Imagine esta historia: es el año 2011 y el mundo es atacado por una pandemia que afecta a más de 500 millones de habitantes de todos los países. México, por su parte, se convierte aceleradamente en la segunda nación más azotado por la enfermedad y sus principales víctimas son los niños. Los derivados de la epidemia global comienzan a cobrar vidas, sin distinguir raza, sexo, edad o nivel socioeconómico. El gobierno es arrebasado por la situación y se ve obligado a invertir millones de pesos para combatirla, pues ya se considera problema de salud pública, cuyas consecuencias económicas podrían ser catastróficas para el país.
Lo anterior, podría ser fácilmente el fragmento de un cuento de ciencia ficción, pero no es así, por el contrario es toda una realidad. La epidemia tiene nombre y es conocido por la mayoría: se llama obesidad y fue catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la pandemia del siglo XXI.
Provocada por factores como la mala alimentación y poca actividad física, la obesidad parece no tener control y cada día amenaza con atacar a un mayor número de personas, siendo los mexicanos uno de los grupos más afectados.
Y es que de acuerdo a datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) México ocupa el segundo lugar en obesidad general a nivel mundial, con cerca del 30 por ciento de la población con sobrepeso y 70 por ciento con obesidad, datos que lo ubican tan sólo detrás de Estados Unidos. Aún peor, el país también es el número uno en obesidad infantil.
A nivel local, Nuevo León no corre con mejor suerte, el estado se coloca a la cabeza en el número de pacientes con esta enfermedad. Tan sólo en el municipio de Monterrey, 7 de cada 10 personas son sus víctimas. Esto quiere decir que de una población de 1 millón 135 mil 550 habitantes, de acuerdo al censo de población del INEGI 2010, alrededor de 794 mil personas sufren este padecimiento.
La cantidad anterior de pacientes con sobrepeso u obesidad tan sólo en la capital regia representa un número mayor incluso que la población total de algunas entidades como Baja California Sur o Colima.
El problema en la entidad se acentúa si se habla de la población infantil, pues también es Nuevo León el estado en donde los menores de edad padecen más el sobrepeso u obesidad. Para muestra, un reciente estudio elaborado por la Unidad Epidemiológica y Servicios en Salud en el IMSS de Monterrey, que indica que el 33 por ciento de los menores de 5 años sufren la enfermed, así como alrededor del 25 por ciento de los menores de 6 a 11 años.
PESADA INFANCIA
Karla Patricia Guzmán Riojas es una niña de 10 años, que actualmente pertenece a las delicadas estadísticas de menores cuyo peso está por encima del indicado.
Aunque su cuerpo no lo evidencia del todo, esta niña del sector de San Bernabé padece de sobrepeso y anteriormente fue víctima de la obesidad, así lo demostró un chequeo médico que hace medio año le realizaron en el centro de salud municipal del sector que le arrojó un peso de 42.30 kilogramos, seis arriba en relación a su estatura.
Y a pesar de que parecen pocos kilos, lo cierto es que para un menor se pueden convertir en una sofocante carga a nivel físico, mental y emocional, que fue precisamente lo que llegó a ser para Karlita.
Años atrás el pasatiempo de todo niño estaba relacionado con alguna actividad física como correr, brincar o dar maromas, pero con el cambio de hábitos en la alimentación y entretenimiento de los menores, ahora el deporte pesa y cansa.
“Cuando corría no podía respirar bien, me cansaba muy fácil, corría bien poquito y me cansaba mucho. En el recreo cundo jugábamos a los encantados tenía que correr para atrapar a los demás y yo no podía correr y mejor no jugaba”, mencionó Karla.
De ser una niña delgada, Paty, como también la conocen, comenzó a aumentar de peso dramáticamente cuando cursaba el segundo año de primaria y con ello convertirse en el centro de las burlas de sus compañeros de escuela.
Y es que el no poder convivir en juegos con el resto del salón llevaron a esta niña a vivir un desgaste más allá del físico, pues empezó a experimetar el rechazo social por parte de sus propios compañeros de clase.
“En la escuela me decían muchas cosas, mis amigas me decían que estaba gorda, como mis amigas están muy flacas, ellas me decían que yo estaba muy gorda y yo me sentía mal. Cuando yo no jugaba porque no podía me quedaba con una amiga, pero también me decía cosas y mejor me metía al salón y ya no hacía nada”, dijo con lágrimas en los ojos la pequeñ Karla.
