A un año de la catástrofe que sufrió Monterrey y su zona metropolitana por el paso del huracán Álex, aún se sigue en la recostrucción de los daños.
Sin embargo, mientras la mancha urbana continúa extendiendose a toda velocidad, las medidas de seguridad con respecto a las avenidas de agua provenientes de los cerros y montañas que rodean este valle, no se están tomando, creando un grave peligro para la sociedad en épocas de lluvia.
ASENTADO SOBRE Ríos
Monterrey, también conocida como La Sultana del Norte o La Ciudad de las Montañas por la cantidad de diversas formaciones rocosas que la rodean, está asentada sobre ríos.
La capital neolonesa, así como su zona metropolitana, han sido edificadas sobre afluentes.
El 85 por ciento de las construcciones se han realizado sobre y a lado de los grandes ríos Santa Catarina, Sabinal, Pesquería y La Silla, así como de los arroyos Obispo, Seco, El Mirador, Camino al Diente o Elizondo, La Virgen, El Calabozo, entre otros.
Si bien es cierto que el engrandecimiento de La Sultana del Norte se debió al asentamiento urbano cerca del río Santa Catarina, aprovechando la benevolencia del clima y la fertilidad de su tierra. Sin embargo, hoy se ha invadido estos afluentes y cada vez más se han reducido sus cauces creando una trampa mortal sobre los que viven en sus laderas.
Prueba de ello es lo que la historia ha marcado sobre inundaciones.
“Desde 1611 hasta la fecha ha habido más de 15 inundaciones ocasionadas por el desbordamiento de ríos y arroyos”, dijo Antonio Guerrero, historiador de Santa Catarina.
“Ahora, cada 20 o 30 años volvemos a levantar la ciudad”, refiriéndose al periodo de tiempo entre una inundación y otra.
Pero este no es el único problema latente en nuestros días, lo es también las avenidas de agua provenientes de los cerros y montañas que rodean la metrópoli.
Si bien es cierto que se habla mucho de las pérdidas millonarias que ha causado el desbordamiento de los ríos, poco se ha considerado el peligro que significa el agua que cae de las montañas a la ciudad.
Álex debe cambiar la dirección de los proyectos
En julio de 2010 el huracán Álex golpeó a Monterrey y su zona metropolitana, causando grandes estragos en la zona urbana y sacando a relucir los imponentes cauces que con el paso del tiempo se le han ido reduciendo a los ríos y arroyos.
Ante esta situación, el arquitecto Jimmie L. King Mathews, director del Centro de Urbanismo, Arquitectura y Diseño Sustentable (Urbana) de la Universidad de Monterrey (UdeM), dijo que Álex nos hizo ver que hace falta un plan de soluciones integrales que permita anticiparse a riesgos futuros y se utilice el paisajismo urbano para mejorar la calidad de vida.
El arquitecto, originario de Oklahoma y quien tiene ya 18 años en Monterrey, dijo que Urbana está trabajando precisamente en crear proyectos que permitan una solución completa.
“Hay muchas teorías de cómo mejorar la situación hidráulica de los cauces”, dijo.
“Sin embargo, se necesitan más estudios de más alternativas y en el proceso involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones”, agregó.
Con relación al asentamiento de colonias cerca de los cauces de los ríos, el director de Urbana dijo que “lo ideal sería removerlos de ahí, sin embargo, eso acarrearía gran descontento, entonces, lo mejor será adaptarnos a la situación”.
Y es que en Monterrey ya era deficiente en su movilidad vehicular y peatonal antes de Álex, así como la enorme infraestructura dentro del cauce del río Santa Catarina.
Por eso, “la reconstrucción de las zonas afectadas por el huracán Álex, sobre todo en lo relativo a las márgenes del río Santa Catarina, debe considerar tanto su funcionalidad como su sustentabilidad ambiental”, dijo el doctor en Educación en Arquitectura por la Universidad del Estado de Oklahoma.
“Es importante hacer un plan globalizado, y no como siempre se ha hecho: un pequeño proyecto aquí, otro pequeño proyecto allá, sin un plan de cómo puede quedar todo”, agregó.
En investigaciones realizadas por Urbana, se ha encontrado que en muchas ocasiones los deseos del gobierno no son congruentes con los deseos de la gente.
En su afán de salir adelante de las catástrofes, las autoridades competentes limpian cauces sin importar la flora.
“ Hay que dejar los arboles centenarios o milenarios que existan dentro de los cauces de ríos y arroyos porque tienen la función de frenar la velocidad del agua y también promover la absorción de la misma”, comentó el arquitecto.
Diversos estudios también han revelado que el uso de concreto y asfalto en las zonas urbanas aumenta la temperatura hasta cinco grados centígrados.
“Monterrey tiene un suelo más denso”, dijo el arquitecto.
“Los materiales asfálticos y de concreto absorben el calor, evitan la absorción del agua y el nivel de inundación cada año está subiendo”, agregó.
El director de Urbana también mencionó que “el riesgo de no hacer un estudio de alternativas, puede tener efectos muy negativos en el presente y futuro de Monterrey y su zona metropolitana”.
una amenaza latente
La temporada de lluvias en Monterrey ha llegado y con ello más de 90 puntos de riesgo de inundaciones han sido detectados por Protección Civil a lo largo de la ciudad.
Las zonas centro, sur y norponiente son las que concentran la mayor cantidad de puntos de riesgo, de acuerdo con los mapas que posee la dependencia municipal.
