A los 99 años de edad, murió don Juan Manuel Elizondo Cadena (San Buenaventura, Coahuila, 1910), el último bastión del origen de la Universidad Autónoma de Nuevo León, a quien en el 2008 se le entregó la medalla Alfonso Reyes, el más alto reconocimiento que otorga esta casa de estudios.
Y en el Centro Cultural Universitario Colegio Civil, donde fraguó la creación de la UANL junto con José Alvarado y Raúl Rangel Frías, la comunidad universitaria rindió un homenaje póstumo a este ícono de la institución; acto que encabezó el rector Jesús Ancer Rodríguez.
Familiares y amigos fueron testigos de este reconocimiento a través de las guardias de honor que se montaron ante el cuerpo de don Juan Manuel Elizondo Cadena, en las que participaron las autoridades universitarias, los integrantes de la Junta de Gobierno y el Sindicato de Trabajadores de la UANL, así como directores y estudiantes.
A don Juan Manuel Elizondo le sobreviven sus hijos: Herlinda, Graciela, María Elena, Angelina, Alfredo y Juan Manuel Elizondo Decanini; fue precisamente éste último quien agradeció en nombre de la familia las muestras de afecto, las condolencias y la ceremonia en la que fueron velados los restos de su padre.
Áncer Rodríguez recordó que durante los festejos del 75 aniversario de la UANL le fue entregada a don Juan Manuel Elizondo la Medalla Alfonso Reyes y destacó el ideal que durante toda su vida trabajó este ilustre personaje: educación universitaria popular.
“Don Juan Manuel entendió desde joven la importancia de la educación universitaria y siempre pugnó por una cultura popular y es misión de la Universidad Autónoma de Nuevo León hacer de esta institución el centro donde se sigan formando hombre íntegros, casa de estudios con la mejor oferta educativa”, pronunció el Rector.
Pero también destacó ese apoyo incondicional para los estudiantes y citó algunas de las palabras que pronunció en aquella ceremonia del 2008.
“Toda mi vida he actuado como universitario, convencido de que lo estudiantes llevan en la mochila el porvenir de la patria, por eso a ellos hay que enseñarles, hay que promoverlos y exaltar su espíritu para que no se limiten al título universitario, para hacer frente de sus responsabilidades como representantes de la sociedad”.
Y para rematar se comprometió a continuar con su legado de ofrecer una educación universitaria popular.
“Hoy don Juan Manuel seguirá viviendo a través del cotidiano saber de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Seguiremos trabajando para cumplir con la encomienda que nos señaló en mayo de 2008: ‘Hagan buenos universitarios, es su deber, deber indeclinable, cumplir con su lema Alere Flamam Veritatis’; así lo seguiremos haciendo don Juan Manuel, se lo prometemos.
“Descanse en paz”, dijo emocionado Ancer Rodríguez.