Un grupo de alumnos de los colegios De La Salle –en Matamoros– y Mexicano –de Reynosa–, puede presumir que no obstante su corta edad ya vivieron una de las aventuras más emocionantes de su vida, al permanecer varios días varados en Londres, Inglaterra.
Estos jóvenes estudiantes de secundaria, integrantes de un contingente mexicano participante en unas Olimpiadas del idioma inglés, tuvieron que prolongar su viaje de estudios debido a la cancelación de todos los vuelos en la mayor parte de Europa debido a la erupción de un volcán en Islandia.
Durante unos días, estos adolescentes se convirtieron en noticia nacional cuando el auditorio quedó prendido de su historia y las peripecias que tuvieron que pasar en el Viejo Continente.
Y aunque nunca estuvieron en riesgo o las situaciones por las que pasaron no dejan de ser anécdota, estos jóvenes saben que vivieron una experiencia única en su vida.
Ahora que ya se encuentran de regreso en casa (a donde llegaron los días 22 y 23 de abril pasados), los “niños del volcán” no dudan en asegurar que les gustaría volver a Europa, aunque tuvieran que pasar por una contingencia como la que vivieron.
DE LONDRES A MATAMOROS
Los primeros en llegar a México fueron los alumnos del Colegio De La Salle de Matamoros, quienes tenían programado regresar a México el 16 abril, pero no pudieron hacerlo sino hasta el 22.
El grupo arribó en un vuelo de American Airlines al aeropuerto de Brownsville, Texas, donde eran esperados con ansias por sus padres y familiares
El grupo estaba conformado por María Fernanda Márquez Alderete, Néstor Emanuel Rodríguez Saucedo, Guillermo Cuéllar González, Abel Francisco Figueroa Monsivais, José Velázquez Peña y Germán Esaú Torres Pérez, además de la profesora Irma Guerra Martínez.
Los estudiantes aseguraron que su experiencia fue “inolvidable e inesperada”. Germán Esaú Torres Pérez del tercer grado de nivel secundaría, aseguró que en Londres había muchas actividades que realizar, lo que en cierta forma no les permitía tener tiempo para extrañar el estar en otro país.
“Conocimos mucha gente, hicimos más amigos con los que estaremos en contacto por Internet. Realmente no extrañaba tanto, ya que había lugares nuevos por conocer, pero los últimos días ya deseaba regresar a mi casa con mi familia”, mencionó.
Recordó que en su estancia en país británico todos los días les daban de comer pescado con papas, algunas veces el menú lo variaban con pollo o carne de puerco, pero siempre acompañado de papas.
“Extrañamos mucho la comida de nuestro país, un día nos hicieron un supuesto menú mexicano, que no tenía nada de México, consistía en un puré de papas con jalapeño, unos supuestos tacos y costillas con salsa”, describió entre risas.
Para este grupo los últimos días del viaje fueron los más difíciles, ya que deseaban estar pronto en sus hogares con sus familiares y ver de nuevo a sus compañeros de colegio.
Incluso, como lo que le sucedió a Germán Esaú, vivieron experiencias increíbles.
“Algo muy gracioso que me paso es que me confundieron con un vago. Al andar paseando por las calles de Londres me desoriente y tome una calle equivocada, me acerque a una señora para tratar de ubicarme y la señora sólo respondió que no traía dinero en ese momento y se retiró”, comentó.
Otra anécdota la vivieron en el metro de Londres, donde el grupo fue abordado por un hombre originario de Pakistán quien les hacía muchas preguntas y actuaba de una forma sospechosa.
Cuando finalmente el hombre se alejó de ellos, los niños se dieron cuenta que portaba un artefacto extraño bajo su camisa, lo que les provocó temor.
Por su parte Abel Francisco Figueroa, el más serio del grupo, dijo que los primeros días del viaje fueron divertidos, tanto la competencia como el estar en otro país conociendo sus lugares y cultura, pero que los últimos días fueron un tanto estresantes.
“Un día antes de partir de Londres nos avisaron que el vuelo había sido cancelado, lo que nos puso muy nerviosos porque no sabíamos dónde nos íbamos a quedar, sin embargo, a las dos horas les avisaron que había sido reactivado”, mencionó.
