Han transcurrido tres años y aunque no se les auguraba futuro, las siamesas Elsa Guadalupe y María Guadalupe Sánchez Flores, las “Lupitas de Santa Catarina”, siguen y permanecerán unidas.
Las pequeñas se han aferrado a la vida. Inconscientes de la unión física-corporal que las diferencia de otras niñas de su edad, ellas viven su infancia con “normalidad”.
Juegan, platican, conviven con sus dos hermanas mayores, interactúan con sus padres y su entorno, que poco a poco han logrado adaptarse a su cuerpo y al medio.
Estar unidas por la parte baja del tórax, abdomen y pelvis, entre otras extremidades inferiores, no les imposibilita estar firmes con su ánimo de vivir. Al contrario, parece ser un reto más para ellas y siguen en esa lucha diaria.
Para sus padres, Apolinar Sánchez González y Facunda Flores Hernández, la situación se ha tornado compleja pero no imposible. Aunque en principio fijaron una esperanza de vida para las “Lupitas”, con la separación quirúrgica de sus extremidades, decidieron que se queden juntas.
No quieren poner en riesgo a una ni a otra porque durante la intervención, según les ha dicho el médico que atendió a las menores, podría morir alguna o presentarse complicaciones.
Sin embargo y para tener una mejor calidad de vida, las siamesas necesitan de terapia física para dar fuerza a su cintura y piernas con la finalidad de que puedan moverse más y continúen su batalla para librar el presente.
“QUE SE QUEDEN JUNTAS”
Apolinar y Facunda han puesto su amor para sacar adelante a sus hijas. Ellas han demostrado que tienen ganas de vivir y ante esa prueba superada, los padres ya no quieren desafiar a la naturaleza.
La decisión ha sido difícil, pero ante las pocas posibilidades de vida para una u otra y luego de algunos intentos por llegar a efectuar la cirugía cuando las niñas eran más chicas, la madre expresó que ella y su marido ya no quieren separarlas.
“Si Dios las ha mandado así, pues así que se queden, porque ya hemos luchado mucho y gracias a Dios están sanas en medida de lo posible”, dijo Facunda mientras observó con amor a sus retoños y les tomó su manitas.
El doctor Manuel de la O, quien las atendió desde su nacimiento, hasta hace un mes, les explicó que si las separan se enfrentarían a otra situación al ver qué niña se quedaría con tal o cuáles órganos que comparten; “su estado de salud a la larga sería crítico”, comentó Facunda.
“Nos dijo que Elsa se puede quedar sin vagina o intestino porque comparten esos órganos, así como el codo y vesícula. Nosotros no queremos eso, pues ya están grandecitas y no queremos perder a ninguna”, reiteró.
Puede parecer egoísta o cruel por su parte, reconoció, pero ellas ya libraron una primera batalla y como padres las seguirán impulsando a seguir en pie.
NO DESISTIRÁN…
“Es complejo tomar esa decisión por la salud de las niñas, por el morbo y críticas de la gente, entre tantas cosas, pero aquí estamos, sólo nosotros sabemos lo que es esto y vamos para adelante”, señaló la madre.
Dejarlas unidas tampoco será fácil, las batallas que vienen serán más grandes ya que de enfermarse de gravedad una, la otra se pondrá mal e incluso, se podría llegar a separarlas de emergencia y que una muera, dijo el doctor a los padres de las siamesas.
“Estamos conscientes de lo que puede pasar. Esperemos no se enfermen o se pongan graves y mucho menos que haya necesidad de separarlas de urgencia; ahorita les daremos lo mejor para que sigan su vida”, dijo Facunda.
Ver a sus “Lupitas” con tres años, fuertes y deseosas de seguir en lucha, “es una bendición” para ella y su esposo, expresó Facunda, porque ni el médico ni ellos esperaban que las niñas llegaran con “bien” a esa edad.
Cuando nacieron o cumplieron el año, no se les hizo la cirugía debido a que se enfermaban mucho y se ponían delicadas. Ahora al paso del tiempo, ya es complicado por el desarrollo de los órganos que comparten.
