Con vida, Nancy Leonides López entró al hospital con 38.5 semanas de embarazo y con problemas respiratorios que debían ser atendidos con medicamentos, pero ocho días después su cuadro clínico empeoró y falleció, invadiendo a sus familiares de un profundo dolor, y de dudas y preguntas aún están sin respuestas convincentes.
Nancy murió el 29 de septiembre pasado en el Hospital General “Dr. Alfredo Pumarejo” de esta frontera, en lo que pudiera ser el primer caso documentado, de una mujer embarazada contagiada con el virus de la influenza AH1N1.
El lunes 14 de septiembre pasado, la paciente ingresó al Centro de Salud porque presentaba problemas respiratorios. Su esposo y sus padres estaban doblemente preocupados: por la salud de su hija y por la bebé que estaba por nacer.
Sin embargo, los familiares de Nancy jamás imaginaron que días después de esa primera visita al hospital terminarían en un doble sepelio, y una demanda penal por supuesta negligencia médica que presentaron sus padres ante las autoridades, cuestionado por qué los doctores no detectaron a tiempo el supuesto virus de la influenza AH1N1 en su hija de 22 años de edad.
Esta historia con fatal desenlace tuvo su origen cuando Nancy comenzó presentar altas temperaturas el 13 de septiembre, por lo cual fue llevada por sus familiares al Centro de Salud de la Tercera Jurisdicción Sanitaria de Matamoros, donde atendían su embarazo por ser derechohabiente del Seguro Popular.
Su madre, Isabel López Carmona, dijo que su hija consultó ese día con el doctor, le revisaron la presión y la temperatura –la cual tenía alta–, y por lo mismo le recetaron pastillas de paracetamol y ampicilina para bajar la temperatura y atacar una posible infección, según el médico que la atendió.
“Pero en la noche ella seguía con la temperatura muy alta y con dolor en el cuerpo; por ello decidimos llamar al ginecólogo, Luis Mateo Pérez Monteón, con quien se revisaba de forma particular en el transcurso del embarazo.
“El doctor me pidió que llevara a Nancy a su consultorio para revisarla y le recomendó otros medicamentos, con los que tuvo mejoría. El día miércoles 16 ella amaneció muy bien y así estuvo todo el día”, dijo la afligida madre.
Doña Isabel recordó que al día siguiente la salud de su hija se agravó, ya que tenía mucha tos; por la tarde el esposo de Nancy llamó al doctor Luis Mateo para llevársela al consultorio, pero estaba fuera de la ciudad. Y por teléfono le recomendó una inyección para calmarle la tos. La compraron y mostró una leve mejoría.
“Nancy estuvo toda la madrugada con la tos muy fuerte, ni siquiera se podía acostar porque decía que sentía que se ahogaba. La mañana del viernes llamamos otra vez al doctor Luis Mateo, quien nos recomendó que fuera al Hospital General para que le hicieran una nebulización”, expresó.
La señora Isabel agregó: “Ese mismo día, como a las nueve de la noche, me lleve a mi hija al Hospital General, donde solamente entró a la consulta. Cuando Nancy salió me comentó que la doctora que la atendió le había dicho que la nebulización no era necesaria, pues presentaba una tos normal y que no podían internarla porque no llevaba temperatura ni dolores de parto”.
El sábado 19, añadió su mamá, tuvo cierta estabilidad: Nancy durmió un rato y al despertar todavía comió un caldo de pollo.
“Ya en la tarde y noche del sábado siguió tosiendo y decidimos llevarla el domingo con otro médico en la calle Morelos 14 y 15; ese doctor le dio unas medicinas de Ambroxol (medicamento para aclarar las vías respiratorias) y el Lincocin (recomendado para infecciones en las vías respiratorias como bronquitis aguda, crónica y neumonía), ya que para el médico presentaba un cuadro de bronquios”, dijo.
Ese mismo domingo 20 Nancy necesitaba oxígeno y el doctor recomendó hacer la prueba de la influenza AH1N1, pero los laboratorios también estaban cerrados. Finalmente se la llevaron a su casa para que descansara.
