La indiferencia de los investigadores y los golpes de información que se dan a través de los medios son cuestiones que atormentan a familiares de desaparecidos, víctimas de las fuerzas del orden.
Bajo el intenso sol, pero con el frío de la indiferencia de algunas dependencias de gobierno, es como los familiares de los desaparecidos en Nuevo León pasan sus días, tratando de encontrar una pista que los lleve a la localización de sus seres queridos.
Su búsqueda los ha llevado a descubrir algunas tumbas clandestinas, donde han encontrado fragmentos humanos, botones, cabellos, placas dentales y hasta cráneos. Aunque siempre dan parte a las autoridades, no siempre obtienen la ayuda que desean.
La indiferencia oficial es uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan estas personas, pues a pesar de que solicitan informes sobre los hallazgos y las investigaciones, no existe un buen canal de comunicación.
En el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, que se conmemoró el pasado 30 de agosto, Irma Leticia Hidalgo Rea, integrante de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (FundeNL), evidenció la incompetencia de las autoridades para la identificación de restos humanos.
Denunció que el área de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia no quiere tener un canal de comunicación directa con la sociedad, y mucho menos con los familiares de desaparecidos.
“Encontramos un punto de vista muy cerrado porque no quieren dar la información que realmente tienen”, declaró Hidalgo Rea.
Luego de que se reabriera un caso que la Procuraduría había cerrado el pasado mes de enero, del 31 de mayo de 2017 a la fecha se localizaron 150 mil restos humanos, esto sólo en un predio del municipio de García.
De las 150 mil evidencias, 279 corresponden a piezas dentales y el resto a otras partes del cuerpo como placas quirúrgicas de cráneo y prótesis dentales.
Con base a información que no está cien por ciento actualizada, se hicieron 27 excavaciones en una segunda inspección donde además encontraron botones, anillos, aretes, entre otras cosas.
“De todo lo que se encontró en la segunda inspección, sólo 250 partes están en proceso de laboratorio de genética, es ahí donde se detienen y no hay ninguna identificación de personas.
“Nos dicen que están saturados de trabajo, que no nada más laboran en ese lugar, que tienen más sitios con excavaciones”, evidenció.
Por los notables problemas, las integrantes de la asociación propusieron crear un canal de comunicación efectivo y ofrecieron la colaboración con personal capacitado, pero no obtuvieron la aceptación de las autoridades.
“Lo que nos muestran con estos tres meses de trabajo, es que no tienen la capacidad para realizar las muestras de comparación de ADN. Nosotras podemos apoyar con un grupo de antropólogas forenses que ayuden en la cuestión de laboratorio”, aseguró.
La Procuraduría también realiza excavaciones en un predio de García llamado Las Maravillas, otros más en Juárez y en Las Carboneras de Sabinas Hidalgo, sin que se precise el dato de lo que encuentran y lo que analizan.
MUEREN Y VUELVEN A MORIR
Aunque pareciera que la información que se presenta a través de los noticieros es de gran ayuda, los familiares aseguran que no es así, pues los medios muestran información sin precisión.
La angustia de no saber quién es la persona encontrada entre los arbustos de un baldío o el incinerado hallado a orilla de un camino pedregoso, hace que los allegados mueran una y mil veces al escuchar la nota.
“Las noticias que nos dan día a día nos sacuden y nos angustian de una manera extrema, escuchar que se encuentran cuerpos calcinados o fragmentos en fosas es algo terrible, porque no sabemos de quién se trata”, dijo Hidalgo Rea.
Según la madre de familia, a quien en el 2011 varios policías le arrebataron -de su propia casa- a su hijo Roy Rivera, la información que se transmite por los noticieros se da de manera irresponsable, pues carece de sustentos.
“Es una información que publican sin investigar y muchas veces de forma irresponsable; a nosotros nos matan cada día con golpes de información que se emiten sin explicaciones o detalles”, aseguró.
