Venta de artículos para el hogar, enseres domésticos, películas, ropa usada, zapatos, frutas y verduras, muebles y un sinfín de novedades son productos que se pueden hallar en los conocidos mercados rodantes.
Cada municipio cuenta con este tipo de negocios, en los que el “gancho” principal es la oferta de artículos a precios accesibles, en comparación de lo que se vende en las diferentes plazas comerciales o tiendas de conveniencia.
Y es que además de ser una opción económica para las familias, han pasado a ser un pasatiempo para las amas de casa, jóvenes y niños quienes disfrutan de los juegos inflables o la gran variedad de golosinas o comida chatarra que se puede encontrar en los mercados.
Ese podría ser considerado el lado positivo: productos de todo tipo y precios accesibles.
El otro: la impunidad de los oferentes, quienes invaden con sus puestos calles, avenidas completas, aceras, espacios destinados al comercio establecido que sí paga impuestos y accesos a viviendas y cocheras de los vecinos.
La mayoría de las ocasiones no se cuenta con un verdadero control respecto a las ubicaciones de los “puesteros” quienes invaden la vía pública, dejan basura, ofertan artículos prohibidos y que incluso, se expone la vida de los transeúntes.
De acuerdo a la Ley para regular el Uso de la Vía Pública en el Ejercicio de la Actividad Comercial del Congreso del Estado, “las autoridades municipales ejercerán el orden y uso de las vías públicas en el abasto, comercialización de bienes y servicios en sus modalidades de comercio ambulante, fijo, semifijo, popular, mercados rodantes y oferente itinerante.
En dicha ley se explica que el comercio ambulante es toda actividad comercial realizada de manera cotidiana en la vía o lugares públicos por personas físicas que transportan sus mercancías, deteniéndose en algún lugar solamente el tiempo indispensable para la realización de la transacción correspondiente.
Por lo que cada mercado cuenta con un día específico a la semana para colocarse en el lugar designado por el municipio y un horario predeterminado.
Entre las atribuciones por parte de las autoridades municipales, según el artículo 3o., se debe otorgar, por conducto de la Administración Municipal, permisos para el uso de las vías públicas, los cuales se entregan de manera colectiva a los mercados rodantes.
Cabe mencionar que la mayoría de los comerciantes que se colocan en alguno de los mercados desconocen si se cuenta o no, con el permiso que debe extender la dependencia.
Isidra Solís Leija funge como comerciante desde hace más de 20 años y explicó que para acudir a trabajar a un mercado, primero decide cuál es donde obtiene mayores ganancia, cuál es de los más grandes y dónde podría tener mejor ubicación.
“Cuando llego al mercado, se debe preguntar por el delegado o jefe de mercados y él es que te asignan un lugar donde puedas vender tu mercancía y ya una vez instalada, te hacen el cobro de piso que va de 30 a 50 pesos”, comentó.
Aunque dijo desconocer a qué se debe la variación en el costo por tener un lugar o espacio asignado, explicó que se le suman de 8 a 10 pesos por “barrida”, es decir la limpieza al concluir la jornada de la venta y de 10 a 12 pesos en caso de que el puesto coloque un foco de conectado a la corriente eléctrica.
Pero en cada lugar, los múltiples señalamientos en el reglamento emitido por el Congreso del Estado y el reglamento de cada ciudad en particular parece ser ignorado.
MERCADEANDO
En un horario de 17:30 a 23:30 horas, el mercado “Tres Caminos” invade una parte de la avenida de la Primavera, recorre la calle Fresa, Girasol y Amapola y en uno de los más visitados del municipio de Guadalupe.
Pero no sólo los guadalupenses conocen de “pies a cabeza” el lugar, sino visitantes de otros municipios, quienes se toman el tiempo para acudir cada miércoles.
Las personas que transitan por la vía pública “mercadeando”, entorpecen la circulación de la zona, ya que no siempre caminan por la orilla de la arteria y con poca o nula precaución respecto a los vehículos que por ahí transitan.
