Acompañan el caminar de los transeúntes, acaparan miradas, son solicitados para fotografías y son elogiados por sus perfectos parecidos con los personajes de cine o por sus caracterizaciones tan peculiares.
El maquillaje, el vestuario y las horas de “trabajo” para las personas que se dedican a esta actividad, no es tarea fácil, ya que la mayoría de los trajes son pesados o incómodos.
Y es que en el corazón de Monterrey, en plena Macroplaza, se ubican personajes tan diversos, que acercan a los cinéfilos a sus personajes favoritos o logran que todos aprecien el arte urbano.
Es común ver un avatar, el sátiro, al joven manos de tijera, al sombrerero loco, pero sin duda, de entre todos ellos, destaca el joven que es mitad hombre, mitad animal.
La criatura mitológica se encargó de robar el centro de atención las tres semanas que estuvo de visita en la ciudad, proveniente de Puebla.
Yaír Martínez, de 31 años, quien se convierte en el sátiro que causaba misterio, atracción, incluso miedo a los más pequeños y asombro a los más grandes, relató las dificultades a las que se enfrentan en este tipo de “trabajo”.
“Yo empecé desde los 22 años y todo lo aprendí viendo, desde el maquillaje hasta el vestuario, pero la idea es estudiarlo”, comentó.
Su satisfacción principal es el deleite del público, pero sin duda, explica que transformarse en el personaje es la tarea más complicada, pues a él le lleva tres horas convertirse en un sátiro.
El sátiro, es un ser de la mitología clásica que habitaba en los bosques, tiene pequeños cuernos, el cuerpo cubierto de vello, y la parte inferior de su cuerpo, es similar a la de un caballo, como a los que se dieron a conocer en la película “Narnia”.
“A mí me llama mucho la atención la parte de la mitología y sé que por parte de los compañeros no hay muchos que saquen algún tipo de personaje como éste”, dijo.
Y es que aunque para la transformación completa se requiere de mucho trabajo, el cual realiza solo, le gusta lo que hace y lo ve como una forma de expresión.
La dinámica de su labor comienza con el maquillaje, posteriormente el vestuario y de esa forma se dispone a buscar un sitio en el que pueda colocar su bocina con música de relajación.
Ya ubicado, camina, hace poses y espera paciente a que las personas comiencen a acercarse para pedirle una fotografía, una vez que lo hacen, espera que le brinden una moneda.
Caracterizando a diferentes personajes, el joven ha trasladado su arte a Cancún, Playa del Carmen, Chiapas, San Cristóbal de las Casas, Puebla, Veracruz, el Distrito Federal, Guadalajara, Aguascalientes, Guanajuato, por mencionar algunas ciudades.
Los festivales, ferias y eventos culturales son su carta fuerte, ya que aprovecha de este tipo de actividades para elegir su destino.
A Monterrey arribó por circunstancias distintas, pues fue llamado para realizar trabajos de body paint y decidió quedarse y probar suerte con su personaje, el cual gustó a casi todos los paseantes.
Martínez dio a conocer que es en la Ciudad de México es donde ha obtenido mayores ganancias.
Una de las cosas positivas y a la vez negativas que engloban su gusto por trasladar el arte urbano a distintas ciudades es el hecho de viajar, pues aunque le ayuda a conocer lugares y personas, lamenta que lo mantiene lejos de su familia.
Otro de los problemas que relata Yaír es el hecho de que la gente acepte el personaje que eligió y que las autoridades le den la oportunidad de trabajar.
“Lo más fuerte es que mucha gente lo confunde con algo del mal y se sienten ofendidos, entonces te debes de adaptar y hacer que tu maquillaje no sea muy fuerte”, explicó.
El joven quien dedica de siete a ocho horas los fines de semana y de cuatro a cinco horas entre semana, debe soportar un peso de 15 kilos aproximadamente del vestuario, y mantenerse de pie con los zancos que utiliza para la caracterización completa de su personaje.
“Todos los vestuarios son pesados o incómodos, pero es parte de lo que haces y realmente de alguna manera debes aguantar”, aseguró.
Por parte de los compañeros que se dedican a lo mismo, mencionó que siempre existe algún tipo de envidia, o de territorialismo, pero que él no se fija en esos detalles y sólo realiza lo que más le gusta
Entre su labor diaria, las agresiones forman parte del paquete, pues algunos tiran de la cola o el cabello, pero es algo a lo que ya está acostumbrado.
Las preguntas más comunes que responde entre sus “fans” es la forma en que realizó su maquillaje, el tipo de máscara o de algún accesorio llamativo que incluya dentro de su vestuario.
“Siempre les llama la atención los detalles o el saber cómo caminas, cómo te mueves”, agregó.
Uno de los sacrificios que tuvo que realizar fue pasar las fiestas decembrinas sin su familia, recuerda que el 24 y el 31 de diciembre se mantuvo encerrado en un hostal de la ciudad.
“Son muchos los sacrificios que se hacen, por eso pido que se nos dé la oportunidad de expresar un poco de arte sobre la calle, a las autoridades que estén abiertas a un poco de diálogo y que vean que realmente no los afectamos.
“La idea es demostrar, expresar y la gente es la que juzga si estás bien o mal y pues a la gente le gusta, un poco de espacio es lo que se pide”, solicitó.
El sátiro partió a Puebla a descansar un poco y retomará actividades en mayo en un festival que se realizará en su lugar de origen.
Pero esperará nuevamente los eventos culturales que se realizan cada año a lo largo y ancho de la República para elegir su próximo destino.