizar sólo 71 mil 262 visitas.
Tras los peores años de violencia, se registró una tendencia al alza en cuanto a los ingresos al museo, pero los aparatosos operativos de seguridad continuaron ahuyentando a los visitantes.
En 2013 ingresaron 94 mil 408 personas, un año después volvió a caer el número al colocarse en 84 mil 159 y durante los últimos meses del ex mandatario priista -de enero a septiembre de 2015- descendió a los 73 mil 68 visitas, la segunda peor cifra de todo su sexenio.
El flujo de ciudadanos al museo en picada, era sólo un retrato de lo que ocurría en todo el Palacio de Cantera, el inmueble era cada vez menos de los nuevoleoneses.
“Al ver el dispositivo de seguridad tan fuerte, las personas nos comentaban que no se sentían seguras, incluso habiendo seguridad porque pensaban que en cualquier momento podría ocurrir algo. Pensaban que si había tanta seguridad era porque algo estaba pasando o algo podía ocurrir y entonces, preferían no entrar”.
“Tan exagerado era el chequeo, que incluso los alumnos de preescolares que visitaban el museo eran supervisados y eso ocasionaba la molestia de los maestros, puesto que los alumnos se asustaban mucho. Entonces, en ocasiones nos referían que la imagen que daba Gobierno a la gente sobre esta situación era un poco de abuso y sin sentido, pero ellos (los policías) sólo seguían indicaciones”, dijo Vázquez Castillo.
Durante la segunda mitad del sexenio de Rodrigo Medina, la atmósfera en el Palacio de Cantera se tornó tensa: pasillos semivacíos en los que sólo circulaban elementos de seguridad que custodiaban cada movimiento.
El inmueble era prácticamente una sede de burócratas y no lo que Bernardo Reyes planteó en su edificación: dignificar el lugar en donde se encontraban los poderes de Nuevo León y darle un lugar a la ciudadanía para atender sus necesidades.
“El Palacio de Gobierno fue construido con el dinero de muchísimas personas. De instituciones públicas, privadas, donaciones que se le hacían al Gobierno, incluso Bernardo Reyes instituyó que cada cierto tiempo las personas debían de dar un impuesto para la construcción de Palacio. Entonces, Palacio finalmente termina siendo de todos y ahora es cuando se está cumpliendo el objetivo principal de Bernardo Reyes.
“Bernardo Reyes decía que la intención de construir este Palacio era para tener los Poderes y también para poder recibir a las personas y atender sus necesidades”, aseveró el promotor cultural.
Con la llegada de “El Bronco” a la gubernatura, la primera instrucción fue abrir nuevamente las puertas de la sede de gobierno al público en general.
De forma casi inmediata las vallas, los arcos y escáner de seguridad fueron retirados del Palacio de Gobierno para incentivar el regreso de los nuevoleoneses a su hogar, quienes agradecen el “buenos días” o “buenas tardes” con el que ahora son recibidos por los custodios de los accesos.
Desde entonces, el ambiente en las instalaciones de cantera ha cambiado: se respira tranquilidad e irónicamente, ante la ausencia de dispositivos, mayor seguridad.
Diariamente, centenares de ciudadanos acuden al Palacio de Gobierno para realizar peticiones, usarlo de escenario fotográfico o conocer al mandatario estatal, quien con frecuencia sale a los pasillos del lugar para platicar con la gente.
“El ambiente es mucho más relajado, mucho más pacífico, mucho más tranquilo. Nosotros que nos encargamos de los acercamientos culturales hacia las personas trabajamos de manera mucho más tranquila, en el sentido de que ya no tenemos un dispositivo de seguridad sobre nosotros con el cual nos sintamos presionados o vigilados”.
“Soy de la idea de que Gobierno debe de estar abierto para todos y que debe ser transparente. A mi parecer, pienso que ahora las personas pueden llegar a sentir más confianza hacia las personas que las están dirigiendo. Creo que se quitaron muchas barreras y eso se siente en el ambiente que ahora impera en Palacio”, destacó Vázquez Castillo.
UN NUEVO PALACIO
“En 2010 cuando visité aquí (Palacio de Gobierno) parecía más un sistema de seguridad. En 2010 cuando vine por primera vez estaba siempre el personal de seguridad a nuestro lado y no podíamos ni sacar la cámara, ahora es más libre”, mencionó Lizbeth Quispe Sarabia, originaria de Cusco, Perú y quien por segunda ocasión visitó el Palacio de Cantera de Nuevo León.
Fascinada por la historia que encierra el Estado, la turista mencionó que a diferencia de la primera vez que pisó la sede del poder ejecutivo, en esta ocasión se sintió más tranquila y con mayor oportunidad de disfrutar el recorrido.
La sudamericana señaló que 2010 llegó incluso a pesar que el exceso de seguridad durante su visita era a consecuencia de su nacionalidad.
“Supongo que había un recelo por ser foránea, sentía que nos iban a bloquear o a arrestar por algo, pero ahora ya no lo siento”, comentó.
Su opinión es compartida por Kevin Alberto Hernández Gómez, joven de 18 años y estudiante de la facultad de FIME de la UANL quien recordó que la última vez que pisó Palacio de Gobierno fue dos años atrás cuando los guardias de seguridad no permitieron a algunos de sus compañeros ingresar al recinto “por su pinta”.
Desde entonces, como en la mayoría de los nuevoleoneses, el Palacio de Gobierno se convirtió en un espacio ajeno en el que sólo funcionarios podían ingresar.
“Hace como dos años cuando estaba el régimen de Rodrigo Medina había muchos guardias, mucha seguridad y a algunos compañeros no los dejaban entrar.
“Ya tenía mucho tiempo que no venía, ya no quise venir porque al ver que nos trataban así ya no nos quedaron las ganas de venir. Ahora, ya hasta la gente de la entrada (los guardias) te dan los ‘buenos días’ y eso te hace sentir bien”, dijo el vecino del municipio de Apodaca.
Tras seis años de permanecer “sitiado” por el ex mandatario estatal, Rodrigo Medina de la Cruz, el Palacio de Gobierno volvió a abrir sus puertas a la ciudadanía con un toque independiente.
Ahora, el recinto que un día mandó edificar Bernardo Reyes vuelve a hospedar a su más importante huésped: la “raza” de Nuevo León.