Luis Guerrero, Thelma Sandler, Emmanuel Elizondo, Vicky de la Piedra, Irma Idalia Cerda, Alberto Marcos, Catherine Bench, Rocío Licón y Jesús Flores son los nombres de los talleristas que bajo la tutela de Hernán Galindo, incursionan en el mundo del teatro.
Galindo, con gran trayectoria como director, realizó este curso en el cual la mayoría de los nuevos escritores tuvieron su primera experiencia ante un público.
El evento se realizó los fines de semana durante el mes de agosto, en el teatro del Instituto Mexicano Norteamericano y de Relaciones Culturales.
“El ciclo se llama Teatro para la Oreja, porque consiste en un primer paso de crear obras que lleguen al escenario de manera leída, a veces llamado teatro dramatizado o Compresencias, que es producto de un grupo de jóvenes que participan en mi taller de teatro”, expresó Galindo, quien ha escrito más de 50 obras de teatro y dirigido el doble en puestas de escena.
Durante este ciclo participaron actores destacados como Luis Martín, Alfonso Alvarado, Laura Ramble, Claudia Abrego, Ofelia Arredondo, Claudia Marín, así como jóvenes valores como Allan Durell y Roberto Alanís, entre otros.
“En cada una de estas lecturas tienes invitados, dependiendo de las obras que se presenten, con el fin de realizar buenas presentaciones”, dijo quien presentó además Más bueno que el pan, obra que inauguró este ciclo.
Galindo señaló que en su curso de Composición Dramática, que realiza desde hace tres años, los temas son variados pues sus autores incluyeron comedias, estudios antropológicos para jóvenes, temas históricos y hasta adaptaciones a diversas obras de Ulises o Juan Rulfo.
“El taller se realiza en 10 sesiones por temporada y este grupo ha crecido de una manera interesante, porque hemos revisado antecedentes históricos, géneros teatrales, composición, diálogos; trabajamos obra corta y grande en diversas temporadas; la verdad es que me siento muy satisfecho con lo logrado por el grupo”, indicó.
La creación de una obra inicia con la revisión de la técnica, donde se afinan los detalles básicos de una composición literaria.
“Empezamos con ejercicios y cuando ellos ya componen una obra corta de unas cinco páginas es porque ya tiene un background (base) de composición dramática; siendo así cada quien hace una sinopsis sobre cómo estructuró sus personajes, su argumento, para después leerla y pasar por la crítica de todos sus compañeros, para volver a trabajar de nuevo su obra para mejorarla”.
Quien es Premio Nacional de Teatro INBA/ Gobierno de Baja California por dos ocasiones agregó que los talleristas tienen diversas ocupaciones, entre comunicólogos, periodistas, amas de casa y hasta jóvenes cineastas que les ayuda para elaborar guiones para la pantalla grande.
“En el teatro todo se dice en base a diálogos, la historia se escribe en las interacciones entre los personajes, para después aprender a hacer cine o televisión; el teatro aunque es diferente sirve como muy buena experiencia para aprender a elaborar guiones para cine y hasta para radio”.
Galindo dijo que enfrentarse al público toma otra dimensión para los autores, pues al ser leída su obra por otras personas, les ayuda a recibir la crítica de una masa que en ocasiones es dura e implacable.
“Ultimamente estoy escribiendo por las mañanas muy temprano, porque cada vez duermo menos; a veces a las 6:30 ó 7:00 de la mañana, estoy una hora escribiendo con constancia”, dijo sobre su rutina de escribir, que combina con la dirección y producción de obras teatrales.
En ocasiones, continuó, al escribir no crea un esquema completo, pues le gusta sorpender al espectador con finales originales.
“Es cierto que cada quien tiene su estilo, pero yo escribo de una manera cronológica, me gusta dibujar también a los personajes, definir el número de éstos, sus conflictos propios, para luego combinar sus interacciones para lograr una buena historia”.
En ocasiones de una sola obra pueden salir muchas posibilidades, por lo que resulta difícil para el director de la Opera La Traviata, es ceñirse a un solo espacio y tiempo reducido.
Galindo además presentó en este ciclo la lectura de Expreso a Nomeolvides, que a diferencia de la primera Más bueno que el pan, es una pieza de tipo tragedia moderna sobre el enfrentamiento del hombre con la realidad.
“En esta última obra es un exiliado español que convive con una criada indígena; casualmente, no había visto esto, ambas obras hablan de hombres mayores que tienen cuestionamientos con su entorno, pero la primera obra es más bien una comedia”, señaló el autor de Los no parientes (Col. Drama, UANL), libro que fue leído en el Teatro de la Ciudad con la participación de los actores Silvia Pasquel y Alberto Estrella.
Thelma Sandler, psicóloga, es la autora de Cómplice de la historia, que aborda la historia de Gilberto Bosques, un cónsul mexicano que vivió en Francia durante la Segunda Guerra Mundial y que salvó a miles de españoles y judíos.
“La historia está basada en un hecho real, porque Bosques salvó a muchos republicanos perseguidos por Franco, como a judíos que estaban en los campos de concentración.
“Tal vez salvó a cerca de 40 mil personas de morir y me llamó la atención que en México nadie lo conoce”.
Después de ver un documental hace cerca de año y medio, ella empezó a realizar una investigación sobre Bosques, por lo que aprovechó el taller de dramaturgia para llevar a cabo su proyecto.
“Participan en la lectura un grupo de jóvenes que empiezan en el teatro como Rocío Licón y Domingo José”, expresó.
Otras de las obras que fueran leídas durante el mes de agosto son La sombra del payaso (por Luis Guerrero), Amodio (por Emmanuel Elizondo), Más vale pobre pero honrada (por Irma Idalia Cerda), Una vela para Ulises (por Alberto Marcos) y Los árboles de la vida (por Catherine Benich).
Durante las lecturas asistió público en general en la sala del IMNRC y se constató una buena respuesta, que augura un futuro promisorio para los nuevos autores de teatro.