La familia de este joven se encontraba preocupada por el grupo, ya que en algunos medios de comunicación se manejaba la versión de que los estudiantes estaban en riesgo. “Mi mamá me comentó que rezaba todos los días por nosotros para que estuviéramos bien, que estaban preocupados por la situación que estábamos pasando en otro país”, dijo.
Los jóvenes estudiantes coincidieron que lo que más extrañaron fue la comida, a sus familias, sus amigos y su ciudad.
El más pequeño de los aventureros es Néstor Rodríguez Saucedo del primer año de secundaria, quien dijo que en el viaje extrañó su cama, su casa y a su familia.
“Tratamos de disfrutar los últimos días que estuvimos en allá para no preocuparnos y con ello evitar también preocupar a nuestros familiares, todos los días teníamos actividades distintas como juegos, excursiones y hasta competencias de castillos de arena en la playa”, detalló.
Añadió: “Ya quería estar en Matamoros, deseaba comer tacos con salsa, platillos mexicanos con picante, por eso llegando mis papás me llevaron a cenar unos taquitos”.
Por su parte Guillermo Cuéllar González señaló que todo fue una experiencia maravillosa que les dio la oportunidad de competir, practicar el inglés y conocer a otros jóvenes de su edad y lugares de la ciudad británica.
Antes de regresar a México los seis estudiantes y su profesora tuvieron la oportunidad de visitar el Big Ben, el Palacio de Buckingham, el Museo de Historia Natural y de Ciencias de Londres, Hyde Park, entre otros lugares de interés.
Por su parte, la profesora Irma Guerra Martínez, indicó que fue una experiencia donde aprendieron todos.
Explicó que los primeros 15 días del viaje fueron normales, ya que estuvieron ocupados con la competencia y visitaron lugares cercanos de Londres.
“Cuando me comunican de la cancelación de los vuelos, me preocupe e inmediatamente envié un correo electrónico avisando a los padres de familia y a la directora del colegio, diciéndoles que no regresaríamos el día programado a nuestro Matamoros querido”, comentó.
“Para los muchachos todo fue novedad más que preocupación, ya que todos los días planeábamos actividades como visitar lugares cercanos para mantenerlos entretenidos”, indicó.
La profesora Irma prácticamente se convirtió en madre de seis adolescentes, por la responsabilidad de mantenerlos entretenidos con actividades diversas mientras transcurrían los días.
“Ellos me comentaban entre bromas que se iban a perder la Prueba Enlace, había momentos de preocupación pero pocos comparados con los de alegría, ya que disfrutaron mucho su estancia en Inglaterra”, dijo.
Los muchachos, añadió, estuvieron siempre apoyándose entre ellos mismos, siempre muy unidos. Los padres de familia nos llamaban todos los días para conversar con sus hijos y siempre estuvieron en comunicación con ellos.
“Yo siento a los muchachos más maduros, aprendieron a guiarse solos de forma individual y acataron la responsabilidad de comportarse y atender las indicaciones que se les daban”, mencionó.
Las ansias de sentirse cerca de su país, los hicieron buscar otras opciones que consistían en transportarse en barco junto con el grupo de Reynosa, aunque eso implicará viajar alrededor de doce días.
“Deseábamos sentirnos cerca de nuestro país, mínimo ya íbamos a estar en camino a México, aunque nos dejaran en Veracruz o donde fuera pero ya estar en territorio mexicano”, dijo.
Por su parte la directora del colegio, María Elena Arrese Palacios, señaló que los alumnos jamás estuvieron en una situación de riesgo.
“Los jóvenes y la profesora en su experiencia en aquel país conocieron y aprendieron muchas cosas nuevas, tuvieron la oportunidad de seguir practicando su inglés y afortunadamente de regresar con bien”, puntualizó.
EN REYNOSA, LA?ALEGRIA DE LOS PADRES
A las 23:00 horas del 23 de abril, decenas de personas esperaban en el aeropuerto de Harlingen, Texas, el arribo del vuelo procedente de Houston para dar la bienvenida a los estudiantes del Colegio Mexicano que quedaron varados en Inglaterra.
Padres, hermanos y amigos, armados con globos, flores y hasta con mantas de bienvenida, recibieron a los pequeños a quienes tenían tres semanas sin ver.
