El 26 de septiembre se celebró el Día Nacional de Donación y Trasplante de Órganos en México; sin embargo, en Nuevo León la cifra de pacientes en espera y donantes opaca cualquier festejo.
“Es muy triste y lamentable tener una lista muy grande de gente que está requiriendo órganos y una lista muy cortita de posibles donadores. Estamos queriendo cambiar esta filosofía, esta cultura de la población para que haya más donadores”, señaló el delegado del IMSS en el estado, Jorge Luis Hinojosa.
Y es que en los años recientes la entidad ha registrado una baja en el número de donadores cadavéricos, pues en 2006 se tenían 14 por cada millón de habitantes, mientras que en 2012 sólo se cuenta con seis.
El riñón es sin duda el órgano que más se requiere en la entidad, ya que existen más de 700 personas a la espera de uno.
Por su parte, el corazón es uno de los órganos que ha disminuido su volumen de trasplante, gracias a los nuevas técnicas de tratamiento que permiten sanarlo, sin necesidad de ocupar uno nuevo.
Actualmente, el objetivo de las autoridades de salud es insertar una cultura de donación en la población para acortar la larga lista de pacientes en espera que existe en la entidad y convertir sus momentos de angustia en sólo experiencias de vida, tal y como le sucedió al regiomontano Jorge Ignacio López Zapata.
NUEVA VIDA
Ya han transcurrido 11 años desde que un corazón ajeno le regaló a Jorge Ignacio López Zapata la bocanada de vida que actualmente lo mantiene de pie. Al punto de la muerte, el vecino de la colonia Riveras del Río de Guadalupe tuvo una segunda oportunidad, gracias a la donación de órganos y hoy se ha convertido en un improvisado promotor de la cultura de la donación y defensa de los derechos de los trasplantados.
Corría el año de 1997 y Jorge trabajaba como gerente de ventas para una compañía de carnes frías en la región norte de Coahuila, en donde el ajetreo y las presiones eran parte de la rutina diaria. Todo transcurría con normalidad hasta mediados de diciembre, cuando repentinos malestares como falta de aire y agotamiento al caminar comenzaron a preocuparlo.
El 22 de diciembre Jorge acudió al médico en aquella ciudad fronteriza, en donde erróneamente se le diagnosticó una enfermedad respiratoria.
“En Piedras Negras me atendí. Ahí me estabilizaron y el doctor me dijo que eran bronquios, que me tomara un medicamente y que me iba a sentir mejor”, comentó.
Un día después de la consulta regresó a Monterrey, pero su situación no mejoró, por el contrario empeoró.
“El 23 regresé a Monterrey y me empecé a sentir peor. En Piedras Negras podía dar algunos pasos, pero aquí ya ni dos porque sentía que me desvanecía”, indicó.
Su condición ameritó que acudiera a una clínica particular, en donde recibió su primer golpe anímico. El médico le informó que padecía una “cardiomiopatía dilatada” y le recomendó atenderse en el seguro social, si es que estaba afiliado, pues se trataba de una enfermedad grave y costosa.
Después de permanecer una semana en hospital particular Jorge se trasladó a la clínica 34 del IMSS, lugar en el que estuvo recibiendo tratamiento temporal por cerca de tres años, sin obtener mejores resultados, pues para febrero de 2000 el cardiólogo le dio una casi letal noticia, “el daño de tu corazón es irreversible, tú eres candidato a trasplante”.
“Se te va la vida en un instante, todo se te viene a la cabeza en ese rato y te lo comes porque no lo puedes expresar”, dijo.
Jorge comenzó a vivir el viacrucis que padecen todos los candidatos a trasplante: la agonía de la espera. Mientras tanto, se sometió a un prolongado proceso en el que con rehabilitación y medicamento se buscaría que su corazón no se siguiera dañando.
Las estancias en el hospital comenzaron a aumentar. Las horas en el hospital se convirtieron en días y después semanas, que influyeron en su deterioro físico.
“El que me estabilizara no quería decir que mi corazón estaba sano, seguía enfermo, era una persona que no funcionaba al 100, mis sentimientos, mis ganas de salir adelante, de ver a mis hijos crecer me daba valor, pero no podía hacer nada”, comentó.
