Aunque ya han sido vistas en algunos puntos de Monterrey, a partir del mes de noviembre acapararán las miradas de miles de automovilistas y serán quienes hagan cumplir el reglamento en las principales avenidas de la ciudad.
Ellas son las agentes de Tránsito, mujeres con una profesión universitaria que ante la crisis decidieron emprender una nueva carrera.
Desde el el 6 julio un grupo de 20 cadetes iniciaron el curso de capacitación; diariamente se levantan a muy temprana hora para acudir a determinados cruceros de la capital nuevoleonesa con la finalidad de prevenir accidentes y mejorar la circulación vehicular.
La mayoría son mujeres jóvenes y lo más revelante es que son profesionistas, licenciadas en derecho, criminología, educación preescolar, contadoras o bien algunas que estudiaron carreras técnicas.
Las cadetes han recibido capacitación teórica y práctica por 660 horas en la Escuela de Formación Profesional de Oficiales de Tránsito, en coordinación con la Secretaria de Educación. Pasaron exámenes de salud, físicos y psicológicos, convirtiéndose en la segunda generación en la historia del Estado.
Además han resguardando la vialidad en las últimas semanas en eventos como la Marcha por la dignidad, del pasado 2 de octubre, efectuada en Colegio Civil en memoria de los caídos de Tlatelolco y en el colapso del puente de la avenida Rangel Frías.
Actualmente existen 12 mujeres oficiales de Tránsito designadas a diferentes áreas dentro de la corporación, pero ninguna en la vía pública.
Pero, ¿qué es lo que se requiere para ser agente de Tránsito?
Los perfiles varían dependiendo de cada administración, en esta ocasión el alcalde Adalberto Madero Quiroga optó por buscar mujeres con un nivel escolar alto, una altura mínima de 1.60, no antecedentes penales, constancia de estudios, licencia vigente, mayores de 19 años y hasta los 42 años, entre otros requisitos.
El grado de estudios de las 20 cadetes de la academia son: 9 profesionistas; 1 pasante; 5 con carrera técnica; una con preparatoria terminada y 4 con preparatoria en proceso.
Durante la administración de Jesús María Elizondo, en 1999, se graduó la primera generación de agentes, en la que participaron 22 mujeres.
LAS HISTORIAS
Arely Godínez Abundis, de 23 años, es licenciada en Educación Preescolar, graduada a mediados del 2008 de la Universidad Regiomontana; sólo ejerció un año en el Jardín de Niños Gregorio Torres, ubicado en Guadalupe, pues la situación es difícil por el bajo salario que percibía.
Leyendo el periódico se enteró que el municipio regio solicitaba mujeres para agentes de Tránsito.
Su padre, Rafael, y su madre, Lourdes, apoyaron a su hija en el nuevo reto.
Cumplió con todos los requisitos y logró pasar todos los filtros.
“Son varias pruebas que aplican y ya pasé todas, estar en los cruceros es una experiencia nueva, pero quiero ascender y posteriormente capacitarme para estar en otro departamento y dar clases de educación vial en planteles educativos”, mencionó.
“Les dije a mis papás que me gusta hacer cosas diferentes y tener un buen currículum, tengo mucha seguridad, eso es lo que debemos transmitirle a la gente; además no es complicado y lo disfruto”, dice la cadete.
“Tratas de dar lo mejor de ti sobre todo en las zonas escolares, porque es importante la vida de los peatones, no te das cuenta del sol o la lluvia, porque estás muy concentrada en el trabajo, el tiempo se pasa rápido y te vas satisfecha porque hiciste una buena labor”.
Arely se levanta alrededor de las cinco de la mañana y se traslada de la colonia La Joya, en Guadalupe, portando cuartelera y silbato, consciente de la responsabilidad que le espera en su jornada laboral de ocho horas y expuesta a escuchar piropos de los conductores, quienes con un silbido grabado en el claxon intentan ponerla nerviosa, pero asegura ser responsable y profesional en su labor, siempre mostrando respeto.
“Sobre todo los conductores se quedan admirados de que por ser tan joven y mujer esté como ‘oficial’ o sea cadete, hay de todo, el que pasa y te chista, pero se han portado bien”, dijo.
La cadete se ubica en diferentes cruceros de la ciudad como en Félix U. Gómez y Ciprés, donde bajo las inclemencias del tiempo vigila cada automovilista y peatón con la finalidad de prevenir accidentes.
Acude todos los sábados a su capacitación en la Secretaría de Vialidad, donde recibe clases de educación física e instrucción militar, usando ropa deportiva y acompañada por otras 19 mujeres.
“La capacitación que recibimos sirve para cumplir con el trabajo de un oficial de Tránsito, pero también nos enriquece como persona porque nos enseñan cómo debemos de hablarle al conductor, valores”, mencionó Arely.
Por el momento percibe un sueldo de mil 450 pesos por quincena, es decir el 50 por ciento del sueldo normal; una vez terminado los cursos a finales de octubre recibirán sueldo base, por lo cual Arely sigue en las principales avenidas poniendo orden entre conductores y peatones.
ES TODO UN RETO
A sus 42 años, Jovita Rangel Bribiesca estudió una carrera de secretaria ejecutiva para posteriormente pagar los estudios de preparatoria y la licenciatura en Criminología en la UANL, donde se educaba por las noches.
Sin embargo, el salario de esta última no llenó sus expectativas y a pesar de que le encanta la profesión prefirió no ejercerla al darse cuenta que era mal pagada.
En noviembre del 2008 entregó papelería y fue ocho meses después cuando encontró la oportunidad de ingresar a la escuela de Formación para Oficiales de Tránsito y aunque lo dudó una semana se decidió a dar el paso, pues el reto es mantenerse en la secretaría y en un futuro especializarse en peritaje.
