Cuando la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa cumplió 50 años en marzo de 1968, fui enviado por mis jefes al Círculo Mercantil Mutualista, en las calles Zaragoza y Ocampo, a entrevistar al “Viejo” José Navarro para que escribiera una crónica de Monterrey a principios del siglo XX, y el buen hombre destacaba una de las primeras historias de las muchas que ha escrito esta institución, porque tiene un alto significado cívico, al destacar cómo una mujer fue electa para integrar la junta directiva en 1924.
Se trata de la señorita Guadalupe Toffé, quien dividió las opiniones de los socios a la hora de votar, a pesar de que desde sus inicios la institución estableció en sus estatutos el reconocimiento de elegir y ser electas a las numerosas damas que trabajaban en la Cervecería Cuauhtémoc que había sido fundada en 1890 contando con apenas 70 operarios y dos personas en el área administrativa, pero cuyo crecimiento en el número de personal contratado fue asombroso de inmediato, debido a que la demanda del mercado había propiciado un aumento en la producción de la cerveza, con un éxito tal que se tradujo en glamorosos premios internacionales.
El inolvidable “Viejo” Navarro tenía en alto mérito este hecho en una ciudad provinciana que en 1910 tenía una escasa población de 66 mil habitantes y donde un vaso de la cerveza Kloster -lo recordaba muy bien- se vendía a cinco centavos, y una “Carta” a diez, de acuerdo con el testimonio fidedigno de doña Higinia, dueña de la taberna “La Anacuita”, frente a la Plaza que tiene en su centro el monumento a Miguel Hidalgo, a un lado del ahora emblemático Hotel Ancira.
Y se solazaba de que la Cervecería Cuauhtémoc, que había en 1903 introducido la corcholata en lugar de los tapones de corcho, hubiera superado los cruentos días de la Revolución Mexicana creando en 1920 un departamento, con 20 trabajadores, para la elaboración de las tapas de los envases de cerveza, y que luego se convertiría en una empresa independiente con el nombre de Fábricas Monterrey, S. A. (Famosa). Así es que, para él, que una mujer destacara en 1924 en un medio laboral con un cargo obtenido mediante un proceso eleccionario, era digno de ser noticia de primera plana en los periódicos.
Así lo consigna también otro de los logros importantes de la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa: la creación, en junio de 1921, de su revista interna que lleva el título de su lema, “Trabajo y Ahorro”, en cuyas páginas está reseñado y sigue reseñándose aún el cúmulo de sucesos de que ha sido parte en la vida social de sus agremiados, así como innumerables temas de motivación para la armonía familiar y de superación personal. Y ahí está, sin que lo nuble el paso del tiempo, el trabajo periodístico del señor Navarro, en el número especial del 50 aniversario.
Dice la publicación de 1924 que la señorita Toffé decidió ejercer su derecho a participar en las elecciones de junta directiva. Pero, acorde con la costumbre de la época, algunos hombres y mujeres dudaban que una de sus compañeras pudiera tener éxito en el cumplimiento de las responsabilidades de un puesto directivo tan representativo, pues en aquel Monterrey chiquito y silencioso había antecedentes de algunas damas que encabezaban comités u organismos femeninos, pero eran asignadas por nombramiento, no por votación; además, ninguna mujer se había hecho cargo por la vía del voto de una institución en que también hubiera hombres.
Sin embargo, otros obreros apoyaron la candidatura de su compañera, y como en las elecciones se permite a los socios hablar libremente, Abelardo L. Garza, mecánico del Taller General de Cervecería, tomó el foro y apoyó a la candidata porque declaró que era una mujer honesta, honrada y trabajadora.
Sus palabras dieron en el centro de la diana:“Dar una oportunidad para que nuestras compañeras actúen en la Directiva de nuestra Sociedad no es un acto solamente de caballerosidad sino de justicia. Porque si hemos admitido como parte integrante de nuestra Sociedad a nuestras compañeras, porque si les hemos asignado los mismos deberes nuestros, y les hemos concedido los mismos derechos, en fin, si son ellas tan miembros de la Sociedad como nosotros, es justo que en los grandes acontecimientos de nuestra vida social no se queden relegadas como una cosa secundaria.
“Quien no se inclina reverente ante la mujer obrera, no merece estar con nosotros. Quien ponga trabas a la evolución de la mujer mexicana hacia el progreso, no es digno de llevar en sus venas la cálida sangre de los Cuauhtémoc. Así es, compañeros, que como hombres, como caballeros y como mexicanos, debemos brindar esta oportunidad a nuestra compañera”.
De este modo fue como Guadalupe Toffé ha pasado a la historia como la primera mujer en formar parte de las juntas directivas de Cuauhtémoc y Famosa, no obstante la oposición de algunos oradores y el apoyo que le dieron otros hasta llevarla al triunfo de su planilla por 140 votos a favor y 126 en contra.
En su papel de secretaria de dicha junta directiva, Guadalupe Toffé realizó un buen trabajo y declaró posteriormente que el punto que deseaba probar era que las mujeres eran capaces de realizar tareas que se consideraban exclusivas de los hombres, como ocupar cargos de responsabilidad.
La elección de Toffé fue considerada un avance democrático, por lo menos dentro de SCYF, y contribuyó al pensamiento moderno de la participación de la mujer en la vida política del México de entonces y que ha sido una realidad hasta la fecha.
Guadalupe Toffé dejó el antecedente histórico de haber sido la primera mujer directiva de la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa.