
Para los nuevoleoneses, octubre fue el mes que cambió su conciencia. Aunque los problemas de violencia venían acrecentándose desde años atrás, fue precisamente a lo largo de estos 31 días que nuevamente decidieron alzar la voz para decir, ¡ya basta!
La gota que derramó el vaso fue la balacera ocurrida en pleno centro. Morelos y Juárez, el sitio donde diariamente es punto de reunión para muchos, se convirtió en blanco de la delincuencia, para después ser lugar de luto e indignación al caer sin vida en medio del fuego la joven Lucila Quintanilla Ocañas.
En tan sólo unas horas la molestia de la ciudadanía fue traducida en luz, misma que con veladoras atravesó toda la plaza comercial hasta llegar a la Catedral de Monterrey. Sin embargo, días antes ya había ocurrido un atentado, aunque sin víctimas que lamentar; una granada lanzada en pleno centro de Guadalupe dejó como saldo a 14 personas lesionadas y un gran terror en la comunidad.
Ambos eventos, ocurridos al iniciar el mes de octubre, fatídicamente predijeron lo que en los días subsecuentes seguiría. El 11 de octubre una tiroteo en el sector La Estanzuela dejó al pequeño César Erubiel Díaz Vanegas, de 10 años de edad, gravemente herido al alcanzarlo una bala perdida mientras viajaba en transporte urbano.
Tres días después, el 14 de octubre, un enfrentamiento entre marinos y delincuentes en la carretera a Saltillo, alcanzó a un joven de 18 años de edad, quien resultó herido en un brazo tras salir de una tienda de conveniencia.
Al día siguiente caería la segunda víctima inocente del mes; mientras se dirigía a la tienda, la empleada doméstica Francisca Espinosa Olivares, de 30 años, fue herida de muerte en la cabeza y pierna, cuando se registró un tiroteo cerca de donde caminaba.
El saldo de personas inocentes no quedó ahí, el 20 de octubre nuevamente la plaza principal de Guadalupe volvió a ser testigo de un ataque, ahora contra policías, aunque en el tiroteo una bala se desvió hasta Josué Rendón Tijerina, de 64 años de edad, quien cayó sin vida en el lugar.
El 28 de octubre, en el municipio de García, un operativo militar contra delincuentes alcanzó a otro civil, fue Fernando Osorio Álvarez, de 36 años de edad quien se encontraba trabajando en el lugar y hora menos indicados. El 30 de octubre Julio César Guzmán Valadés y su hija se dirigían a comprar la cena, pero un par de patrullas que se encontraba cerca de donde se estacionó fueron atacadas, los disparos del arma de fuego lo alcanzaron y cayó sin vida.
Antes de finalizar el mes se reportó el segundo deceso de la balacera ocurrida en la plaza Morelos, una mujer de 54 años de edad, que desde el principio se reportó como muy grave, finalmente murió a consecuencia de las heridas de bala ocasionadas aquel día.
De esta forma, el número de civiles muertos en Nuevo León, en lo que va del 2010 a causa de la lucha entre delincuentes y autoridades ha alcanzado los 22, superando por mucho los cuatro que se registraron en todo el 2009. Tan sólo octubre se llevó seis perdidas civiles, situación que duplicó el miedo entre la ciudadanía y el temor de pensar: ¿dónde caerá el siguiente?
TRABAJA POR EL DEPORTE, LO ALCANZA LA DELINCUENCIA
Desde hace tres años, cuando asumió el puesto de vicepresidente de la Asociación de Futbol Americano Infantil de Monterrey (AFAIM), Julio César Guzmán Valadez dedicaba sus fines de semana y sus tiempos libres a este deporte.
Desde el club Broncos del Nogalar o desde la propia asociación, las jornadas de juego y práctica estaban repartidas; sin embargo, luego de terminar estas actividades y dirigirse a comprar de cenar para compartir las últimas horas del día con su familia, el hombre de profesión ingeniero fue alcanzado por las balas.
Un par de patrullas de San Nicolás fueron atacadas en la colonia Futuro Nogalar, muy cerca de donde Guzmán Valadez estacionó su camioneta. Pedro Barbosa Castillo, presidente de la asociación, lamentó esta pérdida para ellos y para la sociedad.
“Estamos muy consternados, sí nos dolió mucho, ya le dimos cristiana sepultura al ingeniero Julio César, vicepresidente de la AFAIM, pero pues tenemos que seguir adelante con esta labor tan bonita que tenemos”, dijo el directivo sin poder ocultar la tristeza.
Jugadores, porristas, padres de familia, amigos y directivos se despidieron del ex jugador de americano y lo acompañaron en su última morada, en el Parque Funeral Guadalupe. Aunque el desencajo ante lo sucedido es evidente, Barbosa Castillo dijo que sólo tiene pensado rendirle un homenaje al hombre de 39 años en el seno de su organización y dejar que las autoridades hagan su trabajo.
“Nos preguntaban que si vamos a reclamar al gobierno o a hacer algo, pero la verdad no es nuestra intención, yo creo que el gobierno que haga su trabajo, su labor, y pues nosotros vamos a hacer lo mismo, que es inculcar el football americano”, mencionó Barbosa Castillo.