El 23 de abril del presente año la vida de Imelda Corona Benítez dio un giro de 360 grados. Una bala que está alojada en su cuerpo le impide realizar actividades que anteriormente desarrollaba, una de ellas: caminar.
La vecina del municipio de Guadalupe, Nuevo León, tiene esquirlas de bala en el hígado, producto de un hecho de violencia registrado en Hidalgo, Tamaulipas, cuando delincuentes balearon a dos autobuses de pasajeros.
En un principio, el proyectil hizo blanco en la columna, posteriormente se expandió hasta el vital órgano.
A la fecha, el día a día de la mujer de 40 años de edad, se ha complicado pues los recursos no le alcanzan para comprar el medicamento, pañales y el alimento para la dieta que debe seguir.
“Nos gustaría que la gente nos ayudara porque la situación es muy complicada, en lo que puedan ayudarnos de verdad se los agradeceríamos mucho. En ocasiones no tenemos para comprar medicamentos, agua purificada, ojalá y nos pudieran ayudar económicamente”, dijo Imelda con voz entrecortada.
“Esto le puede pasar a cualquiera, es una situación muy difícil, ojalá que no hagan oídos sordos y que me ayuden con lo que puedan”, comentó la mujer quien se pasa los días en una cama.
En el refrigerador sólo se ven frijoles, leche y pocas botellas de agua purificada. En la habitación se aprecian fotografías de la boda de Imelda; además tiene un ventilador que sirve para mitigar las temperaturas que llegan hasta los 40 grados centígrados y algunos santos, a quienes les envía oraciones para que logren sanarla.
“Lo único que tenemos en el refrigerador son frijoles y huevo, y lo que ella requiere son frutas, jugos naturales. A veces no podemos comprar mandado, se malpasa de las dietas, tenemos que comprar pañales porque los cuatro paquetes que nos da el DIF municipal, no le alcanzan para cubrir sus necesidades”, comentó Rubí, la hija mayor.
El sustento de la casa es el esposo de Imelda, quien gana alrededor de 5 mil pesos mensuales. Sus hijas de 20 y 16 años de edad no laborar, la última tuvo que dejar el trabajo para ayudar a su madre en las curaciones.
También se aproxima el regreso a clases y a la madre de familia le preocupa los pagos de la colegiatura de su hijo de 11 años de edad.
Otro de los problemas que sufre es que padece de anemia, derivado de la situación por la que atraviesa, y por la que ya ha bajado 12 kilos.
Además la familia Corona no recibió apoyo por parte de la empresa Futura, en la cual viajaba la madre de familia al momento del incidente. Les prometieron una ayuda de 693 pesos, pero nunca llegó.
“Con ese dinero nos alcanzaría para comprar unas inyecciones, pero no lo hicieron, no hubo nada”, dijo Rubí.
LA ESPERANZA
NUNCA MUERE
Hasta hace unos meses, el pronóstico que los médicos le daban de poder caminar no era bueno, pero ahora confía en que con terapias pueda volver a llevar una vida normal.
“Los médicos tenían la esperanza de sacarme la bala, pero se desvío al hígado y ya no quisieron hacer algo más porque las situación se complicaría. Ahora me dan la esperanza de poder caminar, cuando antes eso se había perdido.
“Tengo fe en Dios de poder lograrlo y que toda esta pesadilla termine, volver a llevar mi vida como era antes”, dijo mientras derramaba lágrimas.
Antes del incidente, era alegre, le gustaba limpiar la vivienda como toda un ama de casa y escuchar música; actividades que le gustaría volver a realizar una vez que terminen sus terapias, platicó su hermana Cristina.
“Era muy alegre, ahorita está deprimida, esperemos que ya con las salidas y la rehabilitación que recibirá en los próximos días en la clínica 2 del IMSS pueda volver a ser la misma de antes”, dijo.
Aseguró que otra de las necesidades que tiene su allegada es la ayuda de un psicólogo.
“No está bien, ella se asusta cuando escucha ruidos fuertes, se altera, se pone nerviosa, no le echa muchas ganas para salir adelante; tiene que estar bien, y qué mejor que la ayude alguien especializado, yo hago todo lo que está en mis manos para motivarla, quiero recuperar a la hermana alegre que era”, comentó.
Angustiada pide ayuda para que su ser querido vuelva a ser como antes, ya que sus ocho hermanos viven en condiciones económicas no favorables.
“Ellos le echan la mano en lo que pueden, como en donar sangre, pero ayuda de otro tipo no pueden porque no tienen los recursos económicos suficientes para poder hacerlo”, dijo Cristina.
Durante un mes, Imelda estuvo hospitalizada en la clínica 21 del IMSS, donde compartió habitación con otras cinco pacientes y cumplió sus 40 primaveras.
Derivado de su estancia en el nosocomio, se le formó una llaga, por lo que al estar en su humilde vivienda en el centro de Guadalupe, fue internada en dos ocasiones, cuatro días, en la clínica 4.
Y es que le dio fiebre y la úlcera se le infectó; además le hicieron un raspado quirúrgico y tuvo una operación de reconstrucción de tejido de la columna. Para poder acudir a la clínica, es trasladada en una ambulancia de la misma.
Para tener tranquilidad, Imelda trata de ver programas de televisión de humor, nada de noticias que es donde, dijo, pasan las balaceras y hechos de violencia.
“En el día me la paso platicando con mis hijas, leemos la Biblia, en ratitos me sientan en la silla y me muevo dentro de la casa”, platicó mientras se quejaba de un dolor en el área del estómago.
SU AMOR RESURGIó
Antes del accidente Imelda estaba separada, pero el amor y la bondad de quien hace años le juró amor eterno, resurgió y es fecha en la que siguen juntos.
“Mi esposo y yo estábamos separados y después del accidente él regreso conmigo. Es muy amable, me motiva, me da ánimos para seguir, y le doy gracias a Dios que esté de vuelta conmigo”, dijo alegre.
LA COMUNIDAD OLVIDA
Luego del incidente, la familia Corona acudió a diferentes medios de comunicación para que la comunidad les pudiera brindar ayuda; sin embargo de la cuenta bancaria que proporcionaron no hubo un sólo donativo.
“Nunca imaginas que vaya a pasar esto, lo ves en la televisión o personas conocidas te platican, pero cuando pasas por una situación así te das cuenta que la gente no ayuda, lo que quiero decir es que nadie está exento y de verdad, ojalá y que alguien pueda ayudarme”, exclamó.
Imelda Corona Benítez pasó una situación difícil el 23 de abril, al igual que otros dos pasajeros que resultaron heridos de bala, pero no todos contaron con la misma suerte que la ama de casa, desafortunadamente el nuevoleonés, José de Jesús Espinoza de León, perdió la lucha contra la muerte ocho días después de haber sido hospitalizado; mientras que Alejandra Lugo Smith quedó fuera de peligro.
El número de cuenta que la familia Corona proporciona a la comunidad para que les puedan brindar ayuda es 6359232397 de HSBC a nombre de Juan Ángel González Pérez, y así sobrellevar la situación que sin duda les cambió la vida en unas horas, en un hecho de violencia, en el que la ama de casa nada tuvo que ver. v