por Vanguardia/Especial
SALTILLO.- Al menos 65 muertes violentas de civiles inocentes, además de las de los tres miembros de la familia Siller Galindo, se han registrado en Coahuila los últimos dos años, como consecuencia de la lucha contra el crimen organizado.
Según las cifras disponibles, entre 2009 y lo que va del 2010, en la entidad, especialmente en la Comarca Lagunera, han sido abatidas 494 personas entre presuntos delincuentes, elementos de seguridad pública y civiles.
“La mayor parte de las víctimas son presuntos miembros de bandas criminales que se disputan el control de las plazas”, aseguró una fuente policiaca.
“Un número menor de decesos corresponden a integrantes de las fuerzas del orden que se enfrentan a la delincuencia”, añadió, “policías municipales, estatales y federales, e integrantes del Ejército Mexicano”.
La fuente sostuvo que aunque la menor cifra corresponde a las víctimas civiles, para la sociedad son muertes que lastiman más, pues se trata de personas absolutamente inocentes, incluyendo menores de edad que únicamente “estaban en el lugar equivocado, en el momento equivocado”.
La madrugada del domingo 24 de octubre, María Angélica Galindo Sánchez y sus hijos Ricardo, de 14 años, y Karen Alejandra Siller Galindo, de 18, murieron en Saltillo durante un enfrentamiento entre presuntos sicarios y elementos de seguridad pública.
Ese mismo fin de semana, en Torreón, un niño murió alcanzado por las balas durante un tiroteo y, en otro choque, tres delincuentes fueron abatidos por las balas.
El miércoles 6 de octubre en Monterrey, Lucy Quintanilla, de 21 años, fue asesinada por una bala perdida cuando un sicario intentó matar a otra persona.
Este suceso provocó consternación en la sociedad regiomontana y una fila de veladoras fue colocada desde el sitio de la muerte hasta la catedral.
INVESTIGAN A POLICíA
La Fiscalía General del Estado podría fincarle la responsabilidad por las muertes del domingo a Héctor Rodríguez Flores, jefe del Grupo de Acción, Tácticas y Estrategias (GATE).
Fuentes extraoficiales revelaron que las declaraciones rendidas por 10 detectives que tuvieron participación en el enfrentamiento, indican que recibieron instrucciones de su superior de disparar contra la camioneta en que viajaba la familia Siller Galindo.
El delito que podría enfrentar es homicidio simple doloso.
RECUERDAN A VíCTIMAS
Entre lágrimas, cantos y futbol, la directiva del Club Coyotes de Saltillo rindió ayer homenaje a Ricardo Siller Galindo, jugador de 14 años de edad.
En presencia de su hermana, Katy Siller Galindo, los miembros del equipo retiraron el número 35 en memoria de Ricky.
“Por los hechos lamentables se le cortó un sueño a Ricky, pero donde quiera que esté, sé que lo estará haciendo”, dijo Luis Salazar, director técnico de Coyotes.
En tanto en el Instituto de Enseñanza y Capacitación, escuela donde estudiaba la joven Karen Siller, se determinó que el altar de muertos será en homenaje a la alumna fallecida.
Por encargo de su maestra Susana Gabino, Karen llevaría una cazuela de mole y a cambio obtendría algunos puntos en la materia de Lectura y Redacción. Puntos, que realmente no necesitaba porque según su maestra era una alumna de 10.
Los héroes de la revolución no tendrán altar de muertos en el Instituto de Enseñanza y Capacitación. Ahora será en honor a Karen.
En el aula 7, los compañeros de “la güera”, como le decían, tendrán que recordar su comida favorita, comprar sus flores predilectas y escoger la mejor fotografía para ponerla en el altar. La verdad es que nadie quiere hacerlo. A todos les pesa llegar al salón y mirar la primera banca, de la segunda fila, vacía.
EL INICIO
Karen llegó al IEC apenas en agosto, dejó de estudiar un año y entró en la misma escuela que estudió su hermana mayor. En un inicio se inscribió en el turno matutito pero luego, para poder trabajar en el negocio de empanadas argentinas de su tío, tuvo que cambiarse al nocturno.
Ni siquiera soñaba que en ese turno iba a conocer a Gerardo Froyland Aguirre Sánchez. No imaginaba que él se iba a enamorar de ella y los maestros serían sus celestinos.
La profesora Susana Gabino recuerda que Froyland entraba a su clase y aunque iba dos grados arriba, se sentaba a escuchar las lecciones con tal de estar cerca de Karen.
“Todos bromeábamos con él, yo le decía que se fuera a su salón porque Karen jamás le iba a hacer caso. Ella se ponía roja y él le sonreía. Ya sabemos cómo son estas cosas del amor”, dijo la maestra Susana.