“Cada persona que ha venido aquí son unos angelitos, porque son una bendición de Dios, no tengo palabras para agradecer todo lo que han hecho”, expresó Hilda Charnichart Zúñiga hace 12 meses, luego de que su vivienda fuera consumida por las llamas en la colonia Balcones del Norte, tercer sector en Escobedo.
Lamentablemente, este año no está presente para seguir agradeciendo la generosidad que los nuevoleoneses mostraron el pasado mes de enero, presuntamente el cáncer que padecía, la insuficiencia respiratoria y otras complicaciones le arrancaron la vida el 9 de noviembre.
A un año de la tragedia ocurrida aquel 31 de diciembre mientras se encontraban en el Estado de Tamaulipas, y un cuete cayó en el patio devastando su patrimonio, su casa luce casi igual, las paredes aún siguen ennegrecidas por el humo y sin ser reparada, sólo algunos escombros fueron retirados.
“Mi esposa se preocupó mucho cuando se le quemó la casa, yo le decía `mija, no se me agüite, al rato nos vamos y no nos vamos a llevar nada´, pero ella se preocupaba mucho; lo bueno fue que no estuvimos ahí el día del incendio y Dios me la guardó otro tiempo”, comentó Teodoro López, esposo de Hilda.
“Mija fue empeorando y ya no hicimos caso a la casa, nos fuimos a rentar tres casas enseguida, no teníamos dinero para repararla y teníamos que buscar un lugar dónde vivir, ahí está la casita, nada más la tapé con unos cartones y láminas.
“Todavía estamos viendo lo del seguro de la vivienda, está en trámite, se tiene que hacer un juicio que dictamine a favor, pero hasta los primeros meses del año nos dicen, antes ya no hicimos caso porque estábamos preocupados y luchando para que mi esposa se recuperara; a través del Fovissste estamos viendo si nos ayudan a arreglar esto, la casa estaba a nombre de mi esposa y se tiene que llevar a cabo un juicio en conciliación y arbitraje del Estado, y yo soy el heredero, ahora hay que darle para adelante”, dijo en tono optimista.
El padre de familia aseguró que hasta por un mes la señora de tez blanca se la pasó en la pequeña cabaña formada con cobijas y tarimas, y hasta donde llegó la ayuda de personas de Monterrey, otros Estados y del extranjero.
Recordó que el municipio de Escobedo los ayudó poco, fue más el apoyo de la comunidad y del Gobierno del Estado.
Comentó que lamentablemente su esposa tuvo que partir y los muebles están en la casa que hoy rentan, donde habitan él y su hijo de 15 años, los otros dos de 24 y 22 años están casados y viven en domicilios aparte. En tanto la vivienda donde tenían cuatro años habitando sigue congelada.
Durante la entrevista realizada hace un año, Hilda -cuya profesión era enfermería- sufría de una tos constante, que en ocasiones no la dejaba hablar; su esposo, quien actualmente labora de músico, contó que fue a raíz del humo que consumió una vez que se incendió la casa.
“La fuerte tos que le dio fue por el humo, entonces en febrero la internamos, pero tiempo después se recuperó, me la dejaron como nueva y hasta octubre volvió a enfermar. Yo pensaba que tenían a los mejores doctores en el hospital Regional Primero de Octubre, en México, pero no fue así, el día 11 del mismo mes la internamos y el 9 de noviembre… (lágrimas) no quiero recordar, son dos fechas que jamás olvidaré”, dijo el hombre de 57 años de edad.
Mencionó que el 9 de noviembre será inolvidable, pues su esposa le dijo que moriría el día que él cumpliera años, irónicamente resultó ser verdad.
Aquel 31 de diciembre de 2009, la familia López Charnichart se encontraba de vaciones en el Estado de Tamaulipas, exactamente en Ciudad Mante, lugar del que son originarios.
La pérdida del inmueble fue total, la estufa, lavadora, sillas, entre otros objetos fueron totalmente destruidos por las llamas, incluso el título de enfermera con especialidad en cuidados intensivos que con tanto sacrificio obtuvo al ser descendiente de una familia de 12 hijos.
Este 1 de enero la señora Hilda cumpliría sus 47 años de edad, sin embargo el destino no le permitió llegar al 2011. La familia la recuerda con cariño.
“Ese día voy a ir a cantarle a su tumba a Ciudad Mante, mija se merece todo el amor, mija preciosa”, dijo entristecido el padre de familia.
SUPUESTA NEGLIGENCIA
Ahora Teodoro López exige justicia ante la supuesta negligencia que dieron en el tratamiento de su esposa. Él señaló que Hilda no falleció de cáncer, sino de insuficiencia respiratoria ya que fue atendida inadecuadamente.
“Mi esposa duró un mes internada y me dicen que fue por insuficiencia respiratoria y bacterias, ni le hicieron autopsia, yo vi su cuerpo y no tenía señas de eso; durante todo el mes que estuvo internada no le hacían nada y fue empeorando”, dijo tras sostener una reunión con directivos en la Comisión Estatal de Arbitraje Médico (Coesamed).
“Mi esposa padecía cáncer de mama desde el 2002, recibió tratamiento de quimioterapia y radioterapia con buena evolución. En octubre presentó insuficiencia respiratoria, fue atendida en el ISSSTE donde tuvo una mala evolución y se complicó con una bacteria que llegó hasta el cerebro, por lo cual estuvo en estado de coma y permaneció inconsciente hasta el 9 de noviembre, día que falleció”, aseguró.
Indignado mencionó que su esposa fue atendida en el ISSSTE ubicado en Ruiz Cortines, pero no la trataron adecuadamente.
El 10 de noviembre alrededor de las 18:00 horas, su cuerpo fue trasladado a Ciudad Mante; el traslado tuvo un costo de 30 mil pesos, cantidad que fue desembolsada por Teodoro.
“Mucha gente nos acompañó, porque el papá de Hilda fue presidente municipal de Mante, el señor se llamaba Carlos Charnichart Miranda y mucha gente mostró el cariño para mija, con esfuerzo la llevamos a descansar a su tierra”, dijo.
El vecino de la colonia Balcones del Norte, tercer sector en Escobedo, sostuvo que seguirá luchando para hacer justicia ante la muerte de su esposa, por lo que estará al pendiente de si el caso prosigue en la Coesamed y en el Fovissste.
“Lo que ando buscando es justicia ante la negligencia médica, y que se proceda conforme a derecho; en el certificado de defunción sólo decía que murió de cáncer. Ella ya no se quejaba del cáncer, lo que la mataba era la tos y la bacteria que le paralizó las extremidades y le atacó el cerebro. El que firmó y se aventó la paleta fue el doctor José Luis Vela del ISSSTE, que fue quien dio las quimioterapias”, aseguró.
La ayuda que recibió la madre de familia fueron muchas y conmocionó a chicos y grandes. Teodoro aseguró que llegó gente de todas partes, y la esposa del gobernador, Greta Salinas, les otorgaron una estufa y un colchón; mientras que otras familias apoyaban con el medicamento de su esposa, aportaciones económicas y sobre todo mucha fe que ayudaría a reconstruir su vida.
La vivienda ubicada en la calle Reflexión 117 sigue como si el tiempo no hubiera pasado, al menos así lo muestran sus paredes. El tejaban que fue construido con lonas ya fue retirado, menos la esperanza del padre de familia y sus hijos quienes con fuerza lucharán para que el alma de Hilda descanse en paz.