Las colonias a lo largo del arroyo Topo Chico así como las que convergen la avenida Garza Sada a la altura de La Estanzuela y parte de la carretera nacional son los puntos que, en esta temporada, serán los de mayor riesgo de inundaciones.
“Tenemos las afluentes de varios arroyos importantes que bajan de las montañas y que aún no se tiene la infraestructura para retener el agua”, dijo el arquitecto Jimmie King.
Dijo también que “el problema no son las afluentes de agua, sino nosotros.
“Los cambios climáticos que ha habido actualmente nos marcan que habrá más eventos de la magnitud de Álex”, agregó.
Tan sólo en La Ciudad de las Montañas hay 32 corrientes de agua que caen de la sierra madre, de las cuales sólo 20 son captadas por la presa Rompepicos.
“Aún quedan 12 afluentes que están sin medidas de retención y que en cada lluvia intensa que cae en la ciudad se manifiestan reclamando su cauce”, dijo el Antonio Guerrero, cronista de Santa Catarrina.
El licenciado en Filosofía vaticinó el huracán Álex basándose en la historia.
“El pasado nos enseña lo que puede suceder en el futuro”, dijo.
“Lamentablemente, los especialistas no han querido ver que a través de los años las afluentes han reclamado sus cauces y cada vez más son los daños por la mancha urbana que los ha ido tapando”, agregó.
Para el historiador, lo más importante es “irnos adaptando a la naturaleza sin llegar a destruirla por completo”.
infraestructura de retención, absorbción y paisajismo
Urbana es un Centro de Investigación multidisciplinaria de la División de Arte, Arquitectura y Diseño de la UdeM, cuyo objetivo es generar investigaciones sobre problemas relacionados con la planeación y diseño sustentable de espacios a nivel regional, urbano, rural y arquitectónico.
“Urbana se creó por el deseo de tener una ‘voz’ para opinar y reflexionar sonbre inquietudes y problemas que competen a la sociedad”, dijo su director Jimmi King.
Los proyectos de Urbana incluyen planes regionales, municipales de restauración ambiental y urbanismo sustentable, implementados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), varias dependencias del gobierno de Nuevo León, otros estados de México y países de América Latina, como Costa Rica y Honduras.
“Urbana incluye expertos en planeación regional sustentable, urbanismo, medio ambiente, innovación y tecnología, energía, economía y sistemas de información geográfica y teledetección”, afirmó su director.
Para este centro de investigación, ya galardonado con múltiples premios en sus cinco años de fundación, lo que más les importa en estos momentos es presentar una buena propuesta integral que ayude a frenar la fuerza del agua y lograr su absorción.
“Dentro de los proyectos en planeación urbanística y diseño de paisajismo urbano que tenemos, hemos propuesto la instalación de estructuras de detención de agua en las montañas de la ciudad, que contengan su caída repentina y evite de esta forma inundaciones y daños consecuentes a zonas habitacionales”, dijo.
“Estos gaviones resultan económicos ya que se realizan con piedra de río, cuya nomenclatura permite el frenado del agua y la absorción de la misma”, agregó.
Aunado a estas estructuras, se pueden crear espacios recreativos.
“Alrededor de estas estructuras, se pueden crear áreas recreativas que, gracias a la vegetación que hay en el lugar, permitirán la absorción del agua, además de sus beneficios como espacio de esparcimiento para los habitantes vecinos de estos gaviones”, comentó el King Mathews.
Las estructuras de retención (como se muestran en las imágenes en la parte inferior), constan de cinco o seis columnas de piedra de río forradas con malla ciclónica y que van colocadas en las caídas de agua provenientes de la montaña y lejos de la mancha urbana.
Estas están diseñadas para que el agua, al entrar en contacto con la estructura, se introduzca por entre las piedras, logrando así disminuir la fuerza de la caída y permitiendo que el agua sea absorbida por el subsuelo.
Adaptarnos o morir
“Los expertos en planeación están atacando los problemas pero ya no para ganar, sino para adaptarnos”, dijo King Mathews.
“Hay que buscar un equilibrio con la naturaleza y cambiar paradigmas tradicionales”, agregó.
El director de Urbana también hizo hincapié en que habrá inundaciones con más frecuencia.
“Debido a los cambios climáticos, serán más frecuentes los fenómenos meteorológicos, por eso es necesario proteger a las comunidades que están cerca de los afluentes y caídas de agua”, dijo.
Para el arquitecto estadounidense, la sociedad juega un papel muy importante en el asunto hidrológico de Monterrey y su zona metropolitana.
“La ciudadanía debe estar involucrada para el cuidado y manutención de las estructuras de retención y paisajismo”, dijo.
“El mejor ejemplo que se tiene es en Medellín, Colombia, donde se implementó el programa ‘Mi Río’, donde los actores principales son los ciudadanos que cuidan y limpian los cauces y arroyos de la ciudad”, agregó.
“Las principales ciudades del mundo le han invertido a los afluentes. Es decir, han aprendido a convivir con la naturaleza”, dijo Antonio Guerrero, cronista de Santa Catarina.
“Aquí en Monterrey hemos visto a los ríos y arroyos como el patio trasero, sin recordar que son gigantes dormidos en espera de su despertar”, agregó.
Para el cronista, más vale adaptarnos o morir.
“Se ha perdido mucho tiempo y dinero en reconstruir lo que la naturaleza reclama”, dijo.
“Monterrey y su zona metropolitana deben voltear los ojos a la historia y comprender que es necesario invertir en obras que ‘no se ven’ pero que salvarán muchas vidas”, concluyó.