A pesar de ello, le dan la importancia necesaria porque las víctimas que les presentan podrían ser familiares, amigos o conocidos de los integrantes de las FundeNL.
Para no vivir con esa incertidumbre, el pasado 30 de agosto presentaron una iniciativa ante el Instituto de Criminalística y Servicios Periciales, para que toda la información referente a la localización de restos humanos se de a través de una plataforma confiable.
“Propusimos que el área de Servicios Periciales abriera una página en donde las personas podamos monitorear lo que día a día encuentran en las fosas, y no que los medios comuniquen los hechos a medias”, expresó.
Algunos estudios revelan que México es el primer lugar en impunidad en América Latina y el tercero a nivel mundial, otra cuestión en contra para los familiares de desaparecidos.
“La realidad de México es que vivimos en un país en crisis de derechos humanos, donde la tragedia humanitaria de las desapariciones es inmensa y no tenemos la respuesta del Estado”, puntualizó.
‘LOS QUEREMOS VIVOS
O MUERTOS’
La prioridad para los familiares es encontrar a sus seres queridos vivos; sin embargo, no les importaría encontrarlos sin el aliento de vida, pues el tener un féretro con un cuerpo para llorar sería un alivio y un fin a su incertidumbre y peregrinar.
“Hemos insistido mucho en la búsqueda en vida y sin vida, aunque al estar buscando un muerto de alguna manera buscamos vida, pues el aliento lo recuperaríamos cada uno de nosotros” expresó la madre de Roy.
Para poder encontrar a sus seres queridos, es necesario que la Procuraduría cambie el sistema de trabajo, ya que los elementos que se abocan a las investigaciones tienen prácticas poco efectivas o no quieren dar resultados.
“Les hicimos saber que tienen que cambiar las formas de trabajar porque tienen 14 años con las mismas prácticas en donde no vemos avance, no es posible que nos sigan teniendo en estas mismas circunstancias.
“Les presentamos el trabajo que hacen en otros estados como Baja California, con el colectivo del señor Fernando Seguera, en donde todos los días muestran el trabajo que realizan en la extracción de restos humanos”, insistió.
Para la activista, los resultados de las investigaciones se tienen que hacer públicos, desde cantidades, procesos, hasta en dónde se depositan los cuerpos o restos encontrados.
“Nunca nos quieren dar cantidades, las pocas que tenemos por parte de la dependencia, se las sacamos a cuenta gotas”, afirmó.
Relató que solamente en el ejido Las Abejas de Salinas Victoria, la fundación encontró 250 mil restos humanos sin la colaboración de las autoridades.
En Nuevo León existen -del 2009 a la fecha- más de tres mil averiguaciones previas por casos de desapariciones forzadas, cantidad que podría estar por debajo del número real, según la Organización de las Naciones Unidas.
“Según datos de la ONU en este tema, en México sólo se denuncian 2 de cada 10 casos de desaparición, esto quiere decir que los números de la Procuraduría no coinciden con todos los casos en el estado”, apuntó.
Según la activista, el universo de las desapariciones que no se denuncian se debe a la ignorancia de las personas, aunado al temor y la desconfianza en las autoridades, pues en la mayoría de los casos están involucrados los cuerpos policiales.
Gracias a la insistencia diaria de los integrantes de la organización se ha logrado la identificación de dos personas.
“Uno es el de Brenda Damaris González Solís, como FundeNL hicimos la primera exhumación ciudadana en Nuevo León, en donde logramos reconfirmar que sí se trataba de esa chica.
“El segundo caso es un familiar de uno de nosotros. El cuerpo ya estaba en el Servicio Médico Forense 15 días después de haber desaparecido, sin embargo, a la familia le informaron un año después por cuestiones de errores”, señaló.
Para Hidalgo Rea, la falta de resultados son actos de impunidad que nadie evalúa, pues la mayoría de los casos son en contra de los agentes del orden, ya sea municipales, del estado o de la federación.