Una regiomontana que no vio obstáculos, ni límites, sólo puso en la mira su sueño y luchó por conseguirlo. Ana Garza Gómez, quien se unió al equipo Austin Acoustic de la Legends Football League (LFL) antes conocida como Lingerie Football League, es la primera mexicana en convertirse en jugadora profesional del futbol americano femenil.
“La clave es perder el miedo. Siempre vivimos con el miedo al fracaso, pero lo mejor es intentarlo”, con esa frase la quarterback de 27 años de edad impulsa a más jóvenes a tocar puertas y conseguir sus metas.
Y es que al ser la primera mexicana en pisar el emparrillado de la LFL, las responsabilidad por abrir camino a más aspirantes como ella o incluso a los jugadores universitarios que anhelan con llegar a la National Football League (NFL), recae sobre sus hombros.
Su pasión por el juego, por las alineaciones, el control del ovoide, por estar en el campo de juego y por las jugadas de la ofensiva y defensiva nacieron desde que tenía 20 años, edad en la que comenzó a practicar el tochito bandera.
De ahí partió hacia equipos femeniles de americano, como Las Regias y las Thunder, así como a convertirse en entrenadora de tochito de la Preparatoria 13 y de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCC), ambas instituciones de la de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Todo el camino recorrido estuvo lleno de aprendizaje, disciplina, experiencias y preparación para lo que venía, llegar al nivel más alto de su deporte favorito: futbol americano.
“No me daba cuenta que todo el tiempo estás preparándote para algo mejor y pues acá estamos, yo creo que sin todas esas experiencias no podría estar aquí”, expresó entusiasmada Garza Gómez.
Llegada a la LFL
Los partidos de la NFL robaron su atención ya que fue un deporte por el que siempre se sintió atraída. Al estar al pendiente de la liga varonil, conoció la femenil, LFL, por lo que se mantuvo al pendiente de sus partidos mediante las redes sociales.
“Seguí esta liga por internet y me inscribí hace como dos años y me llegaron las pruebas, aunque ya había recibido unas años anteriores, pero la verdad no me había animado a hacerlas, hasta este año y pues aquí estamos”, señaló la jugadora profesional.
Y es que Ana Garza viajó a Austin, Texas, para realizar las pruebas físicas que se les demanda a las interesadas y compitió contra cerca de 60 mujeres que buscaban hacerse un lugar en el equipo.
La confianza de la regiomontana y sus ganas de pertenecer a la liga, la llevaron a las pruebas siguientes en las que fue convocada por el coach del equipo Austin Acoustic y fue ahí donde se consolidó su sueño: ingresar al equipo como quarterback.
Las pruebas físicas, la alimentación y su estancia en Estados Unidos no han sido un problema, refiere, pero lo que la detiene un poco es el idioma, por lo que es de las más serias del equipo.
“Siempre he estado estudiando inglés, pero aquí es diferente la forma en querer expresarte, a veces no puedo expresar lo que quiero y pues soy un poco más callada… Y me preguntan (las jugadoras) que si soy así de seria y les digo que me cohíbo por mi inglés”, dijo.
Sin embargo, asegura que la preparación es muy distinta a la que vivió en México, pues los entrenamientos en su nuevo equipo son más fuertes en la cuestión física ya que les exigen hacer más cardio y cargar más peso, pero que los golpes, al momento de entrenar o jugar, son los mismos.
Así mismo las jugadoras de la LFL deben llevar una dieta balanceada y no tener sobrepeso, por lo que el cardio es parte fundamental de su preparación, así como su alimentación.
Pero para Garza Gómez eso no ha sido un problema, asegura que diariamente se esfuerza por hacer lo mejor y que no ha tenido ningún problema o dificultad en sus entrenamientos.
La joven deportista se prepara diariamente con dos entrenamientos al día, los cuales se efectúan a las 9:00 y a las 19:00 horas.
Pero sus sueños no han terminado, aseguró, y es que para ella la meta que se ha fijado es la de poder abrir las puertas a más deportistas mexicanos.
“Yo sé que Estados Unidos tiene un gran potencial en el deporte, pero por qué no voltear a ver también a los deportistas de México, creo que es una de mis principales metas”.
Pero al ser la primera mexicana que llega a la liga femenil de futbol americano, siente un gran peso por ser la mejor y poner el nombre de su país en alto.
Para alcanzar su meta su familia jugó un papel muy importante y ahora siente que si llega a fallar, decepcionará a toda la gente que hay detrás de ella.
“Es muy importante para mí este momento de mi vida, me esfuerzo diariamente para que el día de mañana puedan estar orgullosos de lo poquito o mucho que haga aquí”, comentó.
Su paso por tochito
Desde que estaba en la preparatoria decidió ingresar al equipo de tochito, pero como entró después que sus compañeras, la mantuvieron en la banca todo el tiempo.
Pero su pasión por el futbol americano, que es considerado rudo e incluso varonil, creció cuando jugaba tochito en la Facultad de Comunicación, donde estuvo representando a la Institución durante cuatro años.
Mientras estudiaba la carrera, decidió probarse en el equipo Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde jugó dos temporadas en la categoría de intermedia y una temporada en la categoría mayor, portando los colores amarillo y azul.
