
En México se ha vuelto una tradición que una vez que llega el mes de enero, los precios de algunos productos de la canasta básica registren un considerable aumento que pone en aprietos la economía familiar.
Los productos de la canasta básica aumentaron sus precios durante los primeros días de este 2019. En comparación al año anterior alimentos como el huevo, pollo, cebolla, chile, limón y el arroz aumentaron un mínimo de 5 pesos; en el caso del chile serrano pasó de 15 pesos a 119 el kilo.
Los alimentos que no sufrieron un cambio de precio tan drástico fueron las tortillas, pues de venderse en 15 pesos durante el año pasado, hoy se venden en 16 pesos; el tomate pasó de 8 pesos el kilo a 10 pesos; y la manzana de 18 pesos el kilo a 20 pesos.
Según los vendedores del Mesón Estrella, un tradicional mercado ubicado en el centro de Monterrey, lo que más consumen los neoloneses es tomate, cebolla, chile, frijol, aguacate, limón y plátano.
Este lugar es preferido por muchos ciudadanos ya que ofrece precios más accesibles en comparación con las grandes cadenas comerciales que llegan a ofrecer hasta al doble un producto. Tal es el caso del ya mencionado chile serrano, que desde hace más de una semana cuesta 119 pesos el kilo.
Al revisar los precios de los alimentos en varios supermercados de renombre, se encontró que los precios eran prácticamente los mismos. Pero al compararlos con los del Mesón Estrella sí hubo notorias diferencias.
Sin embargo, José Luis Torres Rangel un comerciante del sitio, aseguró que la cuesta de enero ha obligado a los jefes de familia a reducir el gasto y comparar menos.
“En los últimos días he visto mucha afluencia de gente que viene a comprar la fruta y la verdura aquí al mercado, pero compran poca cantidad y evitan los alimentos más caros como el chile que está en 65 pesos, o la cebolla, si acaso compran dos o tres aguacates pero no más.
“Es raro porque los mexicanos consumimos mucho chile como ingrediente fundamental de nuestra dieta alimenticia. Pero estos precios tan elevados perjudican al bolsillo del comprador”, aseguró el vendedor.
Asimismo explicó que el alza en el precio del chile se debe a un desabasto de cosecha y que al paso de los meses, el costo disminuirá considerablemente.
“Ya ha pasado lo mismo con el limón y el aguacate en temporadas pasadas, que el kilo ha llegado a costar casi 90 pesos, pero cuando la producción mejora baja el precio”, dijo José Luis.
Y es que las amas de casa tienen que hacer rendir el gasto y “estirar el dinero”, pues aseguran que con un salario no completan para alimentar a su familia.
Una sondeo realizado a jefas de familia reveló que el 90 por ciento de ellas prefiere surtir la despensa durante los llamados “días de frutas y verduras” que promocionan en los supermercados. La razón de esto es porque completan más verdura con menos dinero.
Entre los alimentos que menos adquieren las madres de familia por su alto precio están los cortes de carne, el salmón y el camarón.
Rosa Almaguer, una ama de casa, indicó que su familia sólo come carne dos veces al mes, pues con el sueldo de su marido no le alcanza para más.
Y es que este año el salario mínimo subió de 88.36 pesos a 102.68 pesos al día. Los trabajadores están ganando diariamente 14. 32 pesos más que el 2018.
El ingreso familiar mensual con el nuevo salario mínimo es de 3 mil 121.47 pesos. En el municipio de Anáhuac, Nuevo León, por ser parte de la frontera norte, el salario mínimo aumentó a 176.72 pesos al día, es decir, 5 mil 372. 28 pesos mensuales. Esto como parte del “Programa de Estímulos Fiscales de la Frontera Norte” que implementó el Gobierno Federal el pasado 29 de diciembre.
Pese a estos aumentos, los jefes de familia se sienten inconformes, pues el sondeo arrojó que el 95 por ciento de los entrevistados consideran el sueldo de los trabajadores como “insuficiente para mantener una familia”.
Uno de ellos es Rosa Almaguer, quien aprovecha las ofertas de los “días de frutas y verduras” que promocionan en los supermercados para comprar el mandado.
“Los martes aprovecho los descuentos para surtir las frutas y verduras baratas y darles de comer a mi familia. La verdad es que tengo que hacer mis esfuerzos por hacer rendir el gasto, aunque cada vez aumentan más los precios y el salario queda casi igual”, señaló.
Aún así la queja es permanente: el salario no alcanza para vivir.