
La noche del viernes 1 de agosto las balas de la corporación emblema del sexenio de Rodrigo Medina, Fuerza Civil, arrebataron la vida a Rolando García Sánchez, un joven golfista de 32 años que tuvo el infortunio de “portar” un arma deportiva en el lugar y el momento equivocados.
Y es que acorde a la información proporcionada en rueda de prensa por el procurador del Estado, Adrián de la Garza, el residente de la colonia La Estanzuela, llevaba un arma falsa con la que supuestamente amagó a una familia y minutos después a los uniformados de la corporación, lo que desencadenó el fatal desenlace.
Sin embargo, la estela de dudas rodea el caso desde el momento en el que se registró, ya que mientras las autoridades lo colocan como un presunto delincuente, en acciones que aún no terminan de convencer a la opinión pública, sus familiares y amigos lo consideran una persona íntegra y sana, avalado por sus múltiples reconocimientos y estilo de vida.
Han transcurrido varios días desde la noche en la que la familia García Sánchez perdió a un miembro y las incógnitas de sus seres queridos continúan en el aire: ¿quién accionó el arma de fuego?, ¿en dónde quedaron las pertenencias de Rolando, incluyendo el dinero?, ¿por qué se asegura que estaba armado? y ¿cuál será el futuro de sus deudos?, son tan sólo algunas de las preguntas sin respuestas que se formulan en la casa de la colonia La Estanzuela.
Pero más allá de las interrogantes, la familia desea que el nombre de su hijo sea limpiado de las acusaciones, que aseguran, fueron inventadas por las autoridades estatales para justificar “el error” de los elementos de Fuerza Civil.
“Mi hermano no era ningún delincuente como lo están marcando ahí (las autoridades). Mi hermano estaba dedicado a su trabajo totalmente, a su familia. Era un profesional del golf, aquí tiene sus trofeos”, señaló Norberto García Sánchez, hermano mayor del ahora occiso.
“Se nos hace raro que nos quieran ver la cara de tontos o creer que (mi hermano) estaba solo. Era una gran persona, humanamente muchas personas lo conocían. Tenía a mucha gente conocida como amistades. De hecho, a varios jugadores de futbol les dio clases de golf virtual”, agregó.
Y es que Rolando, no tenía antecedentes penales, por el contrario su historial personal y profesional estaba marcado por “venir desde abajo” y consagrarse en la élite golfista del estado.
EL GOLF, SU VIDA
Minutos después del incidente, los medios de comunicación informaron que un “caddie”, como se les conoce a las personas que asisten a los golfistas mientras practican el deporte, fue abatido por elementos de Fuerza Civil, luego de intentar asaltar a una familia, pero la información estuvo plagada de inconsistencias, de acuerdo a la familia.
Más por necesidad que por gusto, saliendo de la secundaria, Rolando y Norberto se convirtieron en “caddies” en campos de la ciudad para ahorrar dinero y continuar sus estudios. El oficio no era nuevo en la familia, pues sus tíos habían hecho lo mismo años atrás.
Sin embargo, el sabor por el exclusivo deporte hipnotizó rápidamente a Rolando, quien ya era instructor con certificación en México y Estados Unidos.
“Muchos de mis tíos fueron ‘caddies’, uno ahorita es profesional de golf. Mi hermano fue instructor de golf en Allende. En la casa no había lana y estábamos chavos y para estudiar teníamos que trabajar. Salimos de la secundaria los dos y nos fuimos como ‘caddies’. A él le nació eso, ya lo traíamos en la sangre de mis tíos, de generaciones”, comentó Norberto.
La pasión por el golf llevó a Rolando a codearse con personajes del deporte, espectáculo e intelectuales de la ciudad y también a ganarse el sustento de su familia, del cual no podía quejarse.
“Él no tenía ninguna necesidad de, como cuentan, andar amagando a una familia ni a los policías. Económicamente a él le iba muy bien, no tenía necesidad de hacer nada”, expresó Norberto.
Recientemente el joven de 32 años y padre de dos menores, también contaba con un programa en Internet en el que abordaba todo lo relacionado al mundo del golf, con planes para después ingresar a la televisión.
Sin duda, la vida de Rolando estuvo marcada por el césped, los hoyos y los palos, al grado de que un campo de golf fue el último espacio que pisó antes de que le arrebataran la vida.
Hoy, los trofeos, copas, medallas y reconocimientos obtenidos durante 15 años de vida en el golf lo acompañan en el pequeño altar que su familia le colocó en la sala de su casa, mientras que el sinfín de anécdotas vividas en los campos de Valle Alto, el Campestro, el parque Río y el Sol, entre otros, se escuchan en la atmósfera.
Aunque con menor intensidad, el regiomontano también disfrutada de la pesca, actividad que practicaba mínimo una vez por semana.
HOMBRE DE CASA
Si como deportista Rolando era bueno, como padre de familia era mejor, acorde a su hermano.
Miembro de una familia de cuatro hermanos, Rolando dejó huérfanas a dos pequeñas de 13 y 10 años, una viuda que aún no encuentra el consuelo y a unos padres y hermanos que quisieran estar en una pesadilla.
Y es que la familia García Sánchez siempre tuvo una convivencia muy sólida, a pesar de que con el paso de los años, dos de sus miembros se mudaron a vivir al municipio de Allende.
Rolando vivía con sus padres en la colonia La Estanzuela, en donde la convivencia familiar crecía día con día. Cada mañana era un día de aventuras para los hermanos, quienes compartían su gusto por las carnes asadas, los Rayados de Monterrey y las pláticas.