Sin embargo, al tratarse de un juego rudo, la deportista ha sufrido diversos golpes, caídas y sobre todo lesiones, que en su momento le impidieron participar en juegos importantes.
“Una de las lesiones que más me han entristecido fue cuando me quebré mi tobillo”, lamentó.
Y es que fue cuando apenas había realizado las pruebas para ingresar al equipo de Tigres, había quedado en el último corte y llevaba dos semanas de haber ingresado al equipo.
“Para mí fue algo muy duro porque me había esforzado tanto por representar el nivel más alto del deporte y me pasó eso”, recordó.
La fractura la llevó a perderse casi toda la temporada, pues el médico le indicó que su recuperación le llevaría seis meses, sin embrago su tenacidad la hicieron recuperarse en tres meses para poder jugar el último juego de la temporada.
Pero esta fractura representó para Ana un reto más, “la fractura me dio más ganas de jugar y de superarme, me hizo más fuerte y me ayudó a prepararme para lo que venía después”.
Experiencias de juego
En el futbol americano femenil comenzó en el 2009 participando con el equipo Las Regias, equipo con el que se mantuvo cerca de seis meses.
Pero en ese tiempo ningún miembro de su familia tenía interés por dicho deporte, pero las amistades de la jugadora sí, por lo que no se perdían sus partidos.
“Al empezar con Las Regias mi mamá estaba molesta, quería que hiciera un deporte un poco más femenino, que por qué no buscaba otros deportes, porque este deporte era muy rudo, entonces al principio con mi mamá hubo inconformidad”, relató.
Con Las Regias sólo jugó dos partidos, uno en Nueva Orleans y otro de exhibición en Monterrey.
Luego de un tiempo se integró al equipo Thunders, donde estuvo jugando como linebacker, receptora y posteriormente como quarterback y safety.
“Recuerdo cuando jugaba en el equipo Thunder, estábamos en una final y no nos completábamos, sólo éramos ocho, jugábamos futbol de arena que era de ocho contra ocho… Entonces sólo éramos ocho en el campo, yo les dije a las chavas que no iba a jugar y así perdíamos por default.
“Yo estaba jugando de quarterback y les dije que no podíamos jugar de ocho nada más que nos íbamos a lesionar y una liniera me agarró y me dijo que tenía que jugar, que me necesitaban y eso me llegó bastante”, platicó la jugadora de Austin Acoustic.
Con ocho jugadoras en el campo, jugando de ofensiva y defensiva, se encontraban agotadas. Recordó que iban perdiendo, pero con un pase en la última jugada, casi al último segundo, lograron anotar y resultar victoriosas de la disputa.
“Lo que más se me queda grabado es que sólo éramos ocho, que dimos todos y que al final ganamos”, platicó.
Otra de las anécdotas más satisfactorias que contó la deportista es que en un juego se acercó un padre con su hijo y el pequeño estaba sorprendido por su estilo de juego y le hizo el comentario de que jugaba muy bien y que jugaba como Troy Polamalu, ex jugador de la NFL.
“Me llegó mucho que alguien que no me conocía me dijera eso y me dio muchos ánimos… Significa que siempre hay alguien que nos está viendo y que si damos lo mejor, creo que es un buen ejemplo para alguien más”, dijo.
Ahora las cosas han cambiado, pues su familia la apoya al 100 por ciento y su madre que en un principio mostró inconformidad, se convirtió en su fan número uno.
Retos de entrenadora
Como coach, Ana Garza Gómez inició entrenando a las jugadoras de tochito de la Preparatoria 12 de la UANL en Cadereyta, municipio del que es originaria la jugadora profesional.
Posteriormente, se dedicó a entrenar al equipo de tochito de su Institución, la Facultad de Comunicación, donde fungía como entrenadora y jugadora.
“Ha sido una experiencia muy gratificante, creo que al principio fue muy difícil por ser de las primeras mujeres coach, pero es una experiencia muy padre, de las que más ha marcado mi vida respecto al deporte, de las más emotivas y de la que más he aprendido”, comentó.
Y es que en cada junta de entrenadores, la mayoría eran hombres, al discutir puntos importantes prefería quedarse callada por ser la nueva o porque no la tomaran en cuenta.
Pues además de afrontar el hecho de ser una entrenadora mujer, debía prepararse para saber separar ser entrenadora y jugadora a la vez.
En el equipo de la FCC se encontraba en una posición complicada, porque las jugadoras la veían como compañera, pero también debían verla y respetarla como coach.
“Fue un reto difícil hacerles entender a ellas que dentro del campo no podía ser su amiga, pero al final supimos manejarlo todo junto”, aseguró.
Pero todo el camino recorrido la llevaron a llegar a cumplir su meta, todo lo ha visto como escalones con miles de aprendizajes, enseñanzas y experiencias que la hicieron brincar hasta alcanzar su llegada a la LFL.
Y para todos aquellos que busquen conseguir algo en su vida les aconsejó, “no se rindan, cualquiera que sea su sueño, tanto deportivo, profesional o académico, no se rindan, la clave es perder el miedo”.
Ahora Ana Garza continúa preparándose y entrenado diariamente, para que al momento de que suene el silbato de inicio en un partido, pueda dar todo de sí y poner en práctica lo aprendido.
Para quienes deseen conocer más de la deportista mexicana, la pueden seguir en su fan page: Ana Garza LFL.