Al ver que la tos no daba tregua, la mujer embarazada fue llevada a la Clínica Ame, en la avenida Lauro Villar. En el área de urgencias la vio una doctora y un ginecólogo que la examinaron y le recetaron un medicamento más fuerte para calmarle la tos, “y nos recomendaron otros estudios de su pecho”.
“Yo ya no sabía qué hacer, estaba muy angustiada, mi hija no dejaba de toser y le comenzaba a faltar el aire. No tenía dinero e incluso tuvimos que pedir prestado para llevarla a la clínica privada; las consultas y los medicamentos no bajaban de 300 pesos”, señaló la madre entre sollozos.
Mencionó que Nancy mostró una ligera mejoría con el medicamento que le recetaron, pero después de la medianoche nuevamente comenzó con la tos fuerte.
“Para el lunes 21 de septiembre le comenzó a faltar el aire y no podía ni hablar. Sus familiares la llevaron al Hospital General, y después de tres horas los médicos la regresaron a la casa”, relató la angustiada madre.
Nancy le comentó a su madre que se sentía muy cansada y que no podía respirar, y que el doctor le había puesto un poco de oxígeno.
“Me regresé con el doctor y le dije que no me podía llevar así mi hija: estaba muy mal, no podía respirar y se agitaba mucho al caminar. Pero el médico sólo me contestó que era normal por el embarazo, que no había urgencia, pero Nancy ya no podía respirar ni hablar”, describió doña Isabel.
“Quiero que me digan ¿qué es una urgencia para los doctores?”, recriminó desconsolada.
La desconsolada madre estaba desesperada por la salud de su hija, que al paso de los días y ante la indiferencia del personal médico del Hospital General, seguía empeorando.
“Volvimos a pedir dinero prestado para llevarla nuevamente con el doctor Luis Mateo, quien la atendió y me dijo: Nancy está muy mala, por qué no la lleva al Hospital General. Yo le respondí que ya me la habían regresado sin atenderla muchas veces; entonces hizo un documento para que la atendieran de urgencia”, comentó.
El documento que expidió el doctor Luis Mateo Pérez Monteón, con fecha del 21 de septiembre dice: “Se envía a TOCO-URGENCIAS a paciente que cursa embarazo de 38.5 semanas y presenta cuadro de infección de vías respiratorias altas, más preclampsia a clasificar. Amerita hospitalización para estabilización metabólica. Presenta cuadro de dificultad respiratoria”.
Al mediodía del lunes 21, narró la señora Isabel, de nueva cuenta regresaron al Hospital General donde finalmente Nancy fue internada.
Con lágrimas en los ojos relató: “Fue la última vez que vi a mi hija de pie; le di los papeles a mi hija porque no me dejaron entrar con ella y le decía al guardia que me dejara pasar para acompañarla.
“Se va a desmayar mi hija”, le decía, pero me respondía que no le iba a pasar nada. Nancy ya no alcanzaba a caminar y se agitaba mucho porque no podía respirar.
Después de muchas horas de espera y de preguntar constantemente por el estado de salud de su hija, solamente le dijeron que se encontraba en trabajo de parto. “Pero ella no iba por el parto, le faltaban dos semanas todavía”.
“A mi yerno le hablaron después de un rato para decirle que le estaban estabilizando la presión para poder hacerle la cirugía (cesárea), y que lo más seguro –le comentó el doctor– iba a ser operada al siguiente día”, indicó doña Isabel.
Posteriormente la mandaron llamar como a las diez de la noche. A su hija ya la habían operado y tenía la esperanza de ver a Nancy con su bebé a su lado.
“La doctora me llevó a un consultorio y sin ponerse el corazón en la mano me dijo que mi hija y mi nieta estaban graves pero estables, que las habían trasladado a terapia intensiva”, dijo.
A las diez de la noche una doctora entro al área de pediatría muy asustada diciendo que se le había muerto una recién nacida en los brazos; “entonces fuimos a preguntar y nos decían que no, que la bebé de Nancy estaba grave pero viva todavía”.
En el certificado de defunción se indica que su nieta nació pesando dos kilos 890 gramos y que vivió alrededor una hora, pero la recién nacida falleció a las 2:42 horas del 22 de septiembre por una asfixia perinatal severa.