La última reunión que congregó a la familia García Sánchez fue la semana previa a la muerte de Rolando y aunque estaba pactado un nuevo encuentro para el sábado 2 de agosto, en esa fecha la familia se reunió, pero para reconocer el cadáver del joven golfista.
“Nos íbamos a juntar ese sábado en casa de mi hermana en Allende para hacer una cena, mis papás ya estaban allá, mis hermanas, su esposa y sus hijas, nada más faltaba yo y él, pero yo no me podía ir porque tenía que avisarle”, dijo Norberto.
“Siempre hemos sido una familia muy unida. Jamás hemos tenido altercados fuertes, ni con la justicia ni con ninguna persona. Mi hermano, en lo que cabe, es una persona íntegra, que no merece que estén hablando así de él si no lo conocieron. Era muy familiar, muy de casa”, añadió.
Fue precisamente esa comunicación y esa unión familiar, la que les permitió identificar el cuerpo “no nombre” que las autoridades entregaron en el Semefo.
La mañana del sábado 2 de agosto, Norberto se dirigió a su casa porque tenía problemas con una llanta de su auto y quería que su hermano Rolando le ofreciera “un aventó”.
Al llegar a la casa de sus padres se percató de que el auto de su hermano, un Spirit blanco modelo 1998, no se encontraba estacionado. El hecho le dio mala espina, que se convirtió en preocupación cuando al preguntar a sus padres, ambos dijeron desconocer si el joven golfista había llegado a dormir a su casa.
La búsqueda de Rolando comenzó y al mismo tiempo se dio a conocer el rumor de que una persona había sido asesinada en un auto blanco en la entrada de la colonia, la notica lo dejó helado, ya que Rolando tampoco contestaba celulares.
Luego de ver las fotos en Internet del ataque de Fuerza civil y de cerciorarse de que se trataba del auto de su hermano, Norberto se comunicó a Locatel, en donde le indicaron que tenía que ir al Semefo para identificar el cuerpo, el cual llegó como “no nombre”, a pesar de que en su cartera el joven contaba con identificaciones.
“Es parte de la serie de irregularidades que ellos (las autoridades) tuvieron y con las que quisieron ganarle tiempo al tiempo, pero somos una familia unida”, señaló Norberto.
LIMPIAR SU NOMBRE
Tanto las autoridades como algunos medios de comunicación se han referido a Rolando García Sánchez como “delincuente”, pues de acuerdo a las versiones oficiales portaba un arma con la que intentó asaltar a una familia y amagar a elementos de Fuerza Civil, una teoría que dista mucho de la realidad, en palabras de su familia.
“Te puedo apostar que es mentira (que portara arma) porque un día antes, él y yo lavamos los carros, los lavamos y sacamos todo. Yo sabía lo que él traía. Por eso también me di cuenta que le faltaban cosas, que le quitaron cosas de ahí”, mencionó Norberto.
“Le quitaron objetos de valor, le quitaron ‘su raya’, le quitaron la venta, porque vendía todos los productos de golf porque también le hacía la luchita para traer más dinero para su familia”, agregó.
Acorde a su hermano Norberto, la escena recreada por las autoridades está llena de irregularidades que no han podido justificarse.
“Lo acribillaron porque se dieron cuenta que la regaron y quisieron tapar sus cosas. Lo mataron a 300 metros de mi casa. Es imposible que (como se dice) haya venido muy recio porque hay dos bordos entrando al (sector) Sabino, si hubiera venido muy recio hubieran quedado marcados ahí los tallones, pero no están marcados porque no venía recio”, indicó con indignación su hermano.
“No hubo balacera tampoco porque no hay ninguna marca en las paredes. Todo eso está muy extraño. Creo que fuimos confundido y cuando se percataron que la regaron quisieron tapar el sol con un dedo y no se puedo”, agregó.
A pesar de que el procurador Adrián de la Garza indicó que el ejecutivo ordenó una investigación profunda y todo el apoyo a los familiares de las víctimas, lo cierto es que hasta el cierre de esta edición ninguna autoridad se había acercado a la familia para ofrecer ayuda.
El apoyo lo requieren especialmente para las dos huérfanas y la viuda que dejó Rolando.
“Nadie se ha acercado acá, no ha venido nadie. Aquí nosotros estamos haciendo lo que podemos como familia porque realmente nos dolió mucho que a él apenas sus sueños se le estaban realizando y que se lo haya cortado de tajo la vida”, comentó Norberto.
“El apoyo no lo pedimos para nosotros, ni la indemnización para nosotros, lo pedimos para ellos. Que si lo arrancaron de tajo, mínimo que arreglen algo lo que hicieron”, añadió.
El dolor es grande, pero no se ofuscan, la familia García Sánchez señala que no estigmatizarán la labor de la corporación ni de las autoridades estatales, pues “no todos los policías son iguales”.
“Uno comete errores y hay que saber afrontarlos. Si el policía tuvo el error de disparar, es un ser humano como cualquier otro, pero no significa que todos los policías son malos”, mencionó Norberto.
“Nosotros somos personas que no le deseamos el mal a nadie, sólo queremos justicia. Que si alguien disparó y está consciente de lo que hizo que lo acepte, que reconozca que cometió el error. Nosotros no vamos a tener nada en contra de él, pero la Ley es la Ley”, agregó.
El lunes 4 de agosto, entre llanto y desconcierto los restos de Rolando fueron dejados en el panteón Jardines del Descanso en La Estanzuela, en una ceremonia a la que asistieron cientos de familiares, amigos y conocidos.
Y mientras las autoridades esclarecen cómo sucedieron los hechos, una familia sólo piden justicia en la tierra ya que, aseguran, de la justicia divina nadie se escapará.