Los apodos, humillaciones y chistes de su aspecto acosaron a esta niña, a tal grado que su mamá se vio en la necesidad de cambiarla de escuela y tomar una importante decisión: llevarla con un especialista para que la apoyara a llegar a su peso ideal.
Fue así que hace seis meses Karla Patricia llegó al centro de salud municipal para recibir ayuda profesional, que incluye una alimentación más balanceada y deportes.
“La doctora me dijo que estaba un poquito pasada de mi peso, me dijo que sí debería de bajar, pero que cuando mebajara me tenía que mantener en mi peso porque no quería que bajara demasiado porque si no ya no iba a crecer”, mencionó la menor.
A base de dietas, que engloban todos los alimentos, pero de manera proporcionada, la menor poco a poco va recobrando su peso y mejor aún, está recuperando la niñez que un día se vio alterada por la obesidad.
“Ahorita me sacan a educación física y a jugar y ya no me canso”, dijo Karla, quien además está recuperando la confianza en sí misma y volviendo a relacionarse con sus demás compañeras
A pesar de su corta edad, Karla Patricia ha tenido que enfrentar una enfermedad difícil de vencer, pero con sólo 10 años esta niña ha tomado las riendas de su recuperación y está 100 por ciento disponible a acatar toda indicación, incluso ella misma es quien sigue al pie del renglón todas las instrucciones, así lo atestiguó su madre, Ana María Riojas.
“Cambió bastante, ya no come tanto. Al momento en que le pregunto que qué le llevo de lonche ella me dice llévame fruta, llévame pura fruta. Ella desayuna y en el lonche le llevo fruta o cualquier comida ligera. Y sigue comiendo bien pero ya proporcionado”, mencionó orgullosa su mamá.
Y es que Karlita logró lo más complicado en un niño, aprender a comer sanamente.
El hacer que los niños tomen conciencia de sus alimentos es uno de los principales objetivos de los programas que la capital regiomontana está implementando, pues están conscientes que no se trata de evitar alimentos, sino de saber cómo comerlos y canalizarlos en actividad física.
PROGRAMAS MUNICIPALES
Recientemente el secretario de Salud en México, José Ángel Córdova Villalobos, indicó que de no detener el problema de sobrepeso y obesidad en el país, en 2017 el costo para combatir la enfermedad será de 170 mil millones de pesos, el equivalente al presupuesto total de la dependencia.
“Todo el presupuesto de la Secretaría de Salud sería dedicado solamente a una enfermedad y sus complicaciones. El sobrepeso y obesidad son la verdadera pandemia del siglo XXI”, mencionó el secretario.
Por tal razón, el municipio de Monterrey ha emprendido la tarea de crear una conciencia alimenticia en los niños y los padres de familia para combatir juntos la terrible enfermedad, pues motivos tiene de sobra.
Monterrey es el municipio más afectado por la obesidad en Nuevo León. Ocupa el primer lugar estatal con casi 800 mil personas en general que la padecen y aunque las autoridades no pueden dar el porcentaje que representan los menores en esa cifra, aseguran es alta, pues tan sólo de los 14 mil 40 pacientes vistos en los centros de salud y los tratados en el programa “Te Quiero Saludable,” 4 mil 143 presentaron sobrepeso, 5 mil 982 fueron diagnosticados con obesidad y sólo 3 mil 917 tenían un peso normal.
Es por eso que a partir de 2010 el municipio de Monterrey comenzó a aplicar programas que promuevan la sana alimentación y ejercicio como un hábito de los infantes. La ayuda se proporciona en las instituciones edicativas, los centros de salud, las magrobrigadas médico-existenciales, entre otros lugares.
“Nosotros iniciamos en el municipio de Monterrey desde marzo de 2010 un programa y un club de nutrición. En este programa, lo llevamos a los diferentes lugares. Asistimos también en un programa que se llama ‘Te Quiero Saludable’, todos los días vamos a diferentes escuelas del municipio de Monterrey. En esas escuelas tanto públicas como privadas llevamos el programa de forma práctica. En lo que tiene que ver con sobrepeso y obsedidad hacemos una historia completa del niño o niña”, mencionó la nutrióloga Aralúz Pérez Guadiana.
Además de las pláticas, el programa consiste en realizar un estudio de peso y medición de toda la población estudiantil de nivel preescolar y primaria para determinar si padece obesidad. Si se confirma la enfermedad se manda una carta a los padres para entablar contacto y orientarlos.
