Dicen que la edad no importa para quien realmente quiere trabajar y salir adelante. Prueba de ello es el señor Ángel Díaz Hernández, quien a los 84 años de edad se mantiene de las artesanías que elabora.
“No hay trabajo para los viciosos, para los flojos, para ellos no hay trabajo. Pero a mí me gusta trabajar y al hombre trabajador nunca le falta un centavo”, expresó.
Toda una vida dedicado a tallar madera, don Ángel sostiene que es uno de los oficios más bellos, y que a pesar de su edad, seguirá trabajando para que los productos mexicanos se conozcan a nivel mundial.
Originario de Toluca y padre de ocho, Díaz Hernández es visto como uno de los mejores artesanos nacionales; ha viajado por varios estados de la República Mexicana e incluso ha ido a presentar sus artesanías a Estados Unidos y Canadá.
Durante más de 70 años ha trabajado con sus principales herramientas, que son sus pies y manos, recibiendo más de 80 diplomas y reconocimientos otorgados en distintas ferias.
“Yo trabajo la madera, ya tengo 12 años de venir para acá (a Monterrey)”, comentó.
Le gusta que la gente vea cómo el material se transforma en un utensilio que pronto estará en la cocina de alguien. Dice que el torno rústico aún no ha sido sustituido por el torno eléctrico.
“El verdadero torno es manual, se maneja con los dos pies y las dos manos”, explicó.
Don Ángel, quien se encuentra laborando en las artesanías mexicanas instaladas en Plaza México, dijo que en sus mejores tiempos lograba realizar alrededor de 150 molinillos diarios.
Su labor comienza a las cinco de la mañana y termina a las siete de la noche. El tiempo estimado para hacer un molinillo era de 5 minutos, ahora se tarda alrededor de 15.
“Eran otros tiempos, no sentía yo cansancio, ahora no, ahora ya me siento cansado, ya no es igual, no es la misma energía, pero me siento orgulloso de mi trabajo”, mencionó.
NO HAY QUIEN
QUIERA APRENDER
El artesano de corazón detalló que esta tradición de las artesanías se puede perder, no porque no haya personas que quieran enseñar, sino, porque no hay gente que quiera aprender.
“Los extranjeros me dicen que yo no me lleve eso, que lo deje, pero desgraciadamente nadie quiere (aprender), ni los nietos, ni nadie en la familia, si ellos no quieren, mucho menos otras personas”, expresó.
“Me duele mucho que esto desaparezca, pero nadie quiere aprender”, manifestó.
SUS INICIOS
Don Angel empezó a los 14 años con el trabajo del torno y la huara, instrumentos que se utilizan para hacer los molinillos; igualmente se pueden fabricar trompos, valeros, yoyos, ajedreces, entre otros.
El gusto por este oficio, comentó Díaz Hernández, le nació debido a que sus padres también eran artesanos.
Con su vista ya un poco nublada y su cuerpo cansado, el artesano aseveró que es un trabajo pesado, pero seguirá realizándolo para aportar al país cosas de primera calidad.
Los costos de éstas son muy accesibles ya que van desde 10 hasta los 100 pesos. Las ventas diarias ascienden aproximadamente a mil 500 pesos.
Actualmente las artesanías mexicanas, se encuentran ofreciendo sus productos en Plaza México, en el centro de Monterrey, y tendrán sus puertas abiertas hasta el próximo domingo 2 de agosto, cuando don Ángel cumplirá sus 85 años y se espera todo un festín.