
Fue un domingo frío. Desde temprana hora el termómetro marcó seis grados centígrados y la lluvia que cayó en la ciudad congeló aún más el ambiente, las calles estaban casi desiertas. Pero en cinco puntos distintos, centenares de ciudadanos se amotinaron bajo toldos o paraguas para recibir de la manera más cálida a su líder, Andrés Manuel López Obrador.
Las ráfagas de viento y las bajas temperaturas enfriaron todo a su paso, menos el ánimo de los simpatizantes, que irónicamente estuvo en su punto de ebullición cada vez que el arribo del político se aproximaba.
La mañana de ese 12 de febrero se “calentó” cuando el tabasqueño arribó sonriente a cada uno de los eventos, siempre puntual y con la misma energía.
Subir y bajar del estrado se convirtió en toda una peregrinación, debido a los abrazos, saludos, palabras de aliento y demás muestras de afecto que los simpatizantes regalaron al político, quien arribó al área metropolitana de Monterrey tras encabezar una gira por los municipios de Linares, Montemorelos, Cadereyta y Sabinas Hidalgo.
Las plazas principales de Guadalupe, Santa Catarina, San Nicolás y Apodaca, así como el salón Palestino Libanés de San Pedro, fueron los escenarios que congregaron a los cientos de simpatizantes que arribaron a los corazones de sus municipios para escuchar al aspirante de la izquierda exponer los fundamentos de su República Amorosa.
La primera escala del recorrido se dio en Guadalupe, municipio que al precandidato le trae recuerdos agridulces, ya que en 2006 el triunfo y la derrota se confrontaron en ese territorio. Por una lado López Obrador superó sus expectativas de convocatoria en un municipio mayoritariamente priista, pero por otro, las irregularidades registradas en su suelo le arrebataron la silla presidencial en los comicios electorales, de acuerdo a sus palabras.
“Aquí en Guadalupe, aquí en este distrito hay una casilla que todavía se puede ver en Internet, en donde sólo existen alrededor de 400 electores y Calderón obtuvo 650 votos. Y cuando digo algo es porque tengo pruebas”, señaló enérgicamente López Obrador.
El termómetro nunca superó los ocho grados centígrados, pero bajo los toldos que se instalaron en algunas plazas, como la de Guadalupe, la temperatura era diferente: las porras, los gritos y las palabras de aliento mitigaron el frío de los cerca de 800 asistentes, entre niños, jóvenes y adultos, que escucharon el discurso de AMLO.
Honestidad, justicia y amor fueron los pilares de su mensaje, en el que prometió acabar con los males que aquejan a los mexicanos como corrupción, inseguridad, pobreza y migración, entre otros.
“Sí podemos salvar al país, sí podemos sacar a México del atraso en que se encuentra, sacar a México de la crisis económica, del bienestar social, de esa crisis que les preocupa mucho de inseguridad y de violencia, sí vamos a lograr el renacimiento de México”, dijo el precandidto.
Las banderas de PRD, PT, Movimiento Ciudadano y la asociación Morena, organismos que conforman el Movimiento Progresista, ondearon en el escenario de las manos de los simpatizantes, en cada plaza que pisó Andrés Manuel.
Pero el apoyo no sólo llegó de los ciudadanos, sino también de los personajes políticos adherentes a su movimiento como los senadores Alberto Anaya y Rosario Ibarra de Piedra, la diputada local perredista María de los Ángeles Herrera, el dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, Ernesto Cerda Serna y el diputado federal petista Porfirio Muñoz Ledo, quien se vio obligado a suspender su agenda por problemas de salud.
Sin embargo, el apoyo más notorio fue el de sus hijos y su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, quien como en pocas ocasiones acompañó a su hombre en la gira de trabajo por Nuevo León.
Tras ofrecer su mensaje y pedir a los voluntarios convertirse en protagonistas del denominado cambio verdadero, Andrés Manuel se retiró de Guadalupe en medio de vítores y porras con dirección a San Pedro, en donde ya era esperado por cerca de mil personas en el salón Palestino Libanés.
PODER Y DINERO
El encuentro más esperado de la agenda fue el que se vivió precisamente en ese municipio, catalogado como el más rico de México, en donde en un hecho histórico, López Obrador sostuvo un encuentro con parte de la cúpula empresarial sampetrina.
En este lugar, su discurso cambió. El precandidato enfocó su mensaje a los temas de crecimiento económico y seguridad, principalmente, mismos que fueron escuchados por las élites de la ciudad, entre ellos los empresarios Fernando Turner, Mario González Quiroga, Javier Garza Calderón y Malaquías Aguirre, el arquitecto Rubén Rojas y el político Pedro Noriega Helligs, entre otros.
Durante su mensaje, el líder del Movimiento Progresista acusó al gobierno y a los grupos de poder de haber originado la ola de inseguridad que azota al país, causada por la indiferencia y la falta de oportunidades hacia la población.
“El gobierno y las élites del poder son incapaces de aceptar que la pobreza y la falta de empleo y bienestar originaron este estallido de odio y resentimiento y, como es obvio, menos les importa atender las causas del problema. No hay más que combatir a la desigualdad para tener una sociedad más humana”, dijo el aspirante a la Presidencia de la República.
De acuerdo al precandidato, ofrecer oportunidades de empleo y salarios dignos son herramientas claves para detener el deterioro social, pero una barrera aún más poderosa es el fortalecimiento de los valores morales y culturales, por lo que los fundamentos de la República Amorosa se basan precisamente en tres pilares: honestidad, justicia y amor.
Tras cerca de 45 minutos, la participación de López Obrador fue sellada con los aplausos de los asistentes, no sin antes ser cuestionado por ellos mismos.
En el tema de seguridad, el tabasqueño respondió que el Ejército se retirará de las calles, pero hasta que las policías estén capacitados para realizar sus funciones de manera correcta.
A su reunión en el Palestino Libanés, le siguieron los encuentros en Santa Catarina, San Nicolás y Apodaca, en donde se vivió una historia muy similar a la de Guadalupe, a pesar de que el número de simpatizantes disminuyó, así como el discurso de López Obrador; sin embargo la energía fue la misma. Cerca de 400 simpatizantes dijeron presentes cada una de las plazas.
En Santa Catarina y San Nicolás, municipios panistas, los simpatizantes presenciaron la llegada de su líder contra corriente, pues no se les permitió colocar toldos en las plazas principales. por lo que los paraguas se convirtieron en los únicos refugios.
Pero nada fue impedimento para que mostraran su alegría y a la vez su descontento. Con gritos de hartazgo algunos presentes mostraron su rechazo a los gobiernos actuales y solicitaron el apoyo del aspirante presidencial.
Tras finalizar su participación en San Nicolás, un grupo de familiares de víctimas desaparecidas tomaron el micrófono y pidieron al político los ayude a dar con el paradero de sus allegados, así como presionar para que en Nuevo León se cree una ley que penalice la desaparición forzada, a lo que el tabasqueño accedió.
Apodaca se convirtió en el último encuentro con simpatizantes en Nuevo León, hasta donde las personas arribaron con carteles en apoyo al precandidato.
Andrés Manuel agradeció a los asistentes el apoyo durante toda su agenda y calificó a la entidad como ejemplo de trabajo.
El tabasqueño se despidió de los apodaquenses cerca de las 19:00 horas, indicando que se iba del estado esperanzado y contento por la participación de la gente. v