Sin poder ocultar su felicidad, Mirna Rodríguez sostiene una manta de poco más de un metro adornada con globos con la que le dará la bienvenida a su hijo, Marco Antonio Infante Rodríguez de 15 años.
“Me siento muy feliz, contenta y agradecida con Dios de que ya esté regresando a casa. Mi hijo fue seleccionado en una escuela y tuvo la oportunidad de ir porque el maestro vio sus aptitudes, es el único en la familia que habla inglés.
“Estuve muy triste cuando supe que no iba a regresar en la fecha esperada porque se había cancelado el vuelo. No me preocupé por su seguridad porque estuvieron muy bien cuidados, tenían sus tres comidas, un lugar cómodo para dormir y estaban en constante comunicación con nosotros.
“El niño nos decía que estaban muy bien, cuando los cambiaron del lugar donde estuvieron al campamento me decía que los paisajes eran muy bonitos, estaba muy feliz”, detalló.
Rebeca Camarena fue una de los docentes responsables del cuidado de los niños en su viaje a Inglaterra y quien los acompañó durante su viaje de regreso a México.
En su opinión la experiencia de haber estado una semana más en otro país ayudó a sus alumnos a madurar.
“Estos días estuvieron en varios internados como el King Edward compartiendo cuartos, tuvieron sus tres comidas al día y siempre estuvieron juntos. Cuando llegamos a Houston nos retrasamos por la documentación en Migración, tardamos mucho y perdimos el vuelo. La única opción para regresar este día fue dividirnos en dos grupos que uno llegara por Harlingen y otro por Brownsville.
“Los niños adquirieron nueva madurez, están más seguros de sí mismos, especialmente por la confianza que les transmitieron los papás, todo eso les ayudó a solventar esta situación”, opinó.
Cuando se reencontraron con sus padres, los niños mostraron su alegría de volver a verlos. Algunos no contuvieron el llanto, otros todavía estaban un poco dormidos después de un vuelo de más de 14 horas desde Inglaterra a Houston
Una de las primeras alumnas en bajar del avión fue Marlene Caballero, de 15 años, quien no pudo evitar el llanto una vez que abrazó a sus padres.
Luego del emotivo momento comentó qué fue lo que más echaba de menos cuando estuvo lejos de casa.
“Estuve extrañando mucho a mi país. Sobre todo los tacos. Cuando nos dijeron que no podíamos regresar el día planeado fue una sorpresa para todos porque teníamos planeado estar dos semanas y luego volver a casa.
“Extrañaba mucho a mi familia, mis hermanos y mis papás a pesar de que los ingleses fueron muy atentos con nosotros, nos daban lo que nos hacía falta, nos dieron estancia el tiempo que necesitamos, y estuvimos bien al regresar ahora porque pensamos que íbamos a estar un mes no teníamos nada seguro”, indicó.
Para Maxwell Rodríguez el estar casi un mes fuera de casa fue toda una aventura. Aunque sí extrañó a su familia y sobre todo la comida mexicana, aprovechó para disfrutar unos días más de estancia en Inglaterra.
“Cuando se canceló el vuelo estuvimos bien porque nos llevaban a nuevos lugares y conocíamos todavía más de lo que esperábamos. Los ingleses nos trataban muy bien como si fuéramos de allá, nos preguntaban qué hacíamos en su país y cuando les decíamos que íbamos a estudiar su idioma se ponían muy contentos”, dijo.
El último percance para Omar Muñoz fue recuperar su maleta. El niño relató cómo fue su experiencia en Inglaterra.
“Fue una experiencia muy buena. Conocer nuevos lugares y más ir a competir. Cuando me dijeron que no podíamos regresar me sentí triste porque extrañaba a mis papás pero lo superé. Los ingleses nos trataron muy bien, son personas muy amigables”, dijo.
Incluso, recordó que mientras estaba en Europa no entendía muy bien por qué no podían regresar.
“No sabíamos muchas cosas de cómo estaba la situación sólo que se cancelaban los vuelos, nos decían que nos iríamos en el siguiente pero siempre no y así se iban cancelando hasta que finalmente volamos de Londres a Houston y de Houston hasta aquí en Harlingen, como unas 14 horas de vuelo”, finaliz