De ahora en adelante la terapia física se convierte en una ilusión para otorgar a las “Lupitas” una posibilidad de “vida”, en medida de lo que se pueda. La orientación o apoyo de un especialista sería relevante.
TERAPIA FÍSICA: NUEVA ESPERANZA DE VIDA
En base a la decisión que tomaron de no separarlas, Apolinar y Facunda tienen la convicción de que la terapia física en la cintura y piernas de las pequeñas las ayudará a que sean más independientes.
“Ya se mueven en el piso, van de un lugar a otro y se apoyan entre ellas pero batallan. A veces o casi siempre yo las cargo pero están pesaditas y entre más crezcan, no podré con ellas”, explicó Facunda.
Las siamesas pesan 32 kilos y la madre es quien durante el día las lleva y trae o coloca en la cuneta para poder realizar las labores domésticas. Cuando se puede apoyar de esos móviles, bien, expresó, ¿pero cuando no?
“Es necesaria la terapia, que tomen fuerza les servirá para que puedan moverse aunque también les faltaría una prótesis para equilibrar su cuerpos porque tienen tres piernas; una y una pero comparten la tercera”, detalló.
Mientras se acercan a la persona indicada para que les ayude con lo requerido, Facunda les da masaje a las niñas y les enseña a caminar o gatear con el objetivo de que hagan algunos movimientos.
ENCOMENDADAS
A LA VIRGEN
La familia Sánchez Flores no está sola. En la cocina de su humilde morada hay un altar con imágenes de la Virgen de Guadalupe, así como de la Virgen de Juquila-Oaxaca de la que su esposo es feligrés.
La fe mueve montañas y desde que se anunció el nacimiento de alto riesgo de las “Lupitas”, el matrimonio puso a las niñas en manos de la Morena y hasta su nombre les pusieron.
“La última palabra la tiene el de arriba -Dios- y la virgencita. Soy muy devota de ella, creo en los milagros y mis hijas lo son. Les rezamos, les pedimos para que sigan con bien”, expresó la madre.
La devoción que le tienen a la Guadalupana es firme, que el próximo 12 de diciembre ofrendarán una danza y rosario a la Virgen para refrendarle su agradecimiento por tener a las niñas sanas.
“Le haremos una fiestecita. Si las operaban para separarlas y salían con éxito de la cirugía, habíamos prometido ir a la Basílica en México pero como no se hará, le honraremos en casa”, manifestó Facunda.
Llamaradas de esperanza, flores y rezos, son los votos que los padres de las “Lupitas” entregan día a día a sus santos para caminar hacia el futuro y no perderse en el camino.
BUSCAN ESCUELA
Ser testigos de que las siamesas se han logrado, que han desarrollado habilidades y destrezas pese a su incapacidad física mantiene viva la ilusión de que pronto, las pequeñas entren al kínder o intenten llevar una vida “normal”.
“Andamos viendo dónde pueden entrar, dónde las aceptarían porque queremos que aprendan y se preparen. Que sean distintas a las demás niñas sólo por su aspecto físico, no les quita el derecho de estudiar”, dijo Facunda.
Argumentó que las siamesas son inteligentes, repiten palabras, vocales que les enseña y ya hasta toman el lápiz o colores para pintar. Y es cierto. Durante la entrevista con la madre, las niñas dibujaron a su padre en un cuaderno.
“Papá”, expresaron las dos al tiempo en que trazaron unas líneas en el papel. Luego le hablaban a su mamá para que lo viera e incluso lo mostraron a sus hermanas.
“Entienden lo que les digo, articulan palabras, les gusta mucho rayar los cuadernos o pintar y son traviesas. Además son muy alegres y tienen buen sentido del humor”, comentó.
SE COORDINAN PARA MOVERSE
Entre las “Lupitas” existe química. Entre ellas y sin que nadie les diga, se coordinan para acomodarse en la cuna, levantarse, caminar o gatear.
Si una avanza, la otra la sigue. Si una quiere salirse de la cuna, la otra se acomoda para que salga ella primero. Así, cada paso, cada giro de su cuerpo o movimiento, lo hacen en equipo.
Pero no todo es compartido o similar. Difieren en gustos o preferencias de alimentos. Por ejemplo: a Elsa le gusta el plátano y María Guadalupe, señaló Facunda, no.
