Silvino Jaramillo Osorio, “el maestro Silvino”, periodista, músico, hermano, padre, el amigo de todos, será recordado por miles de estudiantes y ex alumnos en el Estado, tras su partida de este mundo el pasado 22 de abril.
La comunidad universitaria se enlutó al despedir a uno de los mejores profesores de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que dejó huérfanos no sólo a sus hijos, sino a decenas de periodistas. A sus 87 años de edad, era todo un manantial de cultura para los estudiantes y ex alumnos de la Facultad de Ciencias de la Comunicación -escuela de la cual fue precursor-.
Ahora su nombre será inmortalizado en un aula digital en la FCC, evento al que él acudiría, pero el destino no lo permitió.
El docente tenía una sonrisa bonachona y se caracterizaba por ser un maestro exigente, muy claro en sus ideas. Además fue catedrático en el Colegio de Periodismo.
Originario de Valle de Bravo, Estado de México -donde se graduó de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García-, llegó a Monterrey en 1955 para dirigir el Coro de la Ciudad de los Niños.
En el Distrito Federal dirigió los coros “Oferón Infantil Mexicano”, “Voces de México” y “Centro Gallego”; en tanto, en la capital nuevoleonesa también dirigió “Niños y Cantores de Monterrey”.
Aunque estaba jubilado acudía a la Facultad para reunirse con estudiantes y ex alumnos, asimismo escribía sus columnas y editoriales, como “La vuelta a la manzana” y “Epigrama”, en el periódico El Porvenir y escribió varios libros entre ellos “Navidad, crónicas y villancicos”.
Su vida se detuvo cuando su corazón dejó de latir a las 14: 00 horas del domingo 22 de abril, noticia que causó conmoción en la comunidad regia, pero él vivirá siempre en quienes en vida fueron sus aprendices, sus discípulos.
El maestro Silvino tuvo cuatro hijos: Silvia Teresa, Alma Rosa, Silvino Alberto y Martha Cecilia. Además de 12 nietos y un bisnieto. Y es considerado como un personaje valioso en la cultura de los nuevoleoneses.
Una vez que la comunidad se enteró de su muerte, los mensajes de muestra de cariño para el catedrático y su familia corrieron como pólvora a través de las redes sociales. Incluso recordaron algunas frases del docente.
“Un buen periodista gana para vivir, quien vive con lujos es porque no es buen periodista, Silvino Jaramillo”, cita uno de los comentarios.
“Me decía ‘el muchacho bobo’ y ‘muchacho cachuchón’ porque siempre usé gorra en clase. Me mandaba a contar lagartijas al cerro, y en base a eso hacer nota, entrevista y reportaje. El paso del tiempo me hizo ser un amigo más de los conciertos de la OSUANL”, escribió el profesor Saúl González.
Fueron cientos de mensajes que deseaban a Jaramillo Osorio un descanso en paz y la pronta resignación para su familia.
Su cuerpo fue velado en las capillas Benito M. Flores, ubicadas en avenida San Jerónimo, lugar al que se dieron cita decenas de docentes, familiares y amigos. Posteriormente se realizó una misa de cuerpo presente en la iglesia El Carmen, para finalmente sepultar sus restos en el Parque Funeral Guadalupe.
“¡Hasta siempre, profesor!”, expresaron los presentes en la despedida.
Sus seres queridos
lo recuerdan
“Es una pérdida irreparable, fue un excelente compañero, amigo, el maestro estuvo en el Colegio de Periodismo en 1974 y se jubiló en el 2003, y a pesar de eso siempre lo invitábamos a la escuela a conferencias, era un gran maestro en todos los sentidos. Siempre lo admiré porque era una persona que andaba contenta en todo momento, siempre sacaba algo positivo”, mencionó Lucinda Sepúlveda, directora de la Facultad de Comunicación.
“Siempre trató de darme consejos, lo seguía frecuentando y me seguía regañando como cuando era su alumno, lo estimaba bastante, es una gran pérdida por el gran hueco que deja en toda la gente que lo estimamos. Algo que yo creo que todos conocemos de él, es que era muy estricto, era una persona que cuando te decía la nota está mal, estaba mal y tenías que hacerla otra vez, incluso tenía una forma de ironizar bromeando, ¿quién no se llevó un regaño de él?”, expresó Roberto Silva Corpus, ex director de la Facultad de Comunicación.
