La Influenza A 1HN1 ha cobrado 11 víctimas en Nuevo León y hay alrededor de mil 513 casos. Existen personas que han podido salvarse gracias a la atención médica a tiempo, pero ¿qué se siente tener este padecimiento?
Juan Manuel Rojas, de 23 años, habita en la colonia Nuevo San Miguel en el municipio de Guadalupe, trabaja en Teleperformance y es estudiante de octavo semestre de la Facultad de Ingeniería Mecánica Eléctrica.
Fue contagiado el pasado 15 de septiembre en un antro del Barrio Antiguo y dos días después se presentaron los síntomas del virus, lo cual le provocó un poco de miedo y sobre todo desesperación.
“En el lugar había mucha gente y no tenían medidas preventivas como gel o algo para evitar el contagio, salí bien, pero el jueves por la tarde empecé a sentirme mal; al principio no le di importancia, pero ya para el viernes cuando regresaba del trabajo, me dolía todo el cuerpo, los ojos, el pecho tenía mucha tos seca.
“Mi madre me tomó la temperatura, tenía 37 grados como a las 10 de la noche, ya para la una de la mañana me levanté y tenía 40, inmediatamente fuimos a la clínica 32 y me diagnosticaron Influenza, sentí un poco de miedo, no pensé que me fuera a morir porque me atendí a tiempo y si seguía todas las indicaciones que el doctor me dijo me iba a salvar”, comentó
Para Manuel el día más difícil fue el sábado, ya que a pesar del medicamento que le proporcionaron como las cápsulas de Tamiflu y antibióticos, la temperatura se elevó hasta los 42 grados.
Su hermana, que es enfermera, y su mamá, lo bañaron aplicándole pañuelos de agua fría, además mantenían la casa ventilada con ventanas y puertas abiertas.
En el hogar habitan seis personas, incluyendo un niño de dos años, por lo que Manuel tomó estrictamente las medidas como el uso del cubrebocas y el aislamiento en la recamara.
“Si salía de mi cuarto a comer, iba a la sala o al baño siempre con cubre bocas y desinfectaba todo con cloro, aunque tuviera ganas de cargar a mi sobrino o darle un abrazo no lo hacia por medio a contagiarlo”, dijo.
Su madre, la señora María Concepción Rosales, se alarmó al enterarse de la noticia porque ella padece de los bronquios.
“De esto la gente puede morirse, más cuando tienen complicaciones en las vías respiratorias, y dije ´me tengo que cuidar y cuidar a la familia´ por eso aislamos a Juan Manuel para que no nos contagiara y usaba cloro para toda la higiene de platos, los biberones del niño, el lavabo.
“Me sentí segura que mi hijo se recuperaría, seguimos las indicaciones del médico y siempre estuve al pendiente de él, siento que si estoy bien puedo llevarlos a donde les den el auxilio y sobre todo a tiempo”, comentó.
EN EL CONGRESO TAMBIÉN
El diputado local del PAN, Hernán Belden Elizondo, ha sido el primer legislador en el Congreso del Estado que se contagió por la Influenza A H1N1, debido a que su hija, María, de 13 años, adquirió el virus una semana antes en la escuela.
Dijo no sentir miedo al momento en que le dieron la noticia debido a que se atendió de manera oportuna, por lo cual no hubo necesidad de ser internado.
“Mi hija se enfermó una semana antes que yo, se alarmó, pero luego se tranquilizó cuando los médicos le decían que saldría adelante, no tenía miedo. Una semana después me empecé a sentir mal, el sábado (19 de septiembre), para el domingo estaba peor, me hice un análisis y salió positivo; te sientes mal, pero sabes que si sigues las recomendaciones del médico te puedes salvar.
“Si hubiera tenido complicaciones, sobre todo en las vías respiratorias, pues ahí sí me hubiera preocupado, estaría nervioso porque no sabría lo que podía pasar, pero nada más era el fuerte dolor de cabeza que poco a poco se me fue quitando”, mencionó.
Comentó que durante el tiempo que estuvo enfermo le lloraban mucho los ojos y la vista estaba cansada.
Añadió que uno de los problemas a los que se enfrentaron primeramente durante la enfermedad de la niña fue a la falta de medicamento en el Estado, pues conseguir Tamiflú fue difícil por lo cual su esposa tuvo que mandarlo pedir a Estados Unidos.
“Cuando se enfermó mi hija uno para ella y otro por si las dudas y me tocó a mí, porque no había aquí”, dijo.
Durante siete días se mantuvo aislado, lo cual le provocó una desesperación debido a que no podía salir de su recámara para evitar contagiar a su familia.
Señaló que en su hogar se tomaron todas las medidas necesarias como el tapabocas, gel antibacterial, descanso e ingerir muchos líquidos, además utilizaron platos y vasos desechables.
“La Influenza me desfasó los horarios porque había ocasiones en las que no tenía hambre, sabía que tenía que comer, pero no porque tuviera hambre; en general te sientes muy mal”, comentó Belden.
El residente del municipio de San Pedro destacó que si la Influenza humana es atendida a tiempo y siguen las recomendaciones del médico se puede salvar la vida.
“Se puede ir sobrellevando la Influenza, es un virus muy contagioso, yo creo que no muchos se van a librar de esto, lo único bueno es que una vez que te da, ya te vuelves inmune”, mencionó.
El legislador albiazul aseveró que regresó a las labores feliz, y aunque no fue discriminado por los compañeros del Congreso, le hacen comentarios en tono de broma de que no contagie el virus.
OTRO JOVEN ENFERMO
Gerardo García Estrada, de 22 años, adquirió el virus en el mes de julio en un antro de centro de Monterrey.
El tener esta enfermedad provocó en Gerardo miedo y angustia, pues no sabía cuáles serían las consecuencias, ya que si no se hubiese tratado a tiempo las consecuencias pudieron haber sido fatales.
“Salí al barrio antiguo un sábado y por la mañana comencé a sentirme mal en el trabajo, me atendió una enfermera, me tomó la temperatura y tenía 38.5 grados, entonces fui al área de urgencias de la clínica 29 y el médico me recomendó ir al siguiente día para que el epidemiólogo me tomara la prueba.
“Al principio pensaba que era mentira, ¿cómo yo me iba a contagiar? pero me di cuenta que sí porque me sentía muy mal. La verdad me sorprendí, me dolía todo el cuerpo, la fiebre era insoportable y tenía mucha tos seca, por fortuna el medicamento reaccionó favorablemente… al segundo día ya me sentía bien.
“Hubo un momento en que pensé que me iba a morir, pero soy una persona que le gusta vivir el día a día y dije… ´bueno, si me toca, me toca y ni modo´, lo que sí es que los siete días que me dijo el médico que guardara reposo y me mantuviera aislado lo hice, no salía de mi recámara y todo era lavado con cloro jabón”, dijo.
Después de siete días Gerardo volvió a la clínica para que lo dieran de alta, sintió falta de oxígeno y lo enviaron a la IV para la valoración, donde le determinaron bronquitis médico ventosa, de la que a los pocos días salió adelante.
Agregó que en la empresa Axtel, donde labora, fumigaron toda la sala donde normalmente trabaja y al entrar a cada empleado le entregan una toallita para limpiar la zona.
“Antes de eso ya tenían gel y a partir de que me contagié dieron tapabocas para protegerlos”, comentó.