“A las dos les encanta la sopita con queso pero también comen frijoles y huevo. Carnes y verduras batallan para ingerirlas pero procuro incluirlas en su alimentación”, dijo la madre.
Como todo infante a las siamesas de Santa Catarina les gusta lo dulce y entre sus postres favoritos están los pasteles. “Les gusta mucho y se comen el pedacito que les dé”, aclaró Facunda.
Se levantan a las 10:00 horas del día, toman siesta a eso de las 15:00 horas y al paso de unos 60 minutos o poco más, se despiertan para jugar con sus hermanas mayores. El cansancio las agota hasta la media noche y se duermen como “princesas”.
Facunda dice que tienen mucha energía y ni con el cansancio que la agobia por el extremo cuidado que tiene para con ellas, no dejará de ofrecerles lo mejor que pueda.
LA UNIÓN HACE
LA FUERZA
La creencia de que las gemelas pueden aprenden a vivir en su condición no es el único amuleto para continuar en la lucha, conjuntar esfuerzos ha hecho posible que la familia Sánchez Flores salga adelante pese a las adversidades.
Apolinar sale a trabajar en la obra todos los días para obtener ingresos, pues hay que cubrir los gastos de la casa, escuela de Karla y María Fernanda- las hijas mayores- y las medicinas o cosas de las “Lupitas”.
Durante la ausencia del hombre de la casa, Facunda cuida a las siamesas y realiza labores del hogar, mientras las otras dos niñas están en la escuela. Por la tarde comen todos juntos.
Aunque haya amor y unidad familiar, la utilización de recursos económicos en medicamentos para las siamesas pega en el bolsillo de los Sánchez Flores, ya que llegan a gastar entre 300 y mil pesos o más.
“Nos la vemos duras pero gracias a Dios podemos trabajar y así lo seguiremos haciendo. A mi esposo le salen de repente trabajos extra y pues los aprovecha. Tenemos mucho amor y ganas de seguir “, declaró Facunda.
Autoridades de Santa Catarina y estatales ayudaron en un principio a las siamesas pero al paso del tiempo y que dejaron de ser noticia, los apoyos no llegaron.
“Que porque el municipio tiene muchas deudas y no sé qué, pero por fortuna podemos pagar un médico particular. Se hacen sacrificios pero las llevamos a que reciban atención médica: en el HU también nos apoyan”, informó Facunda.
Apoya diputado a siamesas
Trabajar por la comunidad de Santa Catarina es un compromiso que el diputado Jesús Eduardo Cedillo Contreras cumple. Durante su trabajo en el municipio el legislador se encontró con las siamesas Elsa Guadalupe y María Guadalupe, y al conocer las necesidades que su familia tiene que cubrir, les entregó un apoyo.
Visitó a las siamesas en su hogar, les llevó comida, juguetes, ropa y alimentos pero eso no fue todo. Al conocer de fondo su estado de salud y saber que la terapia física les ayudará a tener mayor movimiento en sus piernas y cadera para valerse un poco más por sí mismas, se comprometió a contactar a un especialista que les dé la atención.
“Estamos para apoyar y ya que sabemos que requieren, las visitaremos pronto junto con un médico o a ver cómo le hacemos para que empiecen su terapia. La situación es compleja pero no por ello se les deja de apoyar, son unas niñas muy vivas”, dijo Cedillo Contreras.
Durante su estancia en el hogar de las siamesas de Santa Catarina, el legislador platicó con ellas, les ayudó a abrir sus juguetes y con esa faceta de padre que también tiene, entendió el espíritu de lucha que los progenitores de las niñas tienen para salir adelante pese a las adversidades.
Exhortó a Facunda a seguir en pie y tener fe, pues las niñas son una bendición. Por lo tanto, ese mensaje no sólo lo llevó a la madre de las siamesas sino también lo trasmitió a su hijo “Lalo” que lo acompañó a la visita.
Con un hasta luego, Cedillo Contreras se despidió de las siamesas y su madre… la esperanza está latente. Pronto tendrán quien les dé la terapia que necesitan para seguir su camino, aún y con su condición física.