Aunque en la universidad terminó su carrera de Derecho, el profesor Napoleón Nevárez Pequeño nunca ha litigado, pero a cambio dedica su vida a la docencia en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, donde es uno de los íconos magisteriales.
Nativo de Hualahuises, Nevárez Pequeño se ha convertido también en el cronista de ese municipio, algo que combina con su labor en las aulas.
“Para mí es un gran honor, es un gran privilegio, nunca he litigado, siempre me he dedicado a la docencia. La labor del profesor y del cronista son labores muy bonitas, dan muchas satisfacciones, la mera verdad”, comentó el licenciado.
Nevárez Pequeño comenzó muy joven en la labor magisterial. Fue su madre quien lo guió en este camino de la enseñanza.
“Esta vocación magisterial nace precisamente porque mi mamá fue maestra empírica, aunque poco tiempo, porque se acostumbraba que la mujer que se casaba, pues dejaba de trabajar. Realmente quien nos despertó ese amor, ese cariño hacia la docencia fue mi madre”.
Para el catedrático, el combinar dos labores que requieren mucha dedicación han ocasionado ausencias en la familia, por lo que el apoyo de su esposa e hijos es lo que le ha permitido seguir en esta vocación.
Pero la recompensa al trabajo que realiza se refleja cuando ve a sus alumnos superarse día con día.
“Yo sí me siento orgulloso de mis alumnos, al verlos como directores de un periódico, como redactores o como colaboradores de un medio informativo, de un medio masivo, ya sea radio, prensa escrita o televisión, pero también en otra empresas del sector público del sector privado.
“Creo que el mejor pago que recibe un maestro es precisamente certificar que nuestros alumnos nos han superado, primero, y que además, gracias a lo que recibieron, pues viven decorosa y dignamente”, destacó el cronista.
A lo largo de su trayectoria ha recibido un sinfín reconocimientos entre los que destacan las Llaves de Hacienda San Pedro, La Carreta, las preseas Germán Almaraz Villalobos, la Celso Garza Guajardo y la Ignacio Manuel Altamirano, hasta ser huésped distinguido de la Universidad de Texas.
“La mera verdad que se siente uno medio incómodo, medio, pues a veces siente uno como que es inmerecidamente recibido, realmente se debe a todos”, afirmó Nevárez Pequeño.
Actualmente el profesor Napoleón es maestro y secretario académico en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, a la que él llama su segunda casa.
HUALAHUISES, SU VIDA
Para Nevárez Pequeño, el ser cronista del municipio que lo vio nacer es uno de sus mayores logros.
“El ser cronista es la satisfacción más grande que Dios me ha dado, yo soy nativo de pueblo, nunca me he desprendido de ese municipio, soy el decano de los ex presidentes de la Asociación Estatal de Cronistas de Nuevo León.
“Para mí el ser cronista me ha dado muchas satisfacciones, como el aportar libros, impartir conferencias, el representar a mi pueblo en diferentes partes del estado, de la República y del extranjero”, puntualizó el licenciado.
Bautizar a su tierra natal como el Vaticano de Nuevo León, son algunas de las aportaciones que Nevárez Pequeño ha realizado en su pueblo. Y es que Hualahuises es un municipio eminentemente católico.
La labor de un cronista no es tarea fácil, es conocer la historia de todo un pueblo, sus costumbres, tradiciones y su gente, es por ello que cuando se reconoce este trabajo es de enaltecer el nombre de quien lo realiza.
“Fuimos huéspedes distinguidos en Texas por ser cronistas; cuando reconocen a los cronistas yo creo que algo se ha hecho, yo afortunadamente lo he hecho con mucho cariño, con mucha entrega.
“Diosito quiera que no me doble y que siga adelante, mis padre me inculcaron la docencia, mi mamá María del Refugio Pequeño Ramírez, mi papá don Antonio Nevárez González, me inculcó el amor a la historia, era un hombre que sabía y conocía lo que uno le preguntara”, enfatizó el profesor.
A pesar que el rescate a la cultura es una de las funciones que hace el cronista, al paso del tiempo se ha ido perdiendo, por lo que hace falta seguir en la búsqueda de nuevas herramientas que permitan a la sociedad conocer más sobre sus raíces.
“Tenemos que rescatar lo que se ha ido. ¿Dónde están las canchas deportivas o los museos llenos, donde están los teatros, dónde están las salas de cine donde hay buenas películas, cine de calidad? Yo creo que tenemos que recatar, tenemos que llenar, tenemos que convertirlos en centros educativos como antes los hacíamos con los talleres de rondallas, talleres para formar gente de teatro, gente declamadores, oradores, bailarines, profesionales, todo eso verdad, todo esto, la mera verdad necesitamos rescatarlo”, concluyó.
TESTIMONIOS
Melissa García Pereya, ex alumna de Nevárez Pequeños, comenta sobre él: “Yo recuerdo mucho sus clases, que a pesar de que él se quería comportar muy serio, muy estricto, al final de cuentas las clases eran muy divertidas y nos animaba, nos animaba mucho las clases, y de todo aprendías de él, de su propia experiencia, de valorar tanto la historia, todo, eso era algo que te recordaba que siempre tienes que estar, teniendo presente lo que eres, quién eres, por quiénes y por qué eres”.
Efrén Cisneros Castañeda apuntó: “Es un buen maestro; algo que me agrada de él es que siempre donde te lo topas te saluda y siempre habla de su tierra. Dice que hay puro hombre trabajador y con ganas de ayudar. Aparte que siempre te dice que si lo ocupamos, él está para ayudarnos”.