“Hasta las cuatro de la mañana del martes (22) nos avisaron que la bebé había fallecido por una asfixia. Mientras que a mi yerno el doctor le comentó que a mi hija le habían suministrado un medicamento muy fuerte y que llegó hasta la bebé que no resistió porque le afectó la placenta”, insistió doña Isabel.
La recién nacida, quien llevaría el nombre de Jenifer Alexandra, fue sepultada el miércoles 23 de septiembre en el Panteón de la Santa Cruz, ubicado por la carretera a Reynosa.
Mientras tanto Nancy seguía delicada en el área de Terapia Intensiva. Doña Isabel narró que el médico les comentó que la enfermedad de su hija (sin especificar cuál era), había agravado todos sus órganos.
“Nunca nos dijeron qué enfermedad era, pero que se habían afectado sus riñones, su hígado, sus pulmones y que durante el parto un coágulo había viajado al pulmón, tapando una arteria que le provocó que no respirara.
“Nos enseñaron la placa que le sacaron, incluso enviaron a un médico de fuera para que se hiciera cargo del caso que se llama Julio de la Garza; él fue a revisar a mi hija en dos ocasiones y nos dijo que su corazón y los demás órganos estaba reponiéndose poco a poco, que estaba grave pero estable, que la enfermedad ya la habían combatido”, señaló.
Los familiares de Nancy sólo veían un letrero en su cama que decía: neumonía. Un médico le indicó que le realizarían una traqueotomía para sacarle las flemas, misma que nunca fue realizada. El martes 29 fue la última vez que la vieron con vida.
“Saliendo de la capilla del hospital los médicos llamaron a mi esposo para decirle que Nancy ya había fallecido”, dijo doña Isabel. Un infarto, según las primeras versiones, fue la causa del deceso.
FAMILIA COMENZABA A CRECER
Con apenas dos años de casados y con grade ilusión, la familia Mata López esperaba la llegada de la nueva integrante, Jenifer Alexandra. Ilusión que se derrumbó en pocos días.
Habitantes de la Colonia Martha Rita Prince, al sur de Matamoros, Nancy pasó sus últimos días en una modesta casa de Infonavit, mientras su esposo Juan Ramón, de oficio electricista y desempleado desde hace más de dos meses con trabajos eventuales, mantenía su hogar.
Nancy se dedicaba a su casa esperando el 7 de octubre, fecha programada para la cesárea y tener entre sus brazos a su bebé. Día que lamentablemente nunca llegó.
“La estuve llevando desde el día 14, a la vuelta y vuelta, que según era una tocesita y mire la tos leve dónde vino a quedar. Perdí a mi bebé y a mi esposa. Eso no es justo”, reprochó tristemente Juan Ramón Mata Zamarripa.
Mencionó que es necesario inspeccionar a todos los doctores que trabajan en el Hospital General, porque –recalcó– no es justo que mueran tantos bebés.
“Ese día que murió mi niña (22 de septiembre) también fallecieron otros dos recién nacidos; son seres humanos los que mueren ahí no animalitos”, expresó triste.
“Queremos”, añadió el viudo, “que investiguen a fondo a todo el personal del Hospital General que estaba a cargo de su difunta esposa y su bebé, además de la higiene del nosocomio”.
Nancy no tuvo complicaciones durante su embarazo. Por lo que el viudo insiste que la muerte de Nancy fue por negligencia.
“Perdí a mi primera bebé y a mi esposa, ahora las tengo a las dos en el panteón; no es justo, me quitaron a mi familia que apenas estaba iniciando. Fue una negligencia médica aunque los doctores digan que Nancy murió a causa de la influenza”, reprochó angustiado en varias ocasiones.
Juan Ramón recordó que cuando falleció su hija el médico le dijo que “se había complicado algo en la cirugía”.
“Me dijo que en ese momento tuvieron que decidir entre salvar a mi mujer o la bebé, por lo que salvaron a mi esposa, y para que después me digan que también se les había muerto”.
Abatido, Juan Ramón aseguró que continuará hasta el final para que sean castigados los responsables.
“El dolor que yo siento nadie me lo va a quitar. Se me fue mi familia y pido justicia”, dijo entre sollozos.
