Para Antonio Canales Pérez, las balaceras que se suscitan en el área metropolitana de Monterrey son pan de todos los días, y es que en su domicilio ubicado en Burócratas Municipales, al sur de Monterrey, las detonaciones de armas de fuego se escuchan diariamente.
El pasado 17 de noviembre, él, su esposa Verónica González y su hijo de 10 años de edad fueron víctimas de la violencia generada en este 2010.
“Pasaba de las cinco de la tarde, estaba en mi cuarto viendo la televisión y mi esposa estaba hablando por celular en la calle, mientras mi hijo hacía la tarea. Mi esposa escucha las detonaciones y se mete, recoge al niño del otro cuarto y se lo lleva a donde yo estaba y nos resguardamos hasta un cuarto que está en la parte de atrás.
“Me dio miedo, porque estamos acostumbrados a ver estos casos en el periódico o en la televisión, pero ya que te toque en tu casa si digo ¡ay, caray!, te puede tocar una balacera en la calle, pero ya en la casa, sí es de pensarle.
“No venían por nosotros y por eso me sentí tranquilo, pero sí he andado tenso, me dijeron que ese tipo de cosas no se manifiestan rápidamente, pero mi esposa es la que está un poco afectada, escucha balacera en La Campana y piensan que son afuera de la casa”, contó el fotógrafo de profesión.
60 tiros fueron disparados por los amantes de la delincuencia esa tarde, de dicha cantidad 39 impactaron la fachada de la vivienda de Antonio ubicada en la calle Guillermo Martínez Domínguez.
En un principio “Tony”, como le dicen sus amigos, pensó que se habían encontrado bandas rivales, y que la situación podría prolongarse por horas; no obstante, el tiroteo duró alrededor de 10 minutos.
“Cuando salimos nos dimos cuenta que le dispararon a unos chavos que se encontraban sentados frente a una casa vecina, los ven los que iban pasando en un carro y comienzan a disparar, son peleas entre ellos, pero mientras tanto mi hijo se asustó mucho, estaba gritando del susto y mi esposa se quedó en shock”, dijo Tony.
Al salir de la vivienda, Antonio vio el desenlace de un hecho que nunca había vivido, las paredes lucían perforadas y la banqueta parecía desfile de casquillos, como si fuese zona de guerra, incluso un carro que se encontraba estacionado frente a su casa fue rafagueado.
“Vi cómo estaba todo, pero pensé que sí podía dejarlo como antes con dos kilos de cemento, pero el municipio vino el día siguiente hicieron la evaluación de daños y resanaron la pared rápidamente”, contó el padre de familia de 47 años de edad.
Los primeros que acudieron al lugar fueron tres granaderas quienes a través de sus radios dieron aviso sobre las armas que usaron los delincuentes, que fueron cuernos de chivo y posteriormente emprendieron su camino para la avenida Lázaro Cárdenas a perseguir a los delincuentes.
Una noche antes de esa terrible tarde del miércoles se registraron dos balaceras en calles más adelante que duraron alrededor de dos horas, donde incluso hubo detonaciones de granadas.
“Fue alrededor de las 11 de la mañana, está un colegio y a los niños los dejaron sin recreo y tirados en el piso mientras pasaba el tiroteo”, dijo Antonio, quien tiene 24 años viviendo en el sector.
Aunque la zona de la colonia Independencia, La Campana, Burócratas, está considerada unas de las más violentas en el área metropolitana de Monterrey, la situación se ha agravado en el último año.
“Por las noches se oyen muchas detonaciones para La Campana, se escuchan seguido, en avenida Las Torres es lo mismo”, comentó.
Julio César Cano y Gerardo Aldape, de Prevención del Delito y el psicólogo Alejandro González fueron quienes acudieron al domicilio tomaron fotografías, el viernes por la mañana se pusieron a arreglar la vivienda de manera efectiva.
“La medida que está tomando el municipio es eficiente y rápida, lo que sí es que esperaba a que la policía viniera o militares para preguntarnos qué paso, pero no vino nadie, hasta el siguiente día los funcionarios del municipio, la ayuda psicológica también es eficiente”, dijo.
Estas víctimas de la violencia son sólo algunas de las miles que hay en el Estado; los daños son numerosos, los recursos pocos, pero la fuerza para salir adelante es más grande que cualquier evento, todos anhelan el Monterrey de hace algunos años, donde la gente podía salir a caminar sin temor a ser lesionado por una bala o perder su patrimonio.