La despedida del 2009 y bienvenida del año nuevo fue algo terrible para la señora Hilda Charnichart Zúñiga y su familia, pues en su ausencia la casa fue devastada por el fuego debido a un “cuete” que cayó en el patio.
Sin embago, el destino le tenía preparada una sopresa, porque dentro de todo lo malo, descubrió la bondad de cientos de personas que han desfilado por su casa llevándole dinero, muebles, medicinas y, sobre todo, fe.
Nos recibe sentada en un catre de lo que era la cochera de su casa, en la cale Reflexión 117, en la colonia Balcones del Norte, tercer sector, en el municipio de Escobedo. Aunque está triste, toma valor y comenta la historia que ha conmovido a vecinos del área metropolitana de Monterrey e incluso de otros estados y el extranjero.
“Tenía cuatro años con la casa, el incendio se originó a raíz de un ´cuete´ que aventaron unos niños. Empezó en la parte trasera de la casa donde tenía ropa que iba a vender a los mercaditos”, dice con resignación.
“El fuego no se pudo controlar y consumió todos los aparatos como la televisión, la computadora, el juguetero, la sala, estufa, abanicos, arrasó con todo; afortunadamente en esos momentos no me encontraba en la casa”, dijo.
“Protección Civil dice que la casa se tiene que demoler y volver a construir, porque quedó calcinado todo, se desprenden los pedazos de pared y la placa se desplomó, sólo quedaron pedazos de barro block”, explicó, la señora.
Por si fuera poco, Hilda padece de cáncer, pero este ejemplo de solidaridad le ha dado nuevos bríos para seguir luchando por su vida.
“El cáncer está casi ya en etapa terminal, tengo siete años sobreviviendo. Me inició en un seno, luego se fue a las costillas, al esternón, tengo muchas lesiones y así andamos echándole ganas”, dijo con entereza.
Su esposo es Teodoro López García, de 56 años de edad, y tienen tres hijos de 23, 21 y 14 años. Ellos han sido un apoyo en su vida, ya que aunque dos de ellos están casados le ayudan a solventar los gastos en su casa.
Su marido tiene pocos días de haberse incorporado a laborar como chofer (con licencia federal y local) ya que meses atrás se encontraba desempleado.
Tras el incendio, el municipio de Escobedo le brindó algo de ayuda y el DIF estatal también se ha solidarizado y le envío un juego de medicamentos para tratar el cáncer, dos colchones y una estufa.
“Me trajeron hace días spray de fertil, glucómetro, salbutamol y una quimioterapia, y la Sección 50 de maestros otra quimioterapia, la cual me sirve para 14 días, tengo más de dos pero todas vencen el mismo mes”, dijo.
Al frente de su casa –la cual todavía luce sus paredes ennegrecidas por el humo- tiene una pequeña cabaña formada con cobijas y tarimas, donde habitó por tres días; ahora en ese espacio recibe todas las muestras de apoyo que van desde despensa, ropa usada para que venda, hasta lavadora, estufa y colchones.
Su esposo es quien se queda a dormir en ese lugar, ya que ella actualmente habita en una vivienda ubicada a unos cuantos metros de su anterior domicilio, donde renta. Gracias a las muestras de cariño de la comunidad, como de la empresa Bridgestone –donde labora uno de sus hijos- ella pagará dos meses de renta, pues le llevaron 4 mil pesos.
“He recibido apoyo de toda la gente, incluso de personas muy humildes que van y piden para traerme ya sea mandado como aceite, Maseca”, comenta Hilda, quien es originaria de Ciudad Mante, Tamaulipas.
La pérdida del inmueble fue total, pues en la parte trasera de su hogar se pudieron observar la lavadora, llantas, sillas inservibles; igualmente en la cocina aún quedan los rastros de lo que fue el tostador, la sandwichera y demás electrodomésticos.
Durante la entrevista, en ocasiones Hilda no podía hablar por la tos prolongada que padece, pero siempre fue amable con todas las personas que acudían a darle ayuda, incluso se toma fotografías con cada uno de ellos.
Descendiente de una familia de 12 hijos, estudió enfermería con especialidad en cuidados intensivos, pero su título fue calcinado en el incendio.
“Con el cáncer ya en mi cuerpo, salía de las quimioterapias y me iba a trabajar a la Secretaría de Salud, donde laboré siete años, me ausenté con incapacidad, luego fui considerada hasta que agoté todos los recursos de incapacidades, me pasé del tiempo, tengo más de un año sin trabajar y estoy checando qué es lo que me toca, si es liquidación por lo años de servicio”, comentó.
El futuro es incierto puesto que aún no verifica si su casa tiene algún seguro, ya que hizo la compra a la empresa Total Casas, a través de Fovissste, al cual paga 2 mis 200 pesos mensuales. Por el periodo vacacional las oficinas estaban cerradas y será después del 7 de enero cuando le den información.
A diferencia de otros municipios como Monterrey, el cual ofrece un seguro a la vivienda al pagar el predial, en Escobedo rifarán automóviles en 2010.
Ante estos hechos, no sólo la comunidad regiomontana se ha compadecido de esta familia, ya que decenas de personas de municipios del área metropolitana y de estados cercanos como Tamaulipas y ciudades extranjeras como San Antonio, Texas, la han ayudado, pero sólo para recuperar inmuebles y medicamento.
Además, por su estado de salud, el DIF de Nuevo León le brinda dos despensas mensualmente. Las muestras de solidaridad han sido muchas, como el caso del joven Raúl Betancourt y su novia Jazmín Villanueva, quienes otorgaron a la familia López Charnichart una cama matrimonial.
“Nos enteramos por los medios de comunicación de este caso y esta cama estaba en una casa de renta de mi novia, ella me dijo que se la trajera a la señora y hay que apoyarnos”, comentó.
Dicen que los milagros existen y después del temporal viene la calma, aunque empezar de cero parece un reto, para la señora Hilda es sorprendente la ayuda que las familias le han brindado, y a cada uno de ellos les da su bendición.
“Cada persona que ha venido aquí son unos angelitos porque son una bendición de Dios, no tengo palabras para agradecer todo lo que han hecho”, dice con la esperanza de recuperar el patrimonio de su familia.