LA DEMANDA
El padre de Nancy, Tomás Leonides Mendoza, expresó que cuando le iban a entregar el cuerpo de su hija le pedían que firmara un documento donde decía que su muerte fue provocada por la influenza AH1N1.
En entrevista en su hogar, donde creció Nancy junto con 3 hermanos varones, dijo que no firmó el documento pues el médico afirmaba que un infarto provocó el deceso.
“Primero que fue un infarto, luego que neumonía y finalmente influenza. Es decir, hubo varios dictámenes de la muerte”, señaló.
El padre de la joven y sus familiares aún se preguntan: de qué murió en realidad Nancy. Y ante la falta de respuestas claman por castigo.
Por esta situación interpusieron la denuncia ante el Ministerio Público Investigador por negligencia médica.
“La muerte de mi hija fue por falta de atención por parte de los doctores del Hospital General”, aseguró el padre.
Hasta el cierre de esta edición la familia de Nancy no ha tenido un acercamiento con el Consejo de Arbitraje Médico.
La cuenta por la hospitalización de Nancy y la recién nacida ascendió a más de 20 mil pesos, pero que al momento de su muerte los directivos del nosocomio archivaron la deuda.
“Creo que nos querían callar, que nos quedáramos con los brazos cruzados. Pero seguiremos luchando para que se esclarezca esta situación”, señaló.
Leonides Mendoza agregó que el director del Hospital General, Gerardo García Salinas, les pidió que no dañaran la imagen de los médicos, y que él les llamaría la atención para que este tipo de casos no se repitieran.
“Queremos que se castigue al responsable. No pedimos una indemnización, porque con eso no devuelven la vida de mi hija y de mi nieta”, recriminó afligido.
SI NANCY HUBIERA
TENIDO INFLUENZA
En una modesta casa la mamá de Nancy, doña Isabel, atiende un pequeño negocio de abarrotes, mientras el padre Tomás Leonides se dedica a la carpintería.
Ambos aseguran que si su hija falleció del virus de la influenza AH1N1, entonces ellos también estarían enfermos o los doctores los hubieran sometido a exámenes para descartar o confirmar el contagio. Pero no hubo tales.
“Mi hija estaba con todos los demás enfermos en Terapia Intensiva. No fue aislada, y los doctores nunca tuvieron una protección extra al tratarla. Si en realidad hubiera tenido esta enfermedad –como dicen los médicos– la hubieran atendido de otra forma”, cuestionó doña Isabel.
Por el alto riesgo de contagio del virus, replicó el ahora viudo Juan Ramón, si la influenza mató a Nancy “ya estuviéramos todos enfermos”.
Hasta la fecha personal del Sector Salud de Matamoros solamente visitó a la familia para hacerles un cuestionario pero no para examinarlos o hacerles pruebas de esta contagiosa enfermedad.
EL CERTIFICADO MeDICO
Según el certificado médico –con el folio 090618113 y expedido en el Hospital General por el doctor Jorge Alejandro Cerna López–, señala que Nancy era atendida bajo el programa del Seguro Popular, y que la enfermedad que produjo la muerte directamente fue una neumonía e influenza AH1N1, a pesar de que se indica en el documento que no se llevó a cabo la necropsia.
Este mismo documento, entregado el 1 de octubre pasado, además de tener diversos errores y correcciones, apunta que Nancy falleció el día 29 de septiembre a las 15:05 horas y que estas dos enfermedades complicaron el puerperio de la paciente.
Un documento del Seguro Popular con el folio MAT-3895, fechado el 29 de septiembre donde se indica la cantidad de 3 mil 332.32 pesos a pagar por los servicios médicos, deja claro que el motivo de la defunción fue a causa de un infarto. Mientras que en otro escrito del Seguro Popular se especifica la muerte fue por preclampsia (aumento de la presión arterial).
Una vez la denuncia interpuesta, la Agencia del Ministerio Público Tercero, a cargo del licenciado Abel Infante Lara, ordenó que el cuerpo de Nancy fuera trasladado al Servicio Médico Forense (Semefo) para los exámenes correspondientes.