“Lo estamos promoviendo para que se le haga un busto en la plaza fundadores porque fue de los pioneros de la escuela, para nosotros es un icono dentro de la universidad. Es muy triste la noticia, nos deja todo un legado de amor para los compañeros y maestros. Fue un gran periodista de la comunidad regia. Hace tres años le dimos una serenata en su cumpleaños y por primera vez, vi una lágrima en su cara y dijo ´ahora me puedo morir a gusto’, él se encontraba muy satisfecho, siempre nos recibía en su casa como sus hijos. Quería mucho al maestro Lewis (Dawston Story) como su hijo, en la escuela siempre le dio clases, y todos lloramos, estamos tristes por la noticia, ahora ya está descansando en la gloria, porque se lo merece”, mencionó el maestro Alejandro Sandoval.
“Como fue de profesor, fue como padre, muy estricto. Yo lo tuve como maestro todo el tiempo y cada momento lo buscaba para darnos una enseñanza, entendíamos su forma de ser crítico, era muy bonita nuestra relación. Una vez le pusimos a un equipo `asturias´ y él dijo que mejor `angustias´, cuando nos vio perder, son cosas que uno recuerda con cariño. Lo que me comentó es que al venirse a Monterrey fue como un corte en su carrera de músico, pero la combinó con el periodismo y fue muy feliz”, expresó Silvino Alberto Jaramillo, uno de los cuatro hijos del maestro Silvino.
“Estamos con una enorme tristeza, fue un hombre de una gran calidad humana, un excelente amigo, padre, hermano, un hombre que hacía honor a lo que pensaba y a lo que hacía, que tenía una inmensa modestia y una gran sabiduría, son de esas personas que dejan huella tanto en sus amigos, alumnos, como en su familia, estoy muy triste. Él siempre decía que entre la educación y el periodismo, el eje que los unía era la verdad y que como profesionistas no podíamos ser improvisados, sino llegar al fondo con valores”, comentó la docente Hermila Martel.
“Lo considero un gran maestro forjador de muchas generaciones de periodistas, yo fui uno de sus tantos alumnos en la facultad y tenemos muy en mente toda su enseñanza, fue muy estricto, muy rígido, pero siempre muy certero en sus comentarios, te hacía ver la realidad, tus errores y aprendías, porque aprendías con él, excelente maestro que también se desarrolló en el ámbito musical y combinó su vida con el periodismo. Que descanse en paz. Nosotros lo frecuentábamos muy seguido en su casa, un grupo de maestros que nos llamábamos ´los tardeadores` porque pasábamos las tardes, merendábamos, comíamos, a veces cenábamos y él platicaba muchas anécdotas de su tierra natal. Algo que recuerdo es que a los 20 años le llevé un trabajo y me puso 90 y como era muy bromista, me dijo `no sé por qué te puse 90 si no lo merecías, he de haber estado muy ocupado, por qué razón te pondría 90´, excelente maestro, ojalá y tuviéramos muchos como él”, expresó el catedrático Sergio Manuel de la Fuente.
“Nunca pensamos que iba a ocurrir esto, pero nuestra escuela desde hace más de 15 días proyectó que el día internacional del libro se lo destináramos al maestro, como escritor y hoy, muchos alumnos del área de periodismo y ex alumnos se hicieron presentes en la biblioteca para la ceremonia, donde el maestro estuvo presente espiritualmente. Otro aspecto importante es que en la escuela contamos con un aula digital y el jueves (26 de abril) teníamos citado al maestro para dar una plática e íbamos a aprovechar para darle una sorpresa, de que esa sala digital llevará su nombre, esto es un proyecto y continuará; es uno de los pilares de la cultura nuevoleonesa como escritor, periodista, como maestro de música. Hemos perdido a un personaje importante de la cultura en nuestro Estado, pero a través de su obra siempre estará con nosotros, es de los hombres que no mueren, son hombres que a través de su obra seguirán eternamente”, dijo el profesor Napoleón Nevárez Pequeño.
“Fue el primer maestro que tuve en la facultad, me dio redacción, siempre llegaba muy temprano a las siete de la mañana, exigía mucho, te regañaba, pero no sentías el regaño como tal, porque estaba sonriendo, fue uno de los mejores maestros que tuvimos en la facultad, le falló su corazón, se nos adelantó, pero para allá vamos todos”, expresó la maestra María Teresa Álvarez Monterrubio.
“Don Silvino era una persona muy bohemia, nosotros dentro de la Facultad de Ciencias Químicas estábamos en una estudiantina y dos de sus hijas también y éramos muy alegres, cuando cumplía años él o la señora nos íbamos a festejarlos a la Ciudad de los Niños, hace más de 30 años, era un excelente padre, amigo, compañero y maestro. La primera vez que nos conocimos fue por la música, y hoy tuve que venirlo a despedir como nos conocimos, por medio de la música”, expresó don Gonzalo Reyes, minutos después de tocar con su armónica “Las mañanitas” y “Las golondrinas” a un costado del ataúd donde reposaba el cuerpo del maestro Silvino.