“Metí solicitud en varios lugares como criminóloga pero el Estado paga muy poco, una vez se me presentó la oportunidad por parte de la PGR para irme a trabajar a México, pero no lo hice por no dejar sola a mi madre, preferí seguir como secretaria y ya no buscar empleo dentro de mi profesión porque el sueldo no me agradó.
“Ahora me fui a los extremos porque trabajaba en una empresa llamada Nukote, especializada en reciclaje de cartuchos, te vas de la oficina a la calle, pero me va a ayudar mucho estoy convencida; mi objetivo es especializarme en peritaje, tengo que avanzar poco a poco, estaré como oficial de Tránsito el tiempo necesario porque me gusta y quiero ayudar a la gente, pero debo de tener capacidad para esto y más cosas, nunca me imaginé estar aquí, pero hay que seguir adelante”, comentó.
Para poder ser agente de Tránsito Jovita tuvo que cursar 16 materias como relaciones humanas, computación, español, ingeniería vial, control de tránsito, técnicas de control de conductores agresivos y defensa personal, aunque reconoce que esta última es algo difícil.
También aprobó un curso de inglés para poder entablar comunicación con las personas extranjeras y orientarlos.
Diariamente se traslada en transporte público desde el municipio de Apodaca y arriba a las siete de la mañana a la calle Adolfo Prieto y Juan Escutia, en la colonia Obrera.
Su objetivo, mejorar la circulación vial sobre todo en horario escolar, aunque llueva, haga frío o calor, pero siempre con la vocación de servir.
Al principio su esposo se sorprendió y fue difícil aceptar la decisión que había tomado, pues consideraba que el trabajo era peligroso, pero con el paso de los meses se ha ido acostumbrando.
Ahora la apoya al igual que sus hijos. Martín de 12 años. y Fernando, de cinco.
“Todos se sorprendieron, la cara le cambió a mi esposo, le pareció raro, fue entonces cuando le expliqué cómo estaba todo y vamos bien, estoy contenta con lo que hago”, dijo.
Jovita aseguró que su nueva labor no es peligrosa, por el contrario es apasionante y “le tengo cariño al trabajo”.
REQUERÍA UN SUELDO FIJO
Lluvia Guzmán Bernabé tiene 26 años y es egresada de la Facultad de Derecho perteneciente a la Universidad Alfonso Reyes.
Durante cuatro años estuvo ejerciendo la carrera en despachos jurídicos, pero no recibía un sueldo fijo, motivo que la orilló a buscar otras alternativas.
“En ocasiones me iba bien, en otras no, lo que necesitaba era algo más estable y por eso mi madre al momento de ver la convocatoria me avisó y decidí entrar, porque también hay materias parecidas a la de mi carrera”, comentó.
A pesar de que asegura que el trabajo es diferente a lo que anteriormente se dedicaba, piensa quedarse e ir ascendiendo hasta llegar a ser comandante.
“Aunque no es un trabajo común me gustó y me pienso quedar para saber todos los reglamentos, hacer un buen trabajo”, comentó.
Lluvia es soltera y se considera una alumna aplicada, pues su promedio es de 95, el cual le alcanzaría para estar en el área jurídica. Además con el sueldo que actualmente recibe no le alcanza para mantenerse.
Las actividades que realiza son verificar que los automovilistas no lleven a sus bebés en el primer asiento, además que cuenten con cinturón de seguridad; igualmente con su brazo izquierdo levantado y con el silbato en mano les señala a los conductores que disminuyan la velocidad.
Levantarse temprano no es complicado, lo difícil es que los conductores hagan caso, y es que en ocasiones no respetan a estas mujeres al verse sorprendidos de que son jóvenes.
“Se quedan admirados como no es común, pero se irán acostumbrando porque aquí estamos. Los que nos sonríen y nos dicen adiós son los niños que van a la escuela, es agradable”, dijo.
Este nuevo grupo de mujeres aseguran dejar a un lado el mito de que los agentes son “mordelones”, pues están dispuestas a cumplir el nuevo compromiso de servir a la ciudadanía.
Con el nuevo empleo a Lluvia le quedará más tiempo para convivir con sus padres y amigos, además asegura que el cambio de abogada litigante a agente de Tránsito le servirá para crecer como persona, y no se arrepiente de la decisión que ha tomado.
LAS MUJERES DAN UN MEJOR TRATO
El comandante José Trinidad Pérez Gaytán, encargado operativo de la academia, dijo que el objetivo de incluir mujeres en la Secretaría es por que tienen un mejor trato con la población y existe un déficit de elementos, ya que en el año de 1984 existía un promedio de mil 100 oficiales en la academia, actualmente oscila en 900.
“El hecho de que sean mujeres a las que convocamos es porque son más atentas, sensibles con los conductores, responsables y el alcalde lo que quería era sensibilizar la corporación, que los tránsitos tengan un lado más humano, esperamos buenos resultados compromiso, eficiencia y responsabilidad”, comentó.
“Tenemos un déficit de personal bastante considerable, hay muchos abandonos, despidos, lo ideal era tener una academia de más personal 40, 50 pero no había presupuesto para más, de las 26 que se registraron sólo 20 lograron pasar los filtros”, agregó.
Aunque es un grupo pequeño que no llega ni al 15 por ciento de los elementos que actualmente se desarrollan como agentes, prometen ser una revolución para la rama de la vialidad, pues se espera que poco a poco se vayan incorporando más elementos a la Secretaría para dar oportunidades al sexo femenino y así evitar la corrupción, ya que se considera que las mujeres son más sensibles.