Nuevo León experimentó durante el sexenio de Natividad González Parás un “boom” en el rubro inmobiliario, que lo colocó a la cabeza a nivel nacional en la construcción de casas, principalmente de interés social.
A través de Infonavit miles de personas consiguieron un crédito para la compra de sus hogares, lo que permitió que las desrrolladoras transformaran los espacios vacíos de los municipios metropolitanos y periféricos de Monterrey en grandes fraccionamientos.
Sin embargo, esa vorágine de desarrollo es la que hoy tiene en jaque a las autoridades municipales y a los propios habitantes de las mencionadas áreas, pues la oferta inmobiliaria ha superado por mucho a la demanda, trayendo consigo problemas sociales y de servicios.
García, Juárez, Cadareyta, Zuazua y Ciénega de Flores son algunos ejemplos claros de este fenómeno, en donde los servicios básicos como recolección de basura, drenaje o alumbrado son insuficientes en algunos fraccionamientos, que a su vez están alejados de escuelas, centros médicos y comercios.
Pero ahora las familias están enfrentando una nueva problemática: las casas inhabitadas están siendo tomadas como nichos por los delincuentes, lo que pone en peligro a los colonos y devalúa su propiedad.
Por tal motivo, recientemente Infonavit lanzó una campaña a través de los medios de comunicación para que la gente “denuncie” las propiedades que en su colonia presentan esta situación y así evitar que alberguen huéspedes incómodos.
VIVIENDAS SÓLO SIRVEN
DE ESTADÍSTICAS
De acuerdo a Alfonso Robledo, diputado panista y vicepresidente de la comisión de desarrollo urbano en el Congreso, la proliferación de nuevos fraccionamientos durante el sexenio anterior, fue más una cuestión de estadística que social, pues la lejanía, el tamaño y costos de las viviendas ya indicaban que no serían habitables.
“Las casas se construyen demasiado lejos, demasiado baratas, demasiado chicas y se construyen para la estadística, para decir: tenemos el récord de casas construidas en un periodo sexenal, aunque las casas no vayan a servir realmente para que la gente viva ahí”, comentó el funcionario.
Y es que aunque es innegable que la creación de desarrollos urbanos en el área metropolitana y periferia ayudó a que miles de personas consiguieran un hogar, también es cierto que “a partir del segundo trienio de Natividad ya existían más casas que personas buscando esas casas”, así lo informó el diputado.
Muchas de esas propiedades nuevas fueron vendidas a compradores foráneos, que impulsados por el valor comercial de la vivienda utilizaron su crédito Infonavit para financiar una casa en Nuevo León.
“Una persona que tiene acceso a Infonavit cotizaba y podía tener una casa en Monterrey simplemente porque valía más que la que podría tener en otro estado de la República, entonces tenemos casas deshabitadas”, dijo Alfonso Robledo.
Debido a los desarrollos habitacionales, la población de los municipios creció de manera exponencial. Tal es el caso de General Zuazua que pasó de 6 mil 985 habitantes en 2005, de acuerdo al II Conteo de Población y Vivienda de la INEGI a 55 mil 213, cifras del más reciente censo del instituto.
El crecimiento no planeado de los municipios acarreó serio problemas en cuestión de servicios, mismos que ahora se están convirtiendo en el dolor de cabeza de las alcaldías.
“Municipios como Zuazua, de tener 20 mil ó 10 mil habitantes, crecieron a 50, casi 100 mil habitantes sin que esto pudiera ser planeado, simeplemente una especie de boom por fraccionar, venderle al Infonavit y en todo caso dejarle la bronca al municipio del drenaje, de escuela, de transporte, de educación, de salud, de servicios básicos en general”, informó el diputado.
Meses atrás el alcalde de García, Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, ya había denunciado ante los medios de comunicación esta problemática, pero nadie ha atendido el llamado, pues la ley no contempla una sansión para las desarrolladoras.
Por tal motivo, lo que la actual legislación estatal aprobó fue “reformar la ley de desarrollo urbano, primero para hacero más grandes las casas, que se ofrecen como de interés social y segundo para que el plan de desarrollo urbano que está estipuldo para 30 años, no pueda ser modificado por una alcalde o por un gobernador sin que tenga que cumplir con un proceso de consulta ciudadana y además si lo hace sin estos debidos pasos pues tenga una sanción inclusive penal”, informó Alfonso Robledo.
VECINA INCONFORME
Karla Ramírez es el nombre que le daremos a una mujer que prefiere guardar el anonimato, pero que día a día convive con los muros rayados y maleza creciente de las casas aledañas a su hogar, esas que nunca han sido habitadas o sólo de manera temporal por población flotante.
Desde hace cuatro años vive junto a su familia en una pequeña casa de dos recámaras, ubicada en la colonia Real de Palmas de General Zuazua, Nuevo León, en donde el déficit de población en relación a las casas habitación es notorio.
