El gobierno del Estado de México la obligó a iniciar una lucha para revertir la resolución del juicio de su hija, en donde su muerte había sido considerada como un suicidio. Después de una larga batalla, no sólo revirtió el veredicto, Irinea Buendía también logró que todos los casos de muertes violentas de mujeres fueran investigadas desde una perspectiva de género.
Mariana Lima Buendía fue asesinada el 29 de junio de 2010. Según las declaraciones de su pareja, Julio César Hernández Ballinas, un policía judicial del Estado de México, ella misma se había quitado la vida ahorcándose con una soga.
Sin embargo, para Irinea Buendía esa versión no era creíble, pues sabía del antecedente de violencia doméstica en el que vivía su hija y, sobre todo, de las ganas que tenía de superarse al acabar su carrera de Licenciada de Derecho.
Fue así que inició una larga batalla que hasta el día de hoy no termina, pero que gracias a su sed de justicia, logró que todas las muertes violentas de mujeres sean investigadas en primera instancia desde una perspectiva de género.
“Eran muchas cosas las que me indicaban que mi hija no se había quitado la vida, una soga que sólo soportaba menos de 15 kilos, cuando mi hija Mariana pesaba 66, sus plantas de los pies completamente limpias, una gran muestra de alcohol en la sangre que le hubiera impedido mantenerse de pie o subir a un buró, entre otras cosas”, platicó.
Sin entender mucho del tema, decidió devorar los libros de leyes que su hija Mariana estudiaba cuando cursaba la carrera de Licenciado en Derecho por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Fue así como logró entender detalles del juicio y sobre todo aclarar algunos vacíos legales que se encontraban en el caso de su hija.
“Tuve que leer todos los libros que ella dejó, tuve que comprar más libros, tuve que hacer pruebas en donde yo misma me colgaba para ver cuál era la resistencia del cordón con el que, según decían, mi hija se había ahorcado.
Después de ese duro peregrinar logró que en septiembre de 2013 el caso fuera atraído por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y el 25 de marzo de 2015 les dieron una sentencia con tres efectos muy importantes.
“El primero de ellos fue que se tiene que juzgar con perspectiva de género la debida diligencia de toda muerte violenta de mujeres, para ver si se trata o no de un feminicidio”, explicó.
Dicha resolución no sólo benefició el caso de su hija, sino que la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que todos los casos en la República Mexicana en donde las mujeres sufrieran una muerte violenta, tendrían que ser investigados como posibles feminicidios.
“El segundo efecto es que se tiene que sancionar a los servidores públicos que incurrieron en omisiones, negligencias y obstrucción a la justicia en el caso de mi hija y de todos los demás casos.
“La reparación integral del daño es el tercer efecto que contempla esa resolución que lleva por nombre Mariana Lima Buendía en honor a la memoria de mi hija y como recordatorio de lo que realmente hizo el estado al no llevar a cabo una investigación como lo tuvo que haber hecho”, precisó.
Entre otras cosas, también se contempla la capacitación de servidores públicos, para que sepan de qué manera se tiene que investigar un feminicidio y el proceso de levantamiento de cuerpos.
Lo anterior lo logró gracias a la lucha que el Estado la obligó a iniciar buscando limpiar la memoria de su hija.
“Lo más difícil fue poder entender que no podía dejar el caso de mi hija en la impunidad, fue poder entender que a mi hija no la iba a poder volver a ver, que le habían quitado la vida y aunque me parara de cabeza nunca la volvería a abrazar”, expresó.
Recordó que, en un inicio, los agentes del Ministerio Público ni siquiera le tomaban la declaración porque argumentaban que Irinea desconocía el suceso y en cambio la pareja, quien era “defensor” del orden, ya había dado su versión.
Aunque con el tiempo logró que un juez girara una orden de aprehensión en contra de Hernández Ballinas, Irinea aún no se encuentra totalmente satisfecha pues todavía falta la recta final del juicio.
“Me deja una satisfacción muy grande el haber podido contribuir con mi granito de arena, no estoy satisfecha completamente porque todavía no hay justicia para el caso de mi hija.
“Cuando haya justicia para el caso de mi hija, tal vez esté satisfecha, pero creo que nunca lo estaré porque hubiera preferido que mi hija estuviera conmigo, y no haber iniciado esta lucha por su muerte”, dijo.
Para Irinea, las autoridades tendrían que comprometerse con las leyes que ya están escritas porque finalmente no hacen lo que les corresponde y dejan libres a los asesinos.
“Ese sería el siguiente paso para erradicar las muertes contra las mujeres en manos de hombres machistas y misóginos.
“Las leyes y todos los protocolos que hay son letra muerta porque finalmente hay agentes del Ministerio Público que los desconocen, no los aplican y entonces seguimos viendo esos vacíos”, precisó.
SIGUE SU LUCHA
Actualmente en México son asesinadas siete mujeres al día y cuatro de esos crímenes se cometen en el Estado de México.
Por eso Irinea planea, en un futuro no muy lejano, terminar la carrera que su hija dejó inconclusa y así seguir ayudando a más mujeres para que no terminen como Mariana.
“Primero quiero que se termine el proceso, quiero que el juez que está llevando el caso siente un precedente de no repetición en la sentencia que va dictar, eso quiero y espero.
“Después tal vez estudie leyes, que es muy posible si Dios me presta vida, es muy posible que acabe la carrera que mi hija dejó inconclusa”, señaló.
Mientras tanto, comparte su experiencia con mujeres y hombres en diferentes recintos, instituciones y escuelas, para prevenir la violencia de género y así disminuir los delitos contra las mujeres.
“Siempre les digo a las mujeres que si están en una situación de violencia que no se queden calladas, que denuncien, que levanten la voz, que tenemos que decir “ya basta”, tenemos que decir que “ni una más”.
“No podemos seguir cerrando los ojos a la realidad porque guardar silencio es como cerrar los ojos en la oscuridad, de nada sirve. Si cerramos los ojos nos volvemos cómplices de la violencia a las mujeres y no quiero que sigan aumentando los feminicidios”, expresó.