Además de su tamaño y ubicación para los visitantes, se ofrece venta de cachorros, bocinas o luces para fiestas, sin embargo, por tan completo que parezca, también ignoran algunos artículos del Reglamento de Mercados de Guadalupe.
De acuerdo a la normativa, la Jefatura de mercados y vigilancia a través de la Coordinación de Inspectores deberá vigilar el buen funcionamiento de los mercados que se establezcan en el municipio.
Para lo que se debe llevar el registro y control de los comerciantes, coordinarse con la autoridad sanitaria competente y garantizar las medidas de seguridad e higiene.
En el lugar, la venta de canes es muy común, pero según el reglamento de la ciudad se lee: “los comerciantes que exhiban para su venta animales vivos en los mercados, están obligados a observar las disposiciones relativas y a evitar el sufrimiento de éstos”.
Y es que en altas o bajas temperaturas, los comerciantes trasladas a sus mascotas en cajas de cartón, sin cobijas para el frío o bien sin agua suficiente para mantenerlos hidratados por el calor, según el caso.
Dentro de las Prohibiciones y Obligaciones para los comerciantes de los mercados municipales, se indica que no se debe obstruir el tránsito libre al público, colocando marquesinas, toldos, rótulos, cajones, canastos, mercancías y otros fuera de los locales o en el interior de los pasillos, accesos y áreas de carga y descarga; así como en banquetas adyacentes a los propios mercados, pero esto tampoco es respetado.
Pues si bien aunque no bloquean el tránsito en su totalidad, sí roban espacios de un carril como mínimo para ubicar una hilera de puestos, lo que perjudica notoriamente el tránsito local.
De igual forma el hecho de introducir y vender explosivo, inflamables, corrosivos y tóxicos, que pongan en peligro la seguridad del mercado y la integridad física de las personas, pero en época decembrina los vendedores de cohetes no se hacen esperar.
Por parte de los comerciantes se indica que deben mantener su espacio limpio y respetando las reglas de seguridad, pero los vecinos a quienes les bloquean las entradas a sus domicilios, las cocheras y que además no retiran la basura que les corresponde.
“Uno se acostumbra a que estén aquí casi en el porche y porque también si queremos algo, lo tenemos muy a la mano, pero no es justo que dejen papeles, comida, botes o bolsas de plástico tiradas, de eso se deben responsabilizar”, comentó Cristina Briones, residente de la colonia Tres Caminos.
La falta de contenedores es visible y a pesar de cada comerciante debería llevar al menos uno para su uso y el de sus clientes, pocos acatan dicha medida.
La clasificación del comercio ambulante según el reglamento es de móvil, semifijo, popular, domiciliario y prestador de servicios, por lo que los mercados ingresan en la categoría de semifijos.
Para laborar de manera óptima en un mercado rodante, el comerciante debe solicitar por escrito el permiso municipal correspondiente ante la secretaría del Ayuntamiento, pero realmente esta orden no se efectúa.
UN TOTAL DESORDEN
La vendedora de ropa, Solís Leija, comentó que nunca ha solicitado un permiso como el que se menciona en el reglamento, sino que a cada mercado al que acude a vender, se busca al delegado o jefe de mercados para solicitar un espacio, se paga la cuota establecida y se procede a vender.
De igual forma se indica que la mercancía debe exhibirse en mesas, mamparas o vitrinas dentro del módulo y que queda prohibido exponerlas en el piso, pero en los mercados se ubican los “tirados”, que son personas que se colocan en las orillas con una tela tendida en el asfalto sobre la que colocan los artículos a ofertar.
Aunque está prohibido este ejercicio, de acuerdo a la vendedora, en los mercados abundan este tipo de puestos, a los que también se les cobra la cuota al igual que al resto de los comerciantes.
SIN CONTROL ALGUNO
Aunque la colonia donde se ubica el mercado de “Fomerrey 9”, en realidad pertenece a la colonia Solidaridad, en el municipio de Escobedo las personas se acostumbraron a llamarle de dicha forma.
Las calles en las que se ubican los vendedores los días lunes desde las 8:00 horas son la calle Santiago Roel entre Héctor González y Cenizo, ocupando ambos lados de la arteria, sin permitir el paso vehicular.