“Hay mucha casa sola, los vecinos son contados porque vienen aquí, se quedan un año, no aguantan y se regresan de donde vienen”, dijo la colona.
La insuficiencia en los servicios y el costo de los mismos han sido factores determinantes para que la poca población existente se esfume de estos fraccionamientos.
“En este sector hay demasiadas casas solas, si te das la vuelta para allá (señala) te vas a fijar que hay más casas deshabitadas que habitadas, es el mismo problema de que habíamos muy poquitos vecinos, la gente se va porque aquí batallas para todo. Nadie aguanta porque aquí está muy caro todo y hay necesidad de muchas cosas, estamos alejados de todo”, dijo.
La ausencia de población es tal, que este tipo de sectores se han convertido en un foco de atracción para delincuentes, los huéspedes incómodos que además de bandalizar las zonas, devalúan las propiedades de los residentes.
“La verdad sí ha sido peligroso porque ahorita como está la delincuencia vienen muchas personas a drogarse en las casas solas, se meten a robar y guardan ahí las cosas en las casas solas”, indicó Karla.
Los infractores ven también en las casas abandonadas una potencial fuente de ingresos, pues de ellas extraen las ventanas, puertas y cableado eléctrico.
“Después de un año que llegamos a vivir, la gente de otras partes se empezaron a dar cuenta de que ya no vivía nadie y se empezaron a llevar las cosas: las puertas, las ventanas, los vidrios”, comentó la vecina.
Si se recorre con atención el fraccionamiento, el común demoninador de cada calle será el mismo: casas solas, deterioradas, marcadas con graffitis, sin puertas, sin ventanas o con cristales rotos y con gran cantidad de hierba en su entrada y jardín.
Debido a la falta de vigilancia mucha gente se posesiona de las propiedades y las acondiciona mientras viven en ellas, pero una vez marchándose se llevan lo que trajeron.
“La gente que se mete le pone las cosas, las puertas y las ventanas, pero ya cuando se salen, le quitan las cosas y otra vez se quedan así”, mencionó la colona.
Con el fin de aminorar la problemática, los vecinos reúnen una pequeña cooperación para limpiar la maleza de la entrada de algunas casas inhabitadas para evitar riesgos sanitarios.
“Nosotros los vecinos pedimos una cooperación, nos juntamos y las limpiamos, porque el municipio nada más nos dice que cortemos la yerba y ellos mandan el camión para recolectarla, pero ellos nos deberían de ayudar a cortarla o a cerrar las casas porque sí hay mucha delincuencia e infección para los niños porque las casas están todas sucias porque se meten los drogadictos ahí y dejan su mugrero, está lleno de ropa sucia, de todo lo que traen”, mencionó.
Constantemente los pocos colonos que aún permanecen se reúnen y buscan enfrentar la problemática, muchos de ellos ni siquera viven en casa propia, son rentadas pero el malestar es el mismo; sin embargo, prácticamente todos están atados de manos.
Por más ayuda que han pedido al municipio para que cierre las casas y evite que se conviertan en nidos de malechores, éste les dice que no está dentro de su alcance, pues le corresponde a la compañía desarrolladora o al propio Infonavit.
Por tal razón, Karla y sus vecinos piden a la institución que amplíe su criterio para otorgar créditos y así un mayor número de personas accedan a un patrimonio.
“Le pediríamos a Infonavit que le diera la facilidad a mucha gente que no tiene casa, darle la facilidad de que vaya pagando y que esté habitada la colonia porque mucha gente no tiene casa y aquí hay muchas solas”, puntualizó.
AL RESCATE DE
LAS VIVIENDAS
Los inmuebles señalados por Karla en la colonia Real de Palmas son tan sólo algunos de las 700 que el Infonavit clasifica como viviendas abandonadas, es decir, aquellas que se encuentran vacías o en cartera vencida.
Por lo cual, con el fin de asegurar el patrimonio de los acreditados, el instituto lanzó una campaña para recuperar las propiedades que encajan en ese estado, solicitando el apoyo de la población para que advierta la ubicación de las casas, que podrían afectar el patrimonio.
Una vez que se recibe el reporte, el procedimiento que sigue el Infonavit es: confirmar la situación del inmueble, la situación legal y la situación de crédito.
Si se comprueba que la vivienda cuenta con un préstamo del Infonavit se intenta contactar al acreditado para conocer si tiene un problema y ofrecer alguna alternativa de solución con el fin de que regularice su situación.
Si el acreditado no quiere conservar la propiedad o no se puede contactarlo y la cuenta está vencida se inicia el proceso de recuperación.
El sueño de tener una casa propia para Karla Ramírez se desvaneció al poco tiempo de que financió un inmueble en la periferia de Monterrey. La falta de servicios, la lejanía y ahora la inseguridad que impera en su fraccionamiento ha transformado la frase de “hogar dulce hogar” en “amargas paredes”. v