Para 2001 la enfermedad seguía trastornando su vida y el 14 de febrero tuvo que ser internado; cuatro días recibió el peor informe médico.
“El doctor me dijo: no hay nada que hacer, tu corazón ya no funciona, ni va a funcionar, yo te diagnostico muerte súbita en cualquier instante”, señaló.
La noticia cayó como un “balde de agua fría” para Jorge, quien con resignación pidió a los médicos hablar con su esposa e hijos para despedirse.
Sin embargo, poco tardó para que el doctor inyectara una esperanza de vida en aquella atmósfera de desconsuelo.
“De repente el doctor me dijo que había una oportundad, que había llegado un doctor de España, que el instituto lo había mandado a especializarse en la cuestión de -apoyos ventriculares- y que en esos momentos tenían un aparato de esos”, expresó.
Las posibilidades de sobrevirir a la operación para instalarle el -apoyo ventricular-, también conocido como toratec o corazón mecánico, era de uno por ciento, pero Jorge desafió toda probabilidad y resultó victorioso en la batalla clínica.
Literalmente Jorge cargaba su corazón en una maleta, pues el toratec era lo que lo mantenía con vida, por lo menos un año y medio más o hasta que se encontrara un donador.
“Te conectan las arterias, sacan unas mangueras y traes una mochila, era como traer dos corazones. El mío que no funcionaba, el mecánico era el que me daba vida, si mi corazón moría no me pasaba nada porque yo traía el mecánico. El aparato a mí me iba a servir para aguantar hasta que llegara un órgano para mí, que cubriera mis requisitos”, señaló.
Su corazón artificial sólo latió del 24 de febrero al 7 de marzo, pues en aquella fecha Jorge y su familia recibieron una noticia inesperada, pero anhelada: había un corazón que cubría todos sus requisitos y sería transplantado ese mismo día.
Con el temor de someterse a una nueva operación a corazón abierto en tan poco tiempo Jorge ingresó al quirófano el 7 de marzo de 2001, con resultados positivos.
El éxito de la operación se puede apreciar hasta la fecha. Jorge es un pequeño empresario de 52 años, cuya fortaleza y energía son claro ejemplos de las bondades de la donación.
IMPACTO SOCIAL
A 11 años del trasplante Jorge ha tenido sólo tres rechazos del órgano; sin embargo, ninguno de ellos resultó tan preocupante como el social.
Luego de sobrevivir a la lucha contra su propio cuerpo, los trasplantados se enfrentan a una reto mayor: la sociedad no está preparada para incluirlos en su entorno.
Tan sólo un mes después de su rehabilitación, Jorge comenzó a buscar trabajo, pues le enfermedad había desahuciado sus bolsillos; padre de cuatro hijos tenía que seguir velando por el bienestar económico de su familia, pero nada resultó como esperaba.
Ni una sola empresa a la que acudió quiso contratarlo, debido a que se trataba de una persona trasplantada y aunque en algunas recibió el “nosotros le hablamos”, la llamada nunca llegó.
“En una ocasión fui a una entrevista y pasé todos los procesos, hasta que llegué a los exámenes médicos”, mencionó.
Tras los fallidos intentos de encontrar un empleo en cinco años, Jorge decidió sacar su espíritu emprendedor y crear su propio negocio.
“Un día me topé a un buen amigo y él me enseña a hacer el proceso de los chiles jalapeños y zanahorias en vinagre y emprendo ese negocio en casa, todos trabajando, desde mi esposa hasta el más chiquito. Ya tenemos seis años con el negocio”, expresó.
Las ganancias del pequeño negocio más la pensión que recibe por su anterior empleo, han permitido que Jorge saque adelante a su familia y orgulloso expresó que en poco tiempo sus cuatro hijos serán profesionistas.
Pero además, el trabajo se han convertido en una inyección de juventud, que llegó para sanar el deterioro que le causó su enfermedad cardiaca, al grado de darse el lujo de levantar un recipiente de 200 kilos de peso por sí solo.
“El mantenerme activo, un tambo de 200 kilos lo muevo tranquilamente, me siento muy bien, me mantiene vivo, me mantiene muy animado”, puntualizó sonriente.
Actualmente, también ofrece su testimonio en conferencias especiales que tratan el tema de la donación y males cardiacos.