Los negocios se ubican en la vía y más que un problema vial, la basura que generan es nuevamente la protagonista de los problemas en los mercados ambulantes.
Humberto López, quien reside en la zona desde hace tres años, explicó que aunque se hable con los comerciantes y se tenga una buena relación, pocas veces acatan el hecho de limpiar su lugar de trabajo para evitar las molestias de los colonos.
Comentó que en diversas ocasiones los mercados son removidos de donde se ubicaban debido a la basura que dejan al terminar su jornada de trabajo.
“Luego se quejan de que por qué el municipio los trae de un lado a otro y es porque son sucios y los vecinos se hartan, pero los cambian y van y hacen los mismo a donde los manden”, enfatizó.
Cabe recordar que de acuerdo a la vendedora Isidra Solís Leija, en cada mercado se cobra una cuota de limpieza por parte de personal municipal, por lo que el espacio debería quedar en buenas condiciones una vez que se retiran los puestos.
Aunque no se permite la venta de material pornográfico, en algunos locales de películas “piratas” los vendedores cuentan con cajas marcadas con una X para que los clientes sepan que pueden encontrar películas para adultos.
Se indica que todo pago por parte de los comerciantes debe realizarse directamente en las oficinas recaudatorias, pero en los mercados, la persona encargada pasa por cada puesto para solicitar el pago de piso, de luz (en caso de que se utilice) y de limpieza, sin expedir ningún tipo de documento o papel.
Con esto se indica que realmente el municipio no lleva un control definitivo de cuántos comerciantes se ubican en qué mercado, ni siquiera una idea del dinero que se recauda en total.
Como obligación, los puestos de comida también deben contar con las medidas de salubridad necesarias.
“Retirar de la vía pública cualquier puesto o mueble que se utilice cuando por razones de ubicación, presentación, falta de higiene o naturaleza peligrosa obstruya la vialidad, deteriore el ornato público, represente un peligro para la salud, la seguridad e integridad física de los transeúntes”, se lee también.
Sin embargo puestos de lámina para comidas, varillas, basura, comida en estado de descomposición invaden las calles donde se colocan los mercados.
Que además de ser una fuente de empleo para miles de personas y de buscar un beneficio común a los residentes de una colonia, también lleva considerables afecciones.
OBSTRUYEN EL PASO
El hecho de respetar la vía pública se menciona en los reglamentos, pero la acción es poco conocida.
Es frecuente ver que los automóviles evaden las arterias en las que se pudieran enfrentar a un mercado, lo que va provocando congestionamiento vial.
Las caminatas alrededor de los comercios que ahí se ubican, también influyen en el tránsito lento, así como la ubicación de dichos centros.
La Ley de Mercados indica que los puestos deben ubicarse en espacios libres de acceso, por lo que los baldíos o terrenos vacíos fungirían como un espacio idóneo para el desempeño de los vendedores.
Aunque los mercados sólo se colocan un día y en un horario establecido, en ocasionan perjudica las horas pico, las escuelas o instituciones que se encuentran en la zona.
Cuando se coloca un mercado rodante, se detecta por la cantidad de personas, el pasar lento de los autos, los ruidos del claxon que intentan apresurar a los peatones.
La basura que también debe ser retirada por los trabajadores o por el personal de limpieza, se extiende por las calles.
Vasos de elote, platos o vasos desechables, servilletas, bolsas, botellas de plásticos e incluso ganchos yacen en las calles.
Los semáforos que se ubican cerca de los cruces de estas vías, el día del mercado son ignorados, la desesperación de coches y peatones provoca un descontrol y desorden en los cruces.
Por lo del reglamento en el que se detalla la operación de un mercado rodante podría ser respetado una vez en que las autoridades consigan manejar su forma de trabajo ordenadamente.
Aprovechando espacios en desuso, lejanos a escuelas o lugares concurridos, así como calles y avenidas con tránsito pesado.
El “modus operandi” de las agrupaciones comerciales como los mercados, destacan las múltiples violaciones que se realizan en base al reglamento de mercados de cada municipio.