
Monterrey llega a un aniversario más de su fundación el 20 de septiembre, pero entre los festejos debiera tener un nicho de reconocimiento a verdaderos valores cívicos encarnados en personas entregadas a una encomiable labor comunitaria, como ocurre con algunos jubilados que cuidan una plaza de la colonia Mitras como si fuera la niña de sus ojos.
Y lo hacen porque reconocen que la plaza donde viven es como la sala de su casa, pues proyecta la imagen de los vecinos y por eso no quieren verla sucia ni deteriorada. Y no quieren excusarse alegando que la colonia es muy vieja, dado que fue fundada por don Alberto Santos, de Gamesa, en 1965 (el primer sector) y en 1968 (el segundo).
En silencio, sin aspavientos y sin el reflector de los medios oficiales para obtener un galardón de las autoridades, un grupo de señores de la tercera edad inicialmente se propuso rescatar la plaza de la que se había apropiado la escuela “Anastasio Treviño” en las calles Camargo y Río Salinas, a una cuadra de la avenida Rodrigo Gómez.
Una vez diseñado el trazo de tan atractivo sitio de esparcimiento para los vecinos, don Ignacio “Nacho” Sánchez empezó a coordinar a los compañeros que desearan aportar dinero para la compra de árboles y matas que hoy relucen con gran esplendor en toda el área, no sin antes tener que emparejar los montones de tierra que estaban regados por todas partes.
Enseguida don Nacho, quien llegó del municipio de San Nicolás a esta colonia en 1968, puso el ejemplo al acudir diariamente a limpiar la basura y a regar el pasto que ellos mismos pagaron y que con los recursos de todos mandaron sembrar. Así se han unido hasta la fecha en labor tan edificante don Isaac Ríos, Don Fermín Tejada, don Hugo Morales, don Sergio Gómez Gutiérrez y don Rodolfo Garza, entre otros vecinos del sector.
“Desde hace años nos propusimos cuidar nuestra plaza”, dice don Nacho, quien tiene en el recuerdo a otras personas que han colaborado decididamente pero ya fallecieron. “Todo es cuestión de buena voluntad”.
Además, sus reuniones tempraneras (de 6 de la mañana hasta las 10) les sirven de terapia para eliminar el estrés con tan sana actividad y con charlas amenas que los hacen hermanarse más como vecinos, más cercanos entre ellos que sus propios familiares.
“Fíjese que aquí viene gente en silla de ruedas inclusive o que apenas puede caminar, pero le sirve de distracción y le ayuda a despejarse para no estar nada más encerrado en cuatro paredes”, comenta don Hugo Morales, quien no lamenta poner de su bolsa lo que puede con tal de mantener limpios los andadores y jardines de la plaza de este sector de la colonia Mitras.
“También hemos conseguido que los que vienen aquí no tiren basura y con lo único que aún seguimos batallando es con las personas que traen sus perros a defectar, pero pues poco a poco los convencemos de que traigan sus bolsas para que se hagan responsables de su animalito”, comentan casi al unísono los señores.
Igualmente lamentan que el municipio de Monterrey solamente envía personal a recoger la yerba que ellos levantan lo mismo que las hojas de los árboles, pero ni un alcalde o ahora alcadesa ha prestado oído a colocarles una malla en la pequeña cancha de futbolito que está a un lado de los andadores.
“Es muy molesto que le peguen con el balón a los que vienen a sentarse en las bancas, y peor se nos hace que los muchachos corran entre el césped a recoger ese mismo balón cuantas veces cruza el área de juego, por no tener protección”, sostiene don Nacho.
Sin embargo el municipio de Monterrey no ha atendido sus reclamos a pesar del buen ejemplo que brindan con su acción desde hace años estos señores, que por su iniciativa misma podrían ser objeto de reconocimiento público al trabajar gratuitamente y aportar sus propios recursos en beneficio de ellos mismos, de sus familias y de sus vecinos.