“Los niños que detectamos con problemas de sobrepeso o ya incluso de obesidad se les manda una carta a los padres para que entremos nosotros en diálogo con ellos para que acudan y poderles brindar primeramente información de lo que está pasando, segundo para dar una orientación de lo que es una dieta balanceada y nutritiva y tercero sobre las actividades físicas que tiene que acompañar para que ese niño pueda entrar en un rango de peso normal, de acuerdo a su talla y edad”, mencionó Pérez Guadiana.
A todo niño que se le detecte obesidad se les canaliza a los centros de salud para llevarles un control, que incluye chequeo cada 15 días.
El programas tiene entre sus objetivos el crear conciencia sobre balancear la alimentación y el ejercicio: que si el niño consume calorías de más, las elimine a través del deporte.
“Si nosotros tenemos alimentos altamente nutritivos y que al niño le va a general calorías porque las requiere y son importante para su desarrollo, pero lo vamos a canalizar en actividad física. Los primero es tratar de cambiar la mentalidad. No estamos siendo tajantes con el niño, comprendemos que son niños. Lo que estamos haciendo con ellos y con sus papás para exponerles nuestro programa, no les decimos que no a los niños acerca de la comida chatarra, los convencemos de que hay otro tipo de alimentos y que les va a ayudar a controlar su peso y dar incluso más energía”, comentó el doctor Ángel Valle de la O.
Y es que se está consciente de que si Monterrey baja sus niveles de obesidad, automáticamente en el estado decrecerán, pues en este municipio habita la mayoría de los obesos de la entidad.
“Empezamos a aplicar mucho los programas y lo que nosotros estamos tratando de lograr es que nuestro municipio mejore y bajar esas cifras, lógicamente si baja a nivel municipal vamos a mejorar a nivel estatal”, indicó la nutrióloga.
De 2010 a la fecha se han atendido 21 mil 295 menores en los diferentes programas contra la obesidad de Monterrey.
REPERCUSIONES
EN MENORES
El problema del sobrepeso y obesidad no es sólo cuestión de estética, también de salud. La acumulación de grasa en el cuerpo acarrea diversos males como el rezago social, pues los menores con sobrepeso son vulnerables a aislarse al sentirse rechazados por sus compañeros.
Los apodos, chistes y acoso, son otro tipo de situaciones con los que tienen que lidiar, lo que afecta su estado anímico, al punto de originarles incluso depresión o caer en crisis.
Este tipo de casos ya se han detectado en menores regiomontanos tal y como lo indicó Araluz Pérez Guadiana, coordinadora del área de nutrición de la dirección de Salud Pública de Monterrey.
“Bueno, en este año hemos encontrado niños con diabetes, con depresión. Niños menores de 12 años que tiene diabetes, que sufren depresión y que ni siquiera sabían sus papás. No es nada más el problema de la salud física, sino que mentalmente son niños que son objetos de burla. Entonces, mentalmente son niños que caen en depresión”, indicó Aralúz Pérez Guadiana.
Pero tal vez los estragos más preocupantes son los que ocasiona en la salud, ya que el sobrepeso trae consigo enfermedades como la hipertensión arterial y alteraciones articulares, padecimientos que merman la calidad de vida de los jóvenes, así lo mencionó el doctor Ángel Valle de la O, director de Salud Pública de Monterrey.
Pero sin duda, la enfermedad que más atemoriza y está relacionada con la obesidad, es la diabetes mellitus, considerada hace apenas unos años como un padecimiento de adultos. Sin emabargo, con la actual vida sedentaria de los menores, se ha llegado a convertir en la segunda enfermedad crónica más frecuente en la niñez.
En Monterrey la Secretaría de Salud reporta que no se tiene una cifra exacta de menores con mencionado padecimiento, ya que lamentablemente existen pacientes con la enfermedad que aún no lo saben.
Algunas de las consecuencias más graves que se pueden dar producto de la diabetes es la ceguera, amputación de alguna extremidades, complicaciones renales, neurológicas, dermatológicas, entre otras.
De acuerdo a una encuesta realizada por la Secretaría de Salud a nivel federal durante el 2010, el sobrepeso u obesidad y sus complicaciones podrían reducir siete años la esperanza de vida de los mexicanos, de ahí la importancia que las autoridades de los tres niveles de gobierno están ofreciendo para atacar a este mal. v