Los resultados de la autopsia serían entregados a sus padres el pasado 7 de octubre, pero al acudir a la Unidad de Servicios Periciales les comentaron que aún no estaban listos. Que regresaran el día 20.
VERSIONES MeDICAS
Según los datos del Sector Salud de Tamaulipas, las muertes por el virus de la influenza AH1N1 en el Estado ocupan el lugar 67, con un porcentaje de la letalidad del 0.050 por ciento.
El jefe de la Tercera Jurisdicción Sanitaria, Víctor Manuel García Fuente, informó que en Matamoros desde el mes abril que se dio a conocer el virus, y hasta la fecha, se han confirmado siete casos.
“Este caso de esta paciente que falleció presumiblemente de AH1N1, se debe de analizar el tema ginecobstétrico, y que realmente la causa de la muerte haya sido el virus de la influenza pandémica”, indicó.
García Fuente agregó que se esperan los resultados que se tengan por parte del Comité Hospitalario sobre Mortalidad Materna-Infantil.
“En este caso será la Comisión Estatal de Arbitraje Médico la que decidan quiénes y dónde se cometió el error… si es que lo hubo, además de determinar cuál fue la causa de su muerte”, dijo.
En las últimas semanas en el Hospital General “Dr. Alfredo Pumarejo” han aumentado los pacientes que presentan síntomas del virus de la Influenza.
El director Gerardo García Salinas, cuatro días antes de la muerte de Nancy, había informado a los medios de comunicación que ante el posible rebrote el personal de hospital estaba siendo capacitado para identificar plenamente los síntomas del virus con la finalidad de prestar una oportuna y acertada atención.
En el caso específico de Nancy, García Salinas argumentó que la paciente ingresó al nosocomio con dificultades respiratorias y un embarazo de 38 semanas y medio.
“Ante este cuadro los médicos del hospital pensaron que era una gripa común, o algún problema del mismo embarazo, por lo que fue citada para después. La familia se retiró y regresaron a los dos días cuando fue internada y le hicimos su cesárea”, explicó.
Saliendo del quirófano Nancy pasó a Terapia Intensiva por la complicación que presentaba de neumonía. Ahí permaneció desde el día 21 hasta el 29 que falleció.
García Salinas señaló que la Secretaría de Salud cuenta con un área de Arbitraje Médico que se ocupa de casos de negligencia médica.
“Dicho consejo se encuentra en ese proceso, siendo ellos quienes se darán a la tarea de investigar qué sucedió y confirmar si hubo o no negligencia”, mencionó.
Por su parte el doctor de la Clínica La Piedad, Luis Mateo Pérez Monteón, quien estuvo tratando a Nancy en su embarazo, señaló que la paciente llevaba su control de ultrasonidos recomendada por un familiar de ella.
“Ella venía solamente a los ultrasonidos, no a control prenatal. Como son pacientes del Seguro Popular se aliviaría en el Hospital General a falta de recursos.
“Unos días antes de que naciera la bebé vino presentando un cuadro de infección de vías respiratorias inferiores; se le dio el tratamiento pero le indiqué que si no mejoraba debía acudir al Hospital General”, señaló el doctor.
Al día siguiente –recordó– la madre de Nancy lo llamó para decirle que su hija había empeorado. Le recomendó ir al Hospital General “confiando que los médicos de Urgencias la recibirían, pero no fue así, desafortunadamente tuvo un fatal desenlace”, comentó.
Pérez Monteón indicó que en el último mes de embarazo de cualquier mujer puede presentar preclampsia o sangrados.
“Es muy difícil saber que pasó, qué sucedió en el parto y en el postoperatorio. Ya no puedo emitir ninguna opinión porque no estuve ahí”.
“Cuando Nancy fue enviada por primera vez al Hospital General presentaba un estado general aceptable”, dijo, pero cuando la volví a ver su salud estaba deteriorada.
La familia inició su lucha clamando justicia a las autoridades correspondientes para esclarecer el caso, pues aseguran que Nancy no murió de influenza sino por una negligencia médica.
Mientras, en el panteón de la Santa Cruz de Matamoros, la tumba de su pequeña Jenifer Alexandra quedó a espaldas de la de su madre… unidas aunque fuera en la muerte. v