En el sur de Nuevo León están estrenando techos cuenca. Lo único malo es que no llueve desde mayo del año pasado.
La fuerte sequía ha azotado a las comunidades sureñas donde el abandono por parte del dios Tlaloc también se ha sentido.
Los techos cuenca formaron parte del programa “Unidos por el agua en las comunidades rurales”, que puso en manrcha el gobernador del estado, Rodrigo Medina de la Cruz, en febrero de 2010 y que hoy ya están funcionando.
De este programa se beneficiaron 55 comunidades de los municipios de Aramberri, Zaragoza, Galeana, Iturbide, Mier y Noriega y Doctor Arroyo.
MUCHO TECHO Y POCA LLUVIA
Ya con los techos cuenca en las comunidades sureñas, los habitantes sólo esperan que las lluvias se dejen sentir porque sólo lloviznas han caído.
“Hemos tenido llovizna y el techo cuenca ha captado el agua”, dijo Héctor Sánchez, habitante del ejido Guadalupe, municipio de Galeana.
“Hasta ahorita el agua no se nos ha acabado (del techo cuenca) porque está grande y la comunidad pequeña y la gente respeta el agua”, agregó.
Para este septuagenario, la condición del agua en su pueblo es prioritaria.
“Aquí todos sabemos que el agua del techo cuenca es para uso doméstico y no debemos usarla para la siembra”, comentó.
Y es que la siembra en el sur del estado depende de los temporales, los cuales los ha castigado desde hace dos años con lluvias aisladas e intensa sequía.
“Hemos sufrido la sequía y no, porque el techo nos sirve cuando cae lluvia y alcanza hasta pa’ regalarle a los habitantes de otros ejidos”, dijo Juan Mendoza, de 47 años y habitante de Guadalupe, municipio de Galeana.
Para este agircultor, la construcción de los techos cuenca vino a contribuir con su supervivencia.
“Es bueno tenerlos porque al menos tenemos agua del temporal”, comentó.
“Hace unos 15 días vino una pipa y nos llenó el depósito, pero no son regulares”, agregó.
Y es que los pozos que tenían alrededor ya se secaron y sólo les queda uno pero el agua que sale no se puede consumir por la cantidad de minerales que trae.
“Bajamos el agua de la noria (a la comunidad) con un motor y una manguera para llenar una pila que tenemos aquí (en el pueblo)”, dijo Héctor Sánchez.
Agregó también que la situación de Guadalupe no es tan crítica como en otros ejidos.
“Aquí semos 45 habitantes y el techo cuenca nos abastece muy bien. Hay otros ejidos que son muy grandes y el agua que capta el techo no es suficiente y tienen que salir a buscar el agua”, comentó.
Así como ellos ya cuentan con su techo cuenca, los habitantes del ejido Refugio de los Ibarra fue otro de los beneficiados con esta construcción.
Para esta comunidad, que otrora tiempo gozaban de seis pozos que abastecían del vital líquido, hoy sólo les queda uno que su agua está mineralizada.
“Fíjese que el agua de la noria sale ‘gorda’, es decir, que no se puede consumir por tanto mineral”, dijo Bernarda Méndez, de 58 años.
Para esta coahuilense de nacimiento pero neolonesa de corazón, la situación en el Refugio ha cambiado drásticamente.
“No cae agua del cielo y la poquita que cae luego luego se seca. Ya tenemos un año que no cae una buena lluvia, puras lloviznas”, comentó.
Agregó que si no fuera por el techo cuenca no tendrían agua para tomar.
“Ahora en mayo cayó una fuerte llovizna y sí se acumuló agua en el techo (cuenca) y es la que todavía tenemos ahí”, dijo.
En el Refugio de los Ibarra, perteneciente al municipio de Galeana, Nuevo León, los habitantes que se vieron beneficiados con esta infraestructura son 65, los cuales ya no tienen por qué sufrir de la preocupación de sobrevivir sin el vital líquido.
Ahora su preocupación es el trabajo.
“La sequía nos ha afectado la siembra y todo se ha venido abajo”, dijo doña Bernarda.
“Ya hasta nuestros animalitos se están muriendo”, agregó.
La misma situación que afecta todo el sur.
“Ya no queremos que nos den ganado”, comentó Juan Mendoza. “Pa qué, si se nos está muriendo de sed”, agregó.
“Mejor pónganos una empresa de algo y nosotros nos encargamos de trabajarla y producir”.
Y mientras tanto, la preocupación sigue latente.
“No puede ser posible que nada más nos construyen algo y se olvidan de nosotros”, dijo don Héctor.
“Me dan ganas de irme hasta Monterrey a pie para hablar con el gobernador y que se apiade de nosotros”, agregó.
También comentó que agradece la construcción de los techos cuenca que les va a ayudar con el problema del agua.
Y es así como estas comunidades que ya cuentan con esta millonaria inversión que realizó el gobierno de Nuevo León, en conjunto con el gobierno federal, avanzan a marchas forzadas esperando a que el cielo les quite por fin el castigo que los ha azotado por tantos años y les devuelva el agua que hará que el campo del sur del estado